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Visita al Santuario de Torreciudad, todo un centro de peregrinaje en Aragón

En pleno Prepirineo aragonés, el Santuario de Torreciudad forma parte de la Ruta Mariana, siendo un lugar de culto y penitencia para los cristianos

Texto de Armando Cerra – Imágenes de la página web del Santuario de Torreciudad

Cuando los viajeros se adentran desde el Somontano de Barbastro hacia Aínsa y otros lugares de la Comarca de Sobrarbe por la carretera A-138 hay una imagen que siempre llama la atención. Se trata del perfil inconfundible del Santuario de Torreciudad en una loma del término municipal de Secastilla, en la Ribagorza, y asomado sobre las aguas azules del embalse de El Grado.

La estampa es más que sugerente e, independientemente de las creencias religiosas de cada cual, tal vez os hayáis planteado en alguna ocasión acercaros hasta allí para verlo más de cerca. Hoy nosotros vamos a visitar el Santuario de Torreciudad, aunque sea de un modo virtual.

Quizás penséis que se trata de un recinto religioso nuevo y surgido al amparo del Opus Dei. Eso es verdad, pero también es mucho más. Los peregrinos y creyentes de los alrededores ya llegaban hasta este rincón del Prepirineo hace unos 1.000 años, desde que se construyó allá por el siglo XI una ermita románica en este enclave y se comenzó a venerar ahí la talla románica de una Virgen negra a la que los vecinos le atribuyeron desde muy pronto poderes sanadores.

Esa escultura todavía se conserva y de ella os vamos a hablar un poco más adelante. Así como también se mantienen los restos de la ermita medieval de Torreciudad, auténtico origen del santuario actual. Y es que a la vieja ermita llevaron a comienzos del siglo XX a un niño enfermo llamado José María. Un crío nacido en 1902 en la cercana población de Barbastro y que pese a padecer una grave enfermedad, acabó curado de sus dolencias. Años después ese niño se convirtió en sacerdote y antes de cumplir los 30 años fundó el Opus Dei, pasando a ser conocido como Josemaría Escrivá de Balaguer.

Y mucho más tarde, cuando el Opus Dei ya era una institución de referencia para la Iglesia Católica, Josemaría Escrivá de Balaguer impulsó la construcción del Santuario de Torreciudad junto a la pequeña ermita románica que había visitado niño. Y ahí sigue integrada en el conjunto monumental actual.

Para la obra se contó con el arquitecto Heliodoro Dols, de origen valenciano y que posteriormente ha trabajado en otros lugares de Aragón. Por ejemplo, participando en el diseño del Museo del Foro Romano de Zaragoza, el del cubo de ónice que hay junto a La Seo. Pero eso fue mucho después, ya que las obras de Torreciudad se desarrollaron entre 1970 y 1975. De hecho fue inaugurado en el verano de ese año, muy pocos días después del fallecimiento de Escrivá de Balaguer en Roma.

En cuanto al diseño de Torreciudad, se trata de una obra de aires muy contemporáneos, dominada las formas geométricas y las líneas sobrias, todas ellas concebidas a partir del uso del ladrillo, mucho más versátil de lo que se pueda imaginar. El resultado es moderno y al mismo tiempo consigue una integración armónica con el entorno natural, sea, con las aguas del embalse, con el verde vegetal o con el ocre del terreno, por no hablar de su capacidad para resaltar sobre el horizonte y las cumbres pirenaicas a lo lejos. 

Es un lugar para contemplarlo desde la distancia, pero también para acercarse y transformarlo en un fabuloso mirador sobre los alrededores, ya que el punto elegido para levantar el santuario es magnífico para observar esta parte de la provincia de Huesca donde confluyen la Ribagorza, el Somontano y el Sobrarbe.

Y una vez que nos acercamos, se debe aprovechar para ver el recinto religioso. El Santuario tiene dos niveles diferentes. En la parte superior está la gran nave donde se celebran las ceremonias más multitudinarias, que también tienen eco en la gran explanada abierta a cielo abierto. Mientras que abajo aparece la cripta, así como varias capillas dedicadas a la Sagrada Familia, la Virgen del Pilar, la de Guadalupe y la de Loreto.

En cuanto a la figura medieval de la Virgen de Torreciudad se integra en el nuevo retablo que labró en alabastro el artista Joan Mayné. Un retablo que homenajea otros grandes retablos aragoneses como el de La Seo del Salvador de Zaragoza o la Catedral de Huesca. Y precisamente en el centro de esa obra del siglo XX se integra la figura románica. Por cierto, el propio escultor años más tarde incluyó una imagen de Josemaría Escrivá.

Este retablo es uno de los encantos del Santuario por su calidad y por la presentación vanguardista que tiene actualmente. Por una parte hay una proyección de video-mapping llamada “El retablo te cuenta” que muestra los mensajes piadosos que transmiten las figuras. Mientras que la opción llamada GIGAPAN acerca mediante el móvil los detalles más minuciosos de la obra.

Esta apuesta por una presentación moderna también se ve en las exposiciones visitables. Una se llama “Vive la experiencia de la fe” y otra es “Una devoción milenaria” en la que se descubre la historia que rodea a Nuestra Señora de Torreciudad. Y quizás aquí sea donde mejor se comprenda porque este rincón del Prepirineo forma parte de la Ruta Mariana que cada año atrae a miles de peregrinos hasta este lugar y a los templos hermanos de Meritxell en Andorra, de la Virgen de Lourdes en Francia, a Montserrat en Cataluña y a la Basílica del Pilar en Zaragoza.

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