Tarazona, la escapada de día perfecta desde Zaragoza - Enjoy Zaragoza
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Tarazona: uno de los conjuntos monumentales más espectaculares de Aragón

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Sin duda alguna, Tarazona es uno de los conjuntos más monumentales de Aragón. Sabías que el poeta Gustavo Adolfo Bécquer la describió como “la pequeña Toledo”.

Con eso está dicho todo. Bueno todo no. En realidad, eso no es más que el principio, porque Tarazona tiene mucho que contarnos. Una escapada perfecta desde Zaragoza



Texto: Armando Cerra – Fotos: Turismo de Aragón

Uno de los gentilicios más sonoros de Aragón es el de los habitantes de Tarazona. Se llaman turiasonenses, un nombre que nos traslada a Turiaso, el primer poblamiento íbero que hubo en este lugar a la sombra del Moncayo. Muchos siglos han pasado desde entonces y aquel poblado inicial se ha convertido en una ciudad monumental, preciosa y de lo más amable con sus visitantes. ¿La conoces? ¿No? ¿A qué esperas?

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La ciudad natal de Paco Martínez Soria

Comencemos el paseo por Tarazona recordando a su hijo más ilustre, el actor Paco Martínez Soria, un personaje imprescindible del teatro y el cine español. De hecho, su prestigio lo alcanzó primero en los teatros y después trasladó sus éxitos sobre el escenario a la gran pantalla.

Una de esas primeras versiones cinematográficas fue La ciudad no es para mí, y a tal film  alude la escultura suya que hay en Tarazona. Un bronce moderno donde se recrea la escena en la que aparece con su maleta. Pero ese no es más que uno de los homenajes que la ciudad le rinde al actor. También podemos hacer una ruta con los escenarios donde grabó algunas de sus pelis, o sigue inspirando las ediciones del Festival de Comedia que se ha venido celebrando en los últimos años.



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La Catedral de Santa María de la Huerta de Tarazona

La citada escultura de Martínez Soria está en el centro de la población y a un paso de uno de sus espacios más emblemáticos: la plaza de San Francisco, el enclave perfecto para fotografiar el gran monumento turiasonense. Estamos hablando obviamente de su Catedral de Santa María de la Huerta.

El templo remonta sus orígenes al siglo XIII y en ella se puede dar todo un repaso a la historia del arte. Si bien hay un estilo que predomina entre todos, y ese es el mudéjar. Aunque es verdad que gran parte de su decoración es posterior y hay infinidad de detalles renacentistas y barrocos, el mudéjar es el que le confiere una personalidad única al templo. Solo comparable con la Catedral de Teruel.

Animaros a visitarla por dentro, tras varias décadas de restauración merece la pena verla en todo su esplendor. Lamentablemente solo podréis verla y no podréis sacar fotos, debido a esa injusta moda que impide fotografiar algunos de los más bonitos templos aragoneses.

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Iglesia de la Magdalena

Desde la Catedral, lo habitual es volver a la plaza San Francisco y desde ahí asomarse al paseo y al cauce canalizado del río Queiles. Ante nuestros ojos está la visión más típica y hermosa de Tarazona, todo su casco antiguo y el barrio medieval del Cinto. Y en ese peculiar skyline hay un elemento que destaca, la torre de la iglesia de la Magdalena.



Este templo también es un compendio de estilos de diferentes épocas y gustos. Hay tramos mudéjares, pero también se conservan restos de sus orígenes románicos, o partes barrocas y hasta manieristas del siglo XVII. Además en su interior se guarda la imagen de San Atilano, patrón de la localidad.

No obstante, si visitáis la iglesia de la Magdalena, informaros de los horarios para subir a su campanario. Os dejarán boquiabiertos las vistas de Tarazona, su entorno y por supuesto el Moncayo.

Barrio del Cinto y la Judería

Curiosamente el Palacio de Episcopal, o sea, la residencia de los obispos de Tarazona no ha estado durante siglos junto a la Catedral, sino junto a la iglesia de Santa Magdalena. Hoy ese palacio que tardó en construirse unos 200 años, entre el siglo XIV y el XVI, es visitable.

Además el palacio es la gran entrada al barrio medieval del Cinto. Es aquí donde se halla otro elemento distintivo del callejero de Tarazona. Sus vertiginosas y famosas Casas Colgadas, la cuales de alguna manera separan el Cinto de la Judería. Separan o unen, ya que cuando paseamos por ese laberinto de calles no sentimos frontera alguna, sino solo ganas de seguir caminando por el relato de la historia.



La Casa Consistorial

Ese paseo irremediablemente nos ha de llevar hasta otro rincón muy especial, la antigua plaza del Mercado donde se levanta el colorido edificio del Ayuntamiento de Tarazona. Es una construcción renacentista, de mediados del siglo XVI. Y en todo un entretenimiento tratar de identificar a todos los personajes mitológicos que hay representados en su fachada. Por ahí andan Hércules o el gigante Caco robando ganado, entre otras muchas figuras y leyendas.

Y también en la plaza está la estatua de otro personaje mítico: el Cipotegato, el gran símbolo de las fiestas locales. Un joven vestido casi como un arlequín y que cada año, a finales de agosto, da inicio a los festejos recibiendo un mar de tomatazos.



Plaza de Toros Vieja

Terminamos el paseo por Tarazona volviendo otra vez a orillas del Queiles para cruzarlo de nuevo. Primero para ver el exterior austero del Santuario de la Virgen del Río. Un exterior que no augura la riqueza, el colorido, los azulejos y la riqueza barroca de su interior.

Y a un paso de ahí acabamos el itinerario por Tarazona en el que quizás sea su monumento más peculiar y distinto. Nos referimos a su vieja Plaza de Toros. Un octógono del siglo XVIII que hoy es un conjunto de viviendas, y aunque ya no se programan aquí festejos taurinos, no deja de ser un lugar animado con sus terrazas y la celebración de diversos eventos. Incluido, hace años, el comienzo de una etapa de la Vuelta Ciclista a España.

¡Hasta los más importantes ciclistas han pasado por aquí! ¿Y tú?



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