En pleno corazón de los Pirineos, se trata de un paraíso paisajístico cargado de historia y de incomparables bellezas naturales
Hablar de Benasque significa introducirnos en un paraíso paisajístico cargado de historia y de incomparables bellezas naturales. Un lugar que es capaz de cautivar a cualquiera que decida adentrarse en él. Sus costumbres, su folklore, su arquitectura, la gastronomía y su entorno son solo algunos de sus atractivos.
Muy pocas son las colonizaciones que han llegado hasta Benasque. Por ejemplo, los romanos construyeron puentes y vías e incluso los primeros baños. Y es que estos fueron los primeros en potenciar los baños de aguas termales porque ya se sabe que eran muy aficionados a este tipo de relajación. Ni los árabes ni otras colonizaciones llegaron al valle, aunque sí que lo hicieron a otros pueblos de Aragón.
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Antiguamente, se levantaba un castillo, citado en el siglo XIII, aunque fue demolido por razones estratégicas y económicas. Además, la anterior inaccesibilidad ha ayudado a conservar su dialecto, “El Patués”, que tiene influencias francesas, catalanas y latinas. En el siglo XI, Benasque estuvo enclavado jurisdiccionalmente al condado de Ribagorza.
Benasque y todos sus alrededores han conocido en las últimas décadas el renacer de una nueva cultura, basada sobre todo en el turismo. Esto ha permitido que el valle sea de los lugares que no haya perdido población durante los últimos años.
En la actualidad, se pueden comprobar dos zonas muy diferenciadas: la parte antigua, en torno a la plaza Mayor y la del Ayuntamiento, y la parte nueva, con edificios, apartamentos y comercios recientemente levantados. Además, hay muchos ejemplos de arquitectura popular pirenaica. Perderse por las calles de Benasque es comprobar el paso de la historia a través de escudos heráldicos, restos renacentistas y arcadas góticas.
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Qué hacer en Benasque
Benasque cuenta con diferentes actividades por los alrededores del municipio. La estación de esquí de Aramón Cerler es, sin duda, uno de sus pilares fundamentales. Un lugar idóneo para la práctica del esquí alpino y el snowboard gracias a sus 68 pistas de diferentes niveles. Por su parte, el senderismo es la mejor y más sencilla manera de disfrutar y conocer plenamente el valle de Benasque.
Además, los amantes del ciclismo podrán disfrutar de pistas rurales y naturales de montaña. La baja y media montaña del Valle de Benasque reúne los ingredientes necesarios para satisfacer todas las expectativas de los ciclistas. Y todo esto no termina aquí. La práctica de alpinismo, escalada, barranquismo, rafting, piragüismo, parapente, paseos a caballo, caza, pesca o golf también serán posibles. Como podéis comprobar, disfrutar del valle de Benasque mientras realizas deporte es una posibilidad.
- Valle de Estós: 2 horas y 30 minutos con destino al Refugio de Estós y una altitud de 1.835 metros
- Batisielles-Perramó-Escarpinosa: 5 horas y 15 minutos con destino al ibón de Batisielles
- Lliterola. Remuñe y Gourgutes:
- 1 hora con destino a la Cabaña de Lliterola
- 1 hora y 45 minutos con destino a la Plleta d´es Capellans
- 1 hora y 15 minutos con destino al Puerto de la Glera
- Hospital de Benasque. Plan D’Estan: 1 hora y 45 minutos con destino al Portillón de Bená, al Refugio de la Renclusa o al Forau de Aigüallut
- Vallibierna: 1 hora y 15 minutos con destino al ibón de Vallibierna
- Valle de Eriste: 1 hora y 15 minutos con destino a la Cascada de Espigantosa
Información e imágenes de Turismo de Benasque