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A toda velocidad y sobre raíles: viajamos a Lleida

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Lleida se puede visitar en un solo día, ya que es una urbe pequeña y sus múltiples atractivos están muy concentrados

Cuentas con diferentes opciones de trenes de alta velocidad desde Zaragoza a la ciudad catalana para llegar en apenas 45 minutos

Texto de Armando Cerra

Apenas 45 minutos separan Zaragoza de Lleida. ¡Sólo! Eso sí, para ir tan rápidamente debes acudir a la estación de Delicias para embarcarte en los numerosos trenes de alta velocidad que unen la capital aragonesa con la más occidental de las capitales de provincia catalanas. Así que si buscas alguna excusa para viajar a Lleida, desde luego que la distancia y el tiempo de viaje no puede ser una de ellas.

¿Conoces Lleida? Quizás no. Y es que suele ser bastante común que lo más lejano nos atrae y nos lanzamos a largos viajes para descubrirlo, pero en cambio lo más cercano siempre decimos que lo tenemos a mano y vamos aplazando su visita. Es innegable que con Lleida ocurre eso. Pero desde aquí os queremos invitar a subir al AVE y bajar del tren en la estación Lleida-Pirineos para daros un garbeo por esta ciudad.

Lo cierto es que haciendo una escapada de un día os basta para disfrutar de las cosas que hay que ver en Lleida. Es una urbe pequeña y sus atractivos están muy concentrados. Para quién no los conozca, aquí os ayudamos a planificaros esa excursión a Lleida.

Ahí os esperan, por ejemplo, dos castillos y también dos catedrales. Uno de esos castillos y la Catedral Vieja o Seu Vella dominan la silueta de Lleida y seguro que las habéis visto desde la autovía o desde la autopista cuando os dirigís hacia la costa catalana. Y lo raro es que no os hayáis desviado para visitar ese doble monumento, porque la verdad es que es muy atractivo desde lejos. Si bien todavía lo son más desde cerca.

La Seu Vella remonta sus orígenes a la Edad Media, en concreto al siglo XIII ya que se comenzó en tiempos románicos, aunque quizás lo más carismático de su arquitectura son los elementos góticos que se ven en su claustro o en su iglesia. Por no hablar de su espigado campanario, a cuya parte alta podéis subir para contemplar desde el cielo toda la ciudad ilerdense. Eso sí, antes de llegar ahí arriba os esperan 238 escalones, así que tomad aire e id con calma.

Hoy en día, esta iglesia histórica es, entre otras cosas, un fabuloso espacio para conciertos, ya que tiene una acústica espectacular. Sin duda, un uso mucho más agradable del que tuvo en el pasado, ya que el espacio religioso desde inicios del siglo XVIII y hasta 1948 se transformó en cuartel militar.

En semejante recinto militar su integró el vecino Castillo del Rey o de la Suda, ubicado en la misma colina. Su construcción incluso es más antigua, ya que se originaría durante la época de una Lleida musulmana. Pero hoy no queda mucho de la fortaleza histórica. Bueno fortaleza y más cosas, también fue el lugar donde se coronó a Jaime I o mucho después se convirtió en fábrica de tabaco. Sí, has leído bien.

Para subir a ver estos dos monumentos, de entrada conjunta, podéis daros un largo paseo. O mucho más cómodamente os podéis dirigir al epicentro de la ciudad, a la plaza de Sant Joan y ahí tomad un ascensor que sube hasta la parte alta.

Pero no os creáis que en esa zona baja no goza de otros sitios de interés. Para empezar la Catedral Nueva, que mezcla el estilo barroco y el neoclásico. Un templo que se construyó precisamente en el siglo XVIII, cuando la Seu Vella se transformó en cuartel.

Y si ya hemos hablado de las dos catedrales, también vamos a mencionar el segundo castillo de Lleida. El de Gardeny, una fortaleza de origen templario que está unida en la historia y en las formas con otras que tal vez os resulten familiares, como el castillo de Monzón en Huesca o el Castillo de Peñíscola donde vivió el Papa Luna.

No obstante no todo el patrimonio de Lleida es tan antiguo. Hay lugares mucho más cercanos en el tiempo, como por ejemplo los inmuebles que conforman la Ruta del Modernismo. Un itinerario de lo más interesante que pasa por el Teatro Municipal del Escorxador y distintas viviendas como Cas Melcior, Morera, Balasch o Magi Llorens.

Aunque si se busca muestras de arquitectura civil con mayúsculas, entonces hay que acudir al Palacio de la Paeria, o lo que es lo mismo: el Ayuntamiento. Una maravilla con dos fachadas bien distintas, una hacia el río y la más antigua hacia la calle Mayor. Esta última en estilo románico, y la más moderna de aires neoclásicos. Y es que parece que en Lleida todo tiene que estar por partida doble.

CATALUÑA