close

Murallas romanas y también romanas medievales en Zaragoza

Zaragoza cuenta con más restos de murallas repartidas por la ciudad, además de las más conocidas en el entorno del Mercado Central

A pesar de que son menos conocidas, existen cuatro tramos de murallas medievales en Zaragoza que datan del siglo XIV aproximadamente

Texto de Armando Cerra

En Zaragoza cuando preguntamos: “¿quedamos en las murallas?”. No hace falta concretar más. Todos sabemos que nos estamos citando entre el Mercado Central y el Puente de Santiago. No hay pérdida posible. 

Sin embargo, ¿sabías que hay más restos de murallas repartidas por Zaragoza? Y no solo murallas romanas. También hay tramos y vestigios de lo que fueron las posteriores murallas de la Edad Media que encerraban a una urbe que había crecido con el paso de los siglos. Unas nuevas defensas que acabaron siendo claves durante los episodios de los Sitios, ya a inicios del siglo XIX. 

Así que empecemos por el principio. Cuando Zaragoza era Caesaraugusta se levantó una muralla de dimensiones considerables. Haceros una idea porque formaba un perímetro de más o menos 3 kilómetros y alcanzaba más de 10 metros de altura y hasta 7 de anchura. Y durante todo su trazado pudo haber unas 120 torres de vigilancia. Y semejante amurallamiento se abría solo por cuatro puertas, casi coincidentes con los cuatro puntos cardinales. 

¿Cuándo se construyó semejante mole? Pues teniendo en cuenta la fecha de la fundación de la colonia romana en tiempos de Augusto es de suponer que las obras se iniciarían casi de inmediato. Si bien está comprobado que durante el siglo I, a lo largo de la época de su sucesor, el emperador Tiberio, fue cuando se construyó el primer amurallamiento realmente serio. Y aunque han llegado restos de aquello, la verdad es que las murallas romanas que hoy vemos son fruto de reformas, sobre todo llevadas a cabo ya en el siglo III.

En esas fechas podemos datar los restos más monumentales de las murallas romanas de Zaragoza que vemos hoy. Son dos tramos en total. El primero obviamente entre el río Ebro y el Mercado Central, en la zona donde se muestra la estatua del culpable de todo esto: el emperador César Augusto, una escultura de la que ya os hemos hablado por aquí.

Este es el tramo más grande que se ha conservado. Hasta 80 metros de muralla romana y varias torres. Eso sí algunas reconstruidas para la ocasión. Y otras muy transformadas como el Torreón de la Zuda que, aunque tiene sus orígenes en la época antigua, ha tenido muchos cambios de aspecto y de uso durante dos milenios. Por ejemplo, fue la residencia de los gobernadores musulmanes de la histórica Sarakusta. Y sin ir más lejos, actualmente es oficina de turismo y punto de atracción para los visitantes, ya que desde ahí contemplan una visión privilegiada: plaza del Pilar, riberas del Ebro, San Juan de los Panetes, Mercado Central

La verdad es que viendo la recuperación de las murallas en este punto, hay que imaginárselas en su totalidad. Serían imponentes, ascendiendo por la actual avenida de César Augusto hasta girar a la altura del actual Palacio de la Audiencia. Desde ahí la muralla continuaría por todo el Coso Alto, la plaza España y el Coso Bajo, para volver al Ebro, y seguir en paralelo hasta el punto de origen.

Si hoy os dais una vuelta por todo ese entorno se pueden encontrar algunas piedras de aquella construcción. Algunos de sus grandes bloques pétreos incluso se ven en bodegas de casas actuales, o se distingue la base del arco Cinegio que era la puerta a la altura del Tubo. Por cierto, también ahí, en un conocido establecimiento, se muestra con orgullo parte de una pared hecha con piedras de la muralla

Hay que tener en cuenta que la muralla conforme perdió su función defensiva se transformó en una estupenda cantera que proporcionaba bloques bien trabajados. Por eso algunos de esos sillares se usaron para la construcción el Palacio de los Condes de Morata, el Puente de Piedra o la antigua Universidad de Zaragoza que estaba en La Magdalena.

Precisamente no muy lejos de ahí se halla el segundo gran tramo de murallas romanas que han resistido siglos y siglos. Es el trozo que se aprovechó para el Convento del Santo Sepulcro, donde se ven dos torres y se intuye que ahí estuvo otra de las puertas de la ciudad en tiempos romanos.

Sin embargo, ya os podéis imaginar que esa urbe original fue creciendo y, lo que al principio fueron campos de labor y torres de labranza en barrios como la Magdalena o San Pablo, acabaron por integrarse en el trazado urbano. Y con el tiempo también hubo que construir una nueva muralla que defendiera a esos ciudadanos. Sobre todo en tiempos tan convulsos y guerreros como fue la Edad Media. 

Ese motivo, además de controlar la entrada de personas y mercancías a las calles zaragozanas para que pagaran sus pertinentes peajes, fue la razón de que se construyera una muralla medieval, cambiando la piedra con el ladrillo: la rejola. Una construcción de la que nos han llegado hasta cuatro tramos. Todos ellos datables hacia el siglo XIV. 

¿Dónde están? Un tramo se halla entre la calle Arcadas y Alonso V, donde se ven varias torres y los restos arqueológicos de alguna más. Otros dos tramos, los más evidentes, son el icono de la calle Asalto. Mientras que el cuarto está oculto dentro de una construcción del Paseo María Agustín.

O sea que, a partir de ahora, si alguien os propone quedar en las murallas, preguntad: “¿en cuáles?”.

Conoce la «muralla china» que posee Aragón

Leave a Response