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Roda de Isábena: así es el pueblo más pequeño de España con catedral

Situado en la comarca de La Ribagorza, Roda de Isábena está reconocido como uno de los pueblos más bonitos de España

Texto de Armando Cerra – Imágenes de Turismo de Aragón

Aquí va una pregunta para un futuro Trivial aragonés: ¿Cuántas catedrales hay en nuestra comunidad autónoma? Repasemos. En Zaragoza, ya hay dos, la Seo y el Pilar. Luego están las catedrales de las otras dos capitales de provincia. Son las dedicadas a la Santa Transfiguración en Huesca y la de Santa María de Mediavilla en Teruel. Sin salir de esta provincia, también está la Catedral de Albarracín. Mientras que en tierras zaragozanas, se halla la Catedral de Santa María de la Huerta de Tarazona.

Y volvemos a la provincia de Huesca para comprobar que es la provincia con más sedes catedralicias. Por un lado está la Catedral de San Pedro en Jaca, y en la diócesis BarbastroMonzón cuentan en ambas poblaciones con su propia con-catedral. En definitiva, que si sumamos nos saldría que Aragón tiene 9 catedrales.

Pues bien, esa sería una respuesta equivocada. Hay una décima iglesia que también tuvo el rango de sede catedralicia. Nos referimos a la Catedral de San Vicente en la localidad ribagorzana de Roda de Isábena. Un pueblo oscense que puede presumir de ser el lugar más pequeño de España con un templo de tales características.

Fueron menos de dos siglos el periodo en el que Roda de Isábena fue hogar de obispos, pero tiempo suficiente para habernos legado una construcción impresionante, todavía más engrandecida por el paisaje circundante de este valle pirenaico excavado por el río Isábena.

Sería el conde de Ribagorza quien promovió esta diócesis en el año 956, levantando un templo anterior al que vemos hoy en día, ya que las incursiones musulmanas, alguna de ellas encabezadas por el mítico Almanzor, acabarían con la construcción inicial.

Sin embargo, el obispado se mantuvo y en distintas etapas se fue reconstruyendo la iglesia, cada vez más grande y más ambiciosa. No obstante, aquel periodo de “independencia”, acabó y, en 1149, tras haberse sucedido 15 obispos diferentes. Entonces la cátedra del obispo se trasladó a una Lleida recién recuperada a los musulmanes.

Por fortuna, todo aquel pasado episcopal se plasma en una excatedral que es un estupendo resumen del arte medieval. Desde el más primitivo de carácter lombardo con el que se inició su construcción a comienzos del siglo XI, hasta la esplendorosa y monumental portada del siglo XIII. Eso por no hablar de su claustro, tan coqueto como encantador, un pedacito de historia donde parece que se detuvo el tiempo.

Pero el tiempo jamás se detiene. Y aunque ya se habían pasado los tiempos más esplendorosos, el templo no dejó de crecer. Llegaría su campanario y sucesivos añadidos hasta conformar el monumento declarado Bien de Interés Cultural que es en la actualidad. Merece la pena llegar hasta este pequeño pueblo para contemplar tan grande edificio ubicado en la parte más alta de la diminuta localidad, dominándola visual y simbólicamente.

No obstante, ya que se visita Roda de Isábena, hay que aprovechar el servicio de visitas guiadas que se hacen al interior del templo. Entonces todavía se admira más la complejidad del monumento, cuyas señas de identidad son las diferentes criptas que convierten la visita en un sube y baja por rincones cargados de historia y de arte. Y es que es como un gran cofre de tesoros litúrgicos, donde no faltan capiteles labrados, pinturas murales con escenas bíblicas, arquetas esmaltadas con las reliquias de santos como San Valero o el sepulcro del obispo San Ramón.

De este personaje también se expone la que sería su mitra, su atuendo e incluso su silla. Si bien, en un estado un tanto desmejorado, ya que Roda de Isábena fue escenario perfecto para las fechorías del mítico ladrón de arte Erik el Belga. Por aquí anduvo en los años 70 del pasado siglo y, tras sus correrías, llegó el arrepentimiento tiempo después, por lo que decidió devolver algunas de los bienes litúrgicos que no había conseguido vender.

Estos bienes y otros muchos configuran un patrimonio de primer orden. Descubrirlo es la gran razón de acercarse hasta Roda de Isábena. Para quiénes no lo conozcáis, os sorprenderá el paseo por las criptas, las naves del templo o sus capillas como la de San Agustín. Una visita guiada repleta de curiosidades como enterarse de que aquí hubo un activo scriptorium medieval donde se realizaron los manuscritos de varias obras poéticas o que uno de los obispos de Roda de Isábena, fue el propio rey Ramiro II el Monje, también conoció como el Rey Campana debido a su célebre episodio de decapitación a los nobles de Huesca.

Pero no solo de historia y arte vive el turista. Una de las maravillas de visitar este monumento es que es un sitio vivo y muy sabroso. Basta con recorrer el precioso claustro medieval para llegar al viejo refectorio catedralicio. Un espacio que ahora es el comedor de la Hospedería de Roda de Isábena en cuyas mesas se sirve lo mejor y más tradicional de la gastronomía local.

Tras recuperar fuerzas a base de longaniza de Graus, perdiz escabechada tradicional o ternera de Benasque, ya se puede proseguir la visita por Roda de Isábena. Porque la Catedral parece ensombrecer otros puntos de interés. Pero, en realidad, todo el núcleo de Roda de Isábena está declarado conjunto monumental y es un deleite darse un garbeo por ahí para descubrir lugares como el Palacio del Prior, la conocida como Torre Gorda o el airoso puente sobre el río Isábena.

Si los conoces, seguro que no te importaría volver. Y si no has estado nunca, estamos seguros de que te va a encantar. ¡Ya nos contarás! Además, puedes realizar diferentes tours por la provincia de Huesca para conocer mucho más sobre su historia.

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