Nos damos una vuelta por el Paseo de la Constitución de Zaragoza - Enjoy Zaragoza
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Nos damos una vuelta por el Paseo de la Constitución de Zaragoza

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El Paseo de las Constitución es una de las arterias de la Zaragoza moderna y de la ciudad más señorial. Una avenida que hoy en día es imprescindible para el tráfico rodado en sus múltiples versiones.

Pero sobre todo es un bulevar por donde pasear es muy agradable y con muchos elementos curiosos que descubrir. Nosotros vamos a darnos una vuelta a continuación por ahí. ¿Nos seguís?

Texto: Armando Cerra – Fotos: Enjoy Zaragoza

Ya en el siglo XIX se pensó seriamente que el desarrollo urbano de Zaragoza pasaba por  soterrar el cauce del río Huerva. Sin embargo, un proyecto de tal envergadura no era ni barato ni fácil de llevar a cabo. Así que la idea hubo de esperar. Primero se cubrió la Gran Vía de la que ya os hablamos hace unos meses. Y después se inició la ocultación del cauce del río en lo que hoy llamamos Paseo de las Constitución.

Eran los años 20 del pasado siglo ídem. Pero faltaba mucho para que nuestro actual paseo tuviera las dimensiones de hoy en día. No fue hasta el inicio de la década de 1970 cuando se culminó por completo ese soterramiento y se concluyó el Paseo de la Constitución, por entonces con el nombre la falangista Marina Moreno.

Desde que acabaron las obras, el paseo une la plaza Basilio Paraíso con la confluencia de Paseo de la Mina y Avenida Cesáreo Augusta. O sea, más o menos un cuarto de paseo muy relajado, aunque puede ser algo más si nos vamos deteniendo y fijando en los distintos elementos que llaman la atención, tanto en su bulevar como en las aceras laterales.

Para comenzar que mejor que pararnos ante el monumento que da nombre al paseo. El Monumento a la Constitución que diseñó el escultor Florencio de Pedro Herrera. Un autor que nunca quedó plenamente satisfecho con el resultado final. Y es que él concibió las tres altas pirámides de acero inoxidable como la representación de los tres poderes del Estado y las ideó con un extraordinario pulido, tanto que el metal se acaba convirtiendo en un espejo en el que los ciudadanos se veían reflejados e integrados en esos símbolos del Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial. Sin embargo por motivos de abaratamiento ese acero nunca recibió tan excelso pulimiento.

Monumento a la Constitución de Florencio de Pedro Herrera

Para colmo otro efecto que buscaba el artista tampoco se puede ver. Y es que diseñó las pirámides de tal forma que el efecto de la perspectiva las uniera e hiciera visualmente una sola desde la lejanía. Pero está claro que en el centro de Zaragoza desbordante de edificios, tráfico, arbolado del paseo, fuentes, farolas… Esa unión en perspectiva no se logra fácilmente. Aún así, el simbolismo de la obra sigue siendo evidente. Y el pueblo se mantiene representado en el círculo que hay en la base, así como en la esfera central, mitad pulida, mitad dorada. 

Con un carácter mucho más íntimo y romántico nos aguarda la segunda escultura del paseo. Ya lo habéis averiguado, nos referimos a la joven pareja que pasea abrazada y protegida del agua bajo un paraguas. Por cierto, tampoco lo que vemos hoy es el diseño concreto que ideó el escultor de esta obra, Manuel López García. Porque él nunca le puso agua a sus figuras. En cambio, sí que diseñó 6 pequeñas fuentes protagonizados por unos niños que ofrecían agua de  un botijo, su jarra o de una regadera cuando se accionaba el chorro con un pedal. Tal vez alguno de vosotros las haya visto y empleado. De hecho, debieron tener tanto éxito, que el uso y abuso provocó la oxidación de estas figuritas de hierro, y por eso se retiraron del paseo.

Joven pareja que pasea abrazada y protegida del agua bajo un paraguas, obra de Manuel López García

No ocurre así con otra gran fuente. En este caso las Mariposas de uno de los artistas aragoneses más internacionales: el oscense Ángel Orensanz. Un autor que seguro que aparece en más de una ocasión en  Enjoy, ya que suyas son varias obras monumentales repartidas por la ciudad, como por ejemplo la gran escultura de Isabel la Católica o el monumento al Tío Jorge en el parque homónimo.

Aunque de ello hablaremos en otros posts. De momento vamos a seguir bajando por el Paseo de la Constitución porque nos quedan todavía otros dos monumentos en su bulevar. Y ambos de carácter fúnebre, homenajeando a víctimas de dos terribles sucesos.

Escultura «Mariposas» de Ángel Orensanz

El primero es el cenotafio que recuerda a tres funcionarios municipales asesinados durante la huelga general de 1920. Los muertos fueron el ingeniero César Boente, el escribiente Joaquín Octavio de Toledo, y el arquitecto José de Yarza, autor de obras tan emblemáticas en el paisaje urbano como el Grupo Escolar Gascón y Marín de la Plaza de los Sitios, o una de las torres del Pilar o la hermosa Casa Juncosa del Paseo Sagasta.

El caso es que estos tres funcionarios estaban trabajando en el Paseo de la Independencia en plena huelga general de 1920 y un exaltado los mató a tiros. Casi de inmediato, el ayuntamiento promovió a construcción de este monumento en el lugar del atentado. Aunque en una posterior reforma de Independencia se decidió trasladarlo a su actual ubicación en el Paseo de la Constitución.

Cenotafio que recuerda a tres funcionarios municipales asesinados durante la huelga general de 1920

Y vamos llegando al final del bulevar y ahí nos aguarda otro monumento conmemorativo, en este caso recordando una tragedia más reciente ya que se homenajea a los 62 militares que murieron en el accidente áereo de aquel Yak-42 que nunca debió despegar. Un accidente que aquí se vivió con especial dramatismo ya que más de una tercera parte de los militares estaban destinados en Aragón.

Homenajea a los 62 militares que murieron en el accidente áereo de aquel Yak-42

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