San Pablo y su esperanzador futuro 'hipster': De barrio degradado a uno de moda - Enjoy Zaragoza
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San Pablo y su esperanzador futuro ‘hipster’: De barrio degradado a uno de moda

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Durante nuestra historia reciente, el barrio de San Pablo se ha considerado como una zona degradada, anexa al casco histórico de Zaragoza. No con buena fama, los ciudadanos evitaban su paso o desarrollo de actividades en él. Actualmente esa imagen se está borrando y sustituyendo por una nueva visión dinámica y joven del barrio. Para entender este proceso de modernización, se ha realizado una investigación sobre el origen y degradación del barrio que comienza con una serie de preguntas ¿De donde procede la particular y única trama urbana del barrio? ¿Qué causó que uno de los tres barrios históricos de Zaragoza llegará a tal degradación?

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San Pablo se conoce como uno de los barrios con más historia de todo Aragón. Sus primeros ensanches se produjeron en 1218, momento en el que Jaime I confirma los privilegios a los habitantes del nuevo espacio próximo al conjunto histórico de la ciudad. Este es el primer ensanche medieval que sufre la ciudad de Zaragoza, situandose a extramuros de lo que había sido tanto la ciudad romana como la Saraqusta islámica.

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Aunque existen otros planes en los que el barrio cobra importancia para la ciudad, es de especial interés la espontaneidad del primero de todos. El barrio casi desde sus inicios comienza a ser habitado por los comerciantes de la ciudad, hecho que se acentúa en su margen este mediante la instalación del gran mercado medieval (actual mercado central) que, posteriormente, fomentaría el crecimiento del barrio hacia el oeste hasta acabar lindando con los jardines del palacio de la Aljafería.

El barrio de San Pablo, o ‘el Gancho’ fue pasando por varias etapas en las que se ocuparía por comerciantes, gente humilde, e incluso miembros de la alta nobleza como fueron los duques de Villahermosa, que llegaron a construir su gran palacio en la misma calle Predicadores. Sin embargo, es otro edificio el que destaca por su importancia tanto dentro como fuera del barrio, a escala de ciudad. Será la parroquia de San Pablo, también denominada ‘la tercera catedral’ de la ciudad de Zaragoza.

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Iglesia de San Pablo, 1844

El nombre de ‘el Gancho’ al que anteriormente nos hemos referido, viene dado por la romería que antiguamente se realizaba y daba comienzo en la misma parroquia de San Pablo. Esta se encabezaba por una hoz o gancho que iba destrozando la zona, no urbanizada, por la que los feligreses pasaban en procesión. Otra versión enuncia que las mismas procesiones usaban el famoso gancho para cortar las cuerdas de los tendedores colocadas en las estrechas calles del barrio. Hoy en día, al lado del altar mayor de la iglesia, se puede observar aún el último gancho con el que se sigue encabezando todas las procesiones de la ciudad el día del Corpus Christi.

Pese a sus reducidas calles y su trama medieval desactualizada, el barrio de san Pablo funcionaba hasta que dos actuaciones urbanas (Avenida Cesar Augusta y Conde Aranda) mal ejecutadas a principio del siglo XX produjeron que el barrio se convirtiera gradualmente en la zona más marginal de Zaragoza.

Por un lado, la Avenida de Cesar Augusta separó al barrio de San Pablo de su mercado y por consiguiente del origen de su crecimiento, generando entre ellos una frontera de tráfico rodado y edificios de considerable mayor altura que los preexistentes. Por otro lado, el ensanche de Conde Aranda emuló la intervención realizada en Paseo Sagasta mediante la creación de un paseo burgués que uniera la ciudad con la zona recreativa de la Aljafería. Esta intervención funcionó durante algunos años llevando a buena parte de la clase pudiente al barrio pero, el peaje que tuvo que pagar el barrio a largo plazo, tuvo un coste demasiado elevado. La creación de Conde Aranda dividió al barrio en dos mitades y además generó una línea edificada considerablemente de mayor altura que la existente en el barrio. Este factor unido a que la zona de la Aljafería todavía no había sido rehabilitada y a que, por aquel entonces, Zaragoza estaba de espaldas al río Ebro, supusieron que el barrio se aislara del entono urbano que le circundaba, dejara de respirar y como consecuencia, se convirtiera en un caldo de cultivo perfecto para la delincuencia y la pobreza que ha llegado hasta nuestros días.

El caos del ámbito urbanístico general durante la época medieval no se torna distinto en esta zona de la ciudad. Hoy en día se siguen conservando prácticamente intactos los trazados de las calles del barrio: ‘Las Armas’, ‘San Blas’, ‘Predicadores’, ‘San Pablo’, etc. Es por eso que las intervenciones a realizar deben respetar dicha historia y adaptarla a la actual identidad contemporanea

La regeneración urbana que hoy en día se plantea en el área del barrio de San Pablo es un aproximado reflejo de lo que ocurrió en otros barrios españoles de centro histórico como es el Raval de Barcelona. Sin embargo no se ha producido un retorno al centro por parte de las clases más pudientes que antiguamente lo habían abandonado, ni tampoco se da una expulsión generalizada de los residentes del lugar. Se advierte, en este caso, que esos procesos de gentrificación utilizados en muchas de las regeneraciones urbanas actuales (Ciutat Vella, Barcelona) no se dan en el pertinente barrio zaragozano.

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Grafitti Okuda

Actuaciones como intervenciones sobre la edificación como la realizada en la famosa manzana de las Armas, la generación de espacios privados de uso público, la intervención sobre la ocupación de manzanas, o la ejecución de concretas actividades, entre otras cuestiones, confluyen hoy en día en el barrio de San Pablo. El barrio mantiene un tejido cuya configuración medieval heredada debe ser adaptada y renovada constantemente para permitir su evolución y evitar su degradación. De esta manera, la zona incorpora identidad y carácter propios. Su historia y multiculturalidad han causado una próspera presencia de movimientos sociales y culturales que ayudan a la captación de personas y colectivos relacionadas con el mundo del arte, la cultura y el progreso social. De esta manera, se ve potenciado el atractivo turístico, se permeabiliza el barrio y se generan nuevas actividades que inviten a nuevos residentes y ciudadanos a entrar en él.

La mayoría de ideas o propuestas que llevan a cabo los colectivos artísticos y culturales que surgen en el barrio, se basan en la organización de zonas de exposición temporales, talleres de artistas, centros sociales, salas de usos polivalentes o intervenciones contrastadas y exitosas como la famosa “#Estonoesunsolar”. Se han desarrollado numerosos actos que aportan cierto dinamismo al barrio.

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Solar del Circo Social, Calle Las Armas

En los últimos años, Zaragoza se ha querido modernizar reinventando sus barrios para atraer a los jóvenes. Esto es lo que, en cierta manera, está ocurriendo en el barrio de San Pablo. En pleno centro de la ciudad, vemos como sus calles se han convertido en lugar de reunión de artistas, músicos y juventud. El arte callejero domina sus calles, fomentado por el Festival Asalto que cada año reúne a los mejores muralistas tanto nacionales como internacionales. En el barrio, se celebran ahora los eventos más alternativos de la ciudad, desde mercadillos de ropa vintage, hasta exhibiciones y foodtrucks. En definitiva, el barrio de San Pablo se ha convertido en los últimos años en la zona más alternativa de la ciudad siendo prácticamente el hogar de los ‘hipsters’ zaragozanos de hoy en día.

Autor: Alejandro Lezcano (CRONOTOPOS ARQUITECTURA)

Colaborador : Alba Aparicio (CRONOTOPOS ARQUITECTURA)

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Más fotos:

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Actuación huertos urbanos ‘Estonoesunsolar’
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Esquina Colegio Escolapios, 1930
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Callejón del Arpa, 1934

Fuente fotos antiguas: Gran Archivo Zaragoza Antigua

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