Descubre qué ver en Aínsa, uno de los pueblos más bonitos de España, situado en la provincia de Huesca, que se cuela en cualquier listado
Esta localidad oscense cuenta con diferentes monumentos que invitan a perderse por sus calles
Texto e imágenes de Armando Cerra
La localidad de Aínsa es una habitual en los rankings de pueblos más bonitos del Pirineo. Del mismo modo que suele aparecer en cualquier listado de las villas medievales más hermosas de España. Está acostumbrada a esos agasajos. Por ejemplo hace unos pocos años fue nombrada Capital de Turismo Rural. O el pasado mes de febrero, la publicación de Viajes National Geographic la consideró el mejor destino rural.
Pueblos más bonitos de España para National Geographic
¿Por qué tanta alabanza? Cualquiera que la haya visitado puede responder a esa pregunta. Sin ningún tipo de paliativo se tiene que proclamar que Aínsa o L’Ainsa es un pueblo sumamente atractivo. Eso es innegable. Si lo conoces, seguro que estás de acuerdo con nosotros. Y si no has estado nunca… ¿A qué esperas para descubrirlo? Para terminar de animarte, aquí van unas cuantas claves de lo que allí te aguarda.
Para empezar tenemos que hablar del núcleo monumental y de sus rincones más carismáticos. Y a la cabeza de ellos se encuentra la célebre Plaza Mayor, toda porticada y empedrada. El epicentro de todos los visitantes, donde abundan los restaurantes y terrazas para tomar algo, así como los alojamientos para darse el capricho de dormir en un enclave tan especial. Sin duda es la postal más emblemática de Aínsa y uno de los iconos de la Comarca del Sobrarbe.
Esta localidad aragonesa posee una de las plazas de pueblo más bonitas de España
Os recomendamos contemplarla con calma y buscarle toda su fotogenia para vuestras fotos. Pero no desesperéis porque siempre aparezca algún turista en la imagen, el toldo de alguna de las terrazas o alguno de los coches de los locales que ahí suelen aparcar.
Vosotros, los visitantes, no podéis aparcar ahí. O bien tenéis que dejar el coche en la parte baja y moderna de Aínsa. O si lo preferís también podéis aparcar en la amplia explanada habilitada como parking junto al Castillo. Si lo hacéis de esta manera estaréis obligados a comenzar vuestra visita recorriendo la vieja fortaleza. O más bien lo que queda de ella.
El castillo remonta sus orígenes a tiempos del Medievo, pero fue muy transformado en tiempos de Felipe II. El mismo monarca que transformó varios fuertes militares en Aragón, como este o la Ciudadela de Jaca, tanto para que sirvieran de defensa ante una posible invasión francesa a través de los Pirineos, como para utilizarlos como baluartes desde los que combatir el espíritu de independencia del viejo reino de Aragón, al que acabó aboliendo los fueros como ya os contamos hace un tiempo al hablaros del Justicia de Aragón Juan de Lanuza.
Así que el castillo de Aínsa está muy transformado, y de hecho de sus partes originales tan solo queda la Torre del Homenaje, reconvertida en la actualidad en un interesante ecomuseo sobre la fauna amenazada de nuestras montañas. Una visita altamente recomendable. Al igual que os invitamos a recorrer el paseo de ronda sobre las murallas del castillo para gozar de la vistas sobre el entorno, con el río Cinca a nuestros pies, la Peña Montañesa en el horizonte y a lo lejos las grandes montañas del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.
Tras visitar el castillo y la plaza, aún os queda descender por las viejas calles de Aínsa, las cuales parecen salidas de un decorado de película, en la que no falta de nada. Desde arcadas con vistas al entorno hasta una preciosa portada románica, la de la iglesia de Santa María. Y por supuesto casonas infanzonas que todavía presumen de escudos heráldicos en sus fachadas. Uno de esos edificios señoriales es Casa Latorre cuyas estancias ahora albergan el interesante Museo de Oficios y Artes Tradicionales.
Es decir que la visita a Aínsa es más que recomendable para hacer una inmersión en nuestra historia y nuestras costumbres. Pero este destino rural único tiene más reclamos interesantes. Por ejemplo, veréis que hay negocios dedicados a los deportes de aventura. Y es que estamos en una zona de enorme atractivo para estas prácticas, comenzando por el río Ara, el último río salvaje que queda por estos parajes y que desemboca sus aguas procedentes de Ordesa en el río Cinca, justo a los pies del núcleo de Aínsa.
También la localidad y su entorno es ideal para hacer bici de montaña. De hecho aquí se ha desarrollado la Zona Zero, una apasionante red de rutas de BTT para recorre a pedales los viejos caminos del entorno.
Y si hemos nombrado las posibilidades acuáticas y terrestres para disfrutar de los alrededores, las opciones no acaban aquí. También podéis gozar de una experiencia única desde la vecina población de Coscojuela de Sobrarbe, perteneciente al municipio de Aínsa. Ahí os espera un pequeño aeródromo y la posibilidad de volar en autogiro. Una experiencia que proporciona la escuela de vuelo Girolibre y que permite contemplar todo la historia y calles de Aínsa desde las alturas. Sin duda un punto de vista diferente y que multiplica los motivos para considerarlo entre los pueblos más bonitos de España.
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