Plaza de España, un pedacito de arte e historia de Zaragoza
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Plaza de España, un pedacito de arte e historia de Zaragoza

fuente

La fuente se inauguró a principios del siglo XX tras las pérdidas de las últimas colonias de ultramar

La fuente de la Plaza de España de Zaragoza oculta muchos datos con olor a historia que desconocías

Texto de Armando Cerra – Imágenes del Ayuntamiento de Zaragoza

  • ¿Quedamos?
  • ¿Dónde?
  • En la plaza de España.

¿Quién no ha quedado ahí? Tanto en las escaleras de la DPZ como junto a la fuente. Todos nos hemos citado con la pareja o amigos en más de una ocasión en ese emblemático lugar de la ciudad. Y desde luego a todos nos ha tocado esperar más de una vez por culpa de un retraso más largo de lo debido.

Así que para que la próxima vez esa espera se os haga un poco más corta, os vamos a contar unos cuantos datos sobre la fuente de la plaza de España. Observadla con detalle y tranquilidad. Seguro que os pasara más rápido el tiempo.

Lo primero que debéis saber es que se trata de una obra que se inauguró en el año 1904, si bien se comenzó bastante antes. En el último año del siglo anterior, 1899. Y por cierto, antes de que se construyera, en este mismo lugar hubo una fuente anterior, la primera que dio agua potable en la ciudad, y de la que ya os hemos hablado semanas atrás. Nos referimos a la Fuente de la Princesa o de Neptuno, la cual se desmontó piedra a piedra y en la actualidad está en el Parque Grande.

El caso es que a finales del siglo XIX el clima patriótico en España estaba algo cabizbajo y deprimido, ya que se habían perdido las últimas colonias de ultramar. Por eso hubo más de un monumento que trataba de levantar el ánimo y los valores patrios. Y ese es precisamente el objetivo con el que se alzó este monumento. De hecho su denominación lo deja bien claro, ya que está dedicado a los Mártires de la Religión y la Patria.

Una fusión de valores muy propia del momento, y que en el caso de Zaragoza vinculaba en un mismo lugar episodios tan lejanos como el recuerdo de los llamados Innumerables Mártires que acompañaron a Santa Engracia con acontecimientos más cercanos en el tiempo como los Sitios que se vivieron en la Guerra de la Independencia.

Se trataba de homenajear a todos ellos a la vez, y también la población lo entendió como un recuerdo a los soldados que habían caído en las batallas que dieron lugar a las recientes pérdidas de Cuba y Filipinas. Y en tal empeño participaron dos nombres claves para comprender el embellecimiento de Zaragoza en los comienzos del siglo XX: Ricardo Magdalena y Agustín Querol.

El primero, el arquitecto Magdalena ha dejado su impronta en numerosos monumentos zaragozanos: el Paraninfo, el Teatro Principal, el Antiguo Matadero o el Puente de América sobre el Canal Imperial. De muchas de esas joyas del patrimonio maño ya os hemos hablado. Y también ha aparecido por aquí en alguna ocasión el nombre del escultor Agustín Querol, quien diseñó el Monumento a los Sitios en la plaza del mismo nombre.

Juntos crearon este monumento que alcanza los 8 metros de altura y que usa tanto la piedra para la parte estructural y constructiva como el bronce para sus elementos ornamentales. Si os fijáis, veréis que el monumento hoy en día está rodeado por varios chorros de agua que se hicieron posteriormente. En origen, quedaba cercado por la reja de forja que todavía se conserva. Y a partir de ahí se levanta una torre octogonal de piedra donde no faltan las almenas, simbolizando la resistencia y fortaleza del país.

Y esa torre en altura se transforma en circular para convertirse en el pedestal que sustenta dos figuras en la cúspide. Es el conocido como Ángel de la Victoria, que está sosteniendo el cadáver de un aragonés muerto. Y sabemos que es aragonés porque si lo observáis con detenimiento veréis que va vestido de baturro. Este personaje parece que ha muerto en la batalla ya que está junto a una bandera y una bayoneta.

Sin duda, se trata de una escena de evidente corte patriótico. Y también religioso, no solo por el ángel que señala con su dedo el cielo, sino también por la cruz que se eleva a su espalda. Lo cual también se puede relacionar con la vieja y carismática Cruz del Coso, un monumento que desapareció precisamente durante los cruentos combates de los Sitios.

Y si seguimos observando el monumento, vemos que un poco más abajo está el escudo heráldico de la ciudad y también la escultura en bronce de una mujer. Esta figura femenina es una alegoría de la propia Zaragoza, a la cual se le representa con un pergamino, evocando así su larga historia, mientras que la corona que porta alude a su inmortalidad.

Sin duda es un tipo de representación muy del gusto de aquellos años. Un pedacito de historia y arte de la ciudad que merece la pena apreciarse con atención, aunque solo sea para hacer más amena la espera a ese amigo que cuándo quedáis, jamás llega a la hora.

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