El río Turia, uno de los grandes ríos aragoneses, tiene su nacimiento en los Montes Universales y a su paso riega gran parte de la provincia de Teruel
También se le conoce como río Guadalaviar, aludiendo a su lugar de nacimiento, cuyo origen se vincula a lengua árabe y a la Edad Media
Texto de Armando Cerra – Imagen principal de la Oficina de Turismo de Teruel
El Turia es uno de los grandes ríos de la Comunidad Autónoma de Aragón. Tiene unos 280 kilómetros de longitud desde su nacimiento en los Montes Universales hasta su desembocadura en el mar Mediterráneo. Y a su paso riega gran parte de la provincia de Teruel, tanto él como sus afluentes, especialmente el Alfambra. ¿Queréis saber un poco más de este río? Pues seguid leyendo.
El enclave donde nace el río Turia es la Muela de San Juan, a 1.680 metros de altitud, situada en el término municipal de Guadalaviar. Y precisamente en una zona donde nacen en muy poco espacio tres grandes ríos. El Turia evidentemente, pero también el río Tajo, del que ya os hablamos en otro artículo, así como el Júcar. Si bien este último aunque nace en las mismas sierras, lo hace en la vertiente conquense de estas montañas.
Pero volvamos al Turia, o más bien al río Guadalaviar, ya que en todo este primer tramo de su recorrido se le suele llamar así. Pero hablando de nombres, lo cierto es que el topónimo de Turia ya lo usaron los romanos, como se puede leer en los textos de escritores de la antigüedad como Salustio, Plutarco o Ptolomeo. Mientras que la denominación de Guadalaviar, aludiendo a su lugar de nacimiento, estaría vinculada con la lengua árabe y a la época de la Edad Media.
La Muela de San Juan donde nace, ubicada a caballo de los Montes Universales y la Sierra de Albarracín, es un punto de terrenos kársticos, así que el río va atravesando un territorio angosto y muy quebrado, en la que va recibiendo los aportes de pequeños arroyos y torrentes como la Fuente de la Corneja, el arroyo de la Barquilla o los manantiales de Barranco Hondo. Por ello es una zona muy fotogénica. Pero esto no es más que el comienzo.
El cauce se va adaptando a los paisajes serranos mientras discurre por Tramacastilla y Torres, hasta pasar por la parte baja de la bellísima ciudad de Albarracín, una localidad que jamás falta en cualquier listado de los pueblos más hermosos de España. Desde ahí prosigue hacia Gea de Albarracín, una localidad muy ligada al agua, ya que aquí se conserva un acueducto de época romana que llega hasta la vecina localidad de Cella.
Podemos decir que este es su primer tramo, y una de sus partes más espectaculares, ya que a partir de Gea emprende una zona más llana y abierta hasta llegar a la ciudad de Teruel. Y es en la capital de provincia donde definitivamente va a dejar de llamarse Guadalaviar para renombrarse como Turia. En especial, desde el punto en el que recibe las aguas rojizas del Alfambra. Unas aguas que nacen en la Sierra de Gúdar y que recorren un territorio muy arcilloso que le da su color característico al caudal.
En Teruel, el cauce toma otra dirección, adaptándose a la historia geotécnica del terreno. Así que forma una fuerte curva y pone rumbo al sur, o más bien sudoeste. El caso es que el paisaje paulatinamente también se va cerrando conforme sigue su itinerario atravesando las localidades turolenses de Villaespesa, Villastar, Villel y, por fin, Libros, la última de las poblaciones aragonesas que riega. Y durante todo este tramo no para de engrosar su caudal gracias a los aportes de diversos barrancos, algunos tan bonitos como la Rambla de Barrachina en el término de Villaspesa.
Pero las aguas de un río siempre han de seguir su camino hacia el mar y no saben de límites administrativos ni fronteras. Y el Turia prosigue su periplo hacia el Mediterráneo, y para conseguirlo primero que tiene que hace es atravesar de parte a parte esa isla valenciana que es el Rincón de Ademuz. De alguna forma, el río es el eje de esta comarca tan peculiar rodeada por tierras de Aragón a un lado y de Castilla La Mancha al otro. De hecho, cuando el Turia abandona el Rincón de Ademuz, se adentra durante unos cuantos kilómetros por territorio de Cuenca.
Este tramo es bastante espectacular, pero todavía lo es más su entrada en la Comunidad Valenciana. Ahí le esperan parajes realmente bonitos por su aspecto tan agreste y encajonado. Especialmente en la zona de Chulilla. Digamos que este es el final del recorrido más asalvajado del Turia, ya que después le aguardan muchas derivaciones en forma de acequias y campos de cultivo que debe regar, hasta que por fin alcanza la ciudad de Valencia.
Ahí, su antiguo cauce, para evitar sus temidas crecidas, fue completamente variado y desviado hasta su desembocadura en el mar. Y por donde antaño discurría el río, hoy está el llamado Parque del Turia, convertido en una de las zonas de ocio más concurridas de la ciudad. Un final más que merecido para el río que nace en tierras de Teruel.
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