El palacio de los Luna o palacio de los Condes de Morata de Jalón: conocemos los secretos de la fachada de la sede de la Audiencia de Zaragoza - Enjoy Zaragoza
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El palacio de los Luna o palacio de los Condes de Morata de Jalón: conocemos los secretos de la fachada de la sede de la Audiencia de Zaragoza

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Situado en pleno centro histórico, el Palacio de los Luna o Condes de Morata de Jalón es uno de los ejemplos más importantes de la arquitectura palacial de Zaragoza



Texto y fotos: Armando Cerra

Hoy vamos a pararnos ante uno de los palacios más grandes de la Zaragoza renacentista y también uno de los que más nombres posee. Lo encontraréis con la denominación Palacio de los Condes de Morata, e igualmente como Palacio de los Luna. También de modo muy popular lo llamamos La Audiencia del Coso. O el nombre que no da a error y que es el más descriptivo de todos: “palacio de los gigantes con un garrote al hombro”.



Decimos que nos vamos a parar frente a él, porque es mejor no entrar a su interior, y menos aún acompañados por los policías que suele haber en su puerta. Y es que a día de hoy este palacio es la sede del Tribunal Superior de Justicia de Aragón. Por ello, no es un lugar visitable en plan turismo, aunque entre semana siempre es posible asomarse un poquito para ver su gran patio con columnas.

En cambio, los festivos está cerrado y es un buen momento para observar con atención la peculiar portada del palacio, donde indiscutiblemente llaman la atención esos “dos gigantes con un garrote al hombro”.

Los sesudos historiadores del arte que no se terminan de poner de acuerdo. Hay quien dice que originalmente serían la representación de unos salvajes y que incluso llevaban un tocado de plumas en la cabeza que se ha perdido con el paso del tiempo. No obstante, hoy se les suele identificar como Hércules y Teseo, dos seres míticos de fuerza y valor indiscutible. Aunque también hay interpretaciones que aseguran que serían Hércules y su enemigo Gerión, representados amenazándose en el momento previo al combate en el que salió vencedor el semidios Hércules.

Sean quiénes sean, parece claro que se trata de una representación de poderío del propietario del palacio, que no fue otro que Pedro Martínez de Luna y Urrea, que a mediados del siglo XVI era el poderoso Virrey de Aragón, además de disfrutar del título aristocrático de conde Morata de Jalón.



Este personaje poseía un enorme solar en este punto de la ciudad, prácticamente en los límites de la vieja Caesaraugusta romana que llegaba hasta estas alturas del Coso. De hecho, algunas de las grandes piedras en el zócalo y la base del Palacio de la Audiencia pudieron aprovecharse de las antiguas murallas que había cerca y que por entonces se estaban derribando para favorecer el crecimiento de la ciudad.

Porque Zaragoza en el siglo XVI era una de las urbes más dinámicas y ricas de España, e incluso de Europa. Viajeros llegados de puntos lejanos del continente la llamaron Zaragoza la Harta, debido a la proliferación de grandes palacios que se construyeron en tal momento de efervescencia comercial. Y una de esas construcciones fue el palacio que hoy vemos. Una obra enorme, como correspondía al cargo de su propietario. De ahí su amplia fachada y los dos torreones que dominan sus esquinas.

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Pero volvamos al detalle de su portada. Pedro Martínez de Luna encargó la construcción del palacio e hizo venir al maestro cantero francés Brimbeuf para realizar esta entrada repleta de imaginación. Una obra que debía seguir los cánones del elegante arte renacentista que por entonces triunfaba.

Está claro que los gigantes levantados sobre pedestales es lo más destacados Pero descubramos otros detalles. Sobre las cabezas de esos personajes, están los capiteles que simulan soportar todo un friso escultórico, plagado de figuras y escenas narrativas. ¿Qué representa?

Se trataría de una réplica de una famosa serie de cuadros de la época. Ni más ni menos que el Triunfo de César que Andrea Mantegna pintó en 10 lienzos para el Palacio Ducal de Mantua, en Italia. Unos cuadros que se convirtieron en referente de los gobernantes del siglo XVI, que deseaban equipararse con personajes clásicos como César. Así que por toda Europa, circulaban estampas de estos cuadros italianos, y no había aristócrata que no ansiara tener algo parecido en su residencia.

De manera que esas estampas pudieron inspirar al conde para incorporar semejante referencia cultural y política en su moderno palacio. Si bien, hay que decir que la maestría del escultor no era demasiada, y para ser justos debemos juzgar la obra de una calidad mediana. Eso y la erosión del paso del tiempo impiden que podamos reconocer con detalle todas las escenas labradas en la piedra.

En cambio, identificamos mejor la parte del frontón, ese gran marco triangular que corona la parte más alta de la portada. Ahí en el centro está representado Helios, el dios del sol, cuyos rayos lo hacen inconfundible. Mientras que a un lado tiene la representación de una niña que personifica la Aurora, la cual descubre su rostro para quitarse el manto de la noche. Y al otro lado, otra niña parece taparse con el mismo manto, ya que personifica la Luna.

Y para acabar con este breve repaso a las figuras de la portada, echemos un ojo a las enjutas. Perdón por el palabro, pero ese es el término técnico para describir los dos triángulos curvados que hay sobre el arco de entrada al palacio. En todo caso, esperamos que la foto aclare qué es una enjuta.

Ahí están labradas con minuciosidad dos cabezas, que dirigen su mirada hacia el paseante y quien se disponga a entrar. ¿Quiénes son? No se puede saber con absoluta seguridad. Pero todo parece indicar que sería la representación de grandes hombres de la Antigüedad, convertidos en símbolos de la Razón y la Virtud.

En definitiva, esperamos que en vuestro siguiente paseo por el Coso os detengáis ante esos “gigantes con el garrote al hombro” y observéis al detalle este pedacito de nuestra historia y nuestro patrimonio.

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