Historia de los cañones del Corte Inglés de Zaragoza - Enjoy Zaragoza
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¿Alguna vez has quedado en los Cañones del Corte Inglés? Te contamos la historia de este mítico punto de encuentro

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Los cañones del Corte Inglés, es decir, de Glorieta Sasera son un punto de encuentro en el que todos hemos quedado con algún amigo/a

A finales de 1908, el general Palafox aprovechó el parón de hostilidades durante la Guerra de la Independencia para encargar nuevas defensas a Antonio Sangenis

Texto de Armando Cerra

Es una apuesta segura decir que durante estas dos o tres semanas que vienen vais a pasar más de una vez por la zona comercial del paseo Sagasta y, sobre todo, por la Glorieta Sasera, donde está el nombre comercial más icónico del país. Sí, claro hablamos del Corte Inglés. Aún nos podemos arriesgar y aventurarnos a decir que en los próximos días puede que os citéis con algún amigo o amiga en los célebres “cañones del corte”. ¡Todos hemos quedado ahí alguna vez! 

Pero, si queréis saber más sobre esas piezas de artillería reconvertidas en punto de encuentro, seguid leyendo porque esta es la historia de los cañones de Glorieta Sasera.

Tras el primero de los Sitios de la Guerra de la Independencia, la ciudad sabía que más pronto que tarde los franceses volverían a la carga y tratarían de conquistar Zaragoza. Así que el parón de las hostilidades a finales de 1808 lo aprovechó el general Palafox para encargar a Antonio Sangenis, ingeniero militar, que creara nuevas defensas. Y uno de los puntos que se decidió reforzar fue precisamente el solar donde hoy se abre la glorieta Sasera.

Esa zona en la actualidad es el centro de Zaragoza, pero por entonces eran las afueras. De hecho era un área agrícola que quedaba al otro lado del río Huerva. No olvidéis que su cauce, hoy en día, discurre subterráneo bajo la Gran Vía y Paseo de la Constitución. Pero entonces estaba al aire y precisamente a la altura de la plaza de Basilio Paraíso había una pasarela para atravesarlo. Así que era un punto importante para defender la entrada a la ciudad.

Por esa razón allí se excavaron trincheras para proteger a cuatro centenares de voluntarios y disponer ahí de hasta 8 cañones de artillería. Como ya habéis imaginado dos de esos cañones son los que ahora están ante la puerta del centro comercial. Dos cañones que hasta tienen nombre. Os presentamos a Tigre y Rayo. Es de lo poco que quedó tras el segundo Sitio que tuvo lugar en los primeros meses de 1809.

La defensa de los zaragozanos hizo frente durante unos días al organizado ejército francés, que atacó sin parar con su artillería desde un área que más o menos se corresponde con la actual calle Bolonia o incluso con el edificio de la CHE. Pero al final los voluntarios no pudieron resistir y tuvieron que abandonar lo que ya se llamaba el Reducto del Pilar. Aunque antes de abandonar las trincheras decidieron volar todo por los aires. Si bien, estos dos cañones más o menos quedaron en buen estado. De hecho, cuando terminaron los combates se guardaron durante un tiempo en el Palacio de la Aljafería, convertido durante gran parte del siglo XIX en un cuartel militar. E incluso se volvieron a usar con motivo de las Guerras Carlistas.

Sin embargo, dejaron de lanzar proyectiles y se recuperaron en el primer Centenario de los Sitios, en 1809. Fue entonces cuando el incansable arquitecto Ricardo Magdalena, autor de obras como el Paraninfo o el Museo de Zaragoza, tuvo tiempo para diseñar la urbanización de la Glorieta Sasera e incluir en ella estos dos cañones y un obelisco conmemorativo.

Ni que decir tiene que el aspecto de esta glorieta en 1909 era bien distinto a cómo es en 2023. Para empezar el obelisco conmemorativo ya no está. En su sustitución se levantó un monumento en bronce del escultor Federico Amutio que se colocó en 1963. El cual con el tiempo se convirtió en el centro de una fuente con la nueva urbanización de la glorieta Sasera que tuvo lugar en 1981, fecha en la que se inauguró el edificio del Corte Inglés. Por entonces todo un acontecimiento urbanístico, social y económico en la ciudad. 

Y en aquella transformación se mantuvieron, por supuesto, los dos cañones. Unas cuantas décadas después, ahí siguen Rayo y Tigre, como punto de encuentro para los zaragozanos. ¿Has quedado alguna vez ahí?

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