Al desplegar un mapa de las comunidades autónomas españolas descubrimos una curiosidad, el Rincón de Ademuz, una isla valenciana al sur de Teruel
Aunque está en medio de la zona del Arco de las Salinas, la situación territorial medieval no ha cambiado con el paso de los años
Texto de Armando Cerra
Cuando desplegamos un mapa de las comunidades autónomas españolas, al echarle un ojo a los límites de Aragón, descubrimos una curiosidad. Y es que en la parte más meridional de la provincia de Teruel, la línea que marca los límites con Cuenca, de pronto se rompe y se ve una especie de isla perteneciente a la Comunidad Valenciana. Ese es el Rincón de Ademuz, el cual no tiene contacto territorial con el resto de la provincia ché, ya que se halla por completo rodeado de tierras aragonesas y de Castilla La Mancha.
Seguro que te has preguntado más de una vez el porqué de semejante capricho. Pues bien, la razón se remonta muchos siglos atrás. Tenemos que meternos en la máquina del tiempo y viajar hasta la Edad Media para comprenderlo. Fue a comienzos del siglo XIII, en el año 1210, cuando el rey Pedro II de Aragón en sus luchas contra los musulmanes, conquistó tierras al sur de Teruel y también la zona del actual Rincón de Ademuz. De esta manera, todo ese territorio quedó bajo dominio del rey de Aragón.
Sin embargo, esa situación cambió en solo unas décadas. Fue Jaime I, hijo del propio Pedro II, el responsable del cambio. Este monarca es conocido como Jaime el Conquistador debido a la enorme expansión que alcanzaron sus dominios. En su persona descansaron un sinfín de títulos: rey de Aragón, pero también de Valencia y de Mallorca, además de Conde de Barcelona, de Urgel y señor de Montpellier, entre otros.
El caso es que entre batalla y batalla también tenía que sacar tiempo para ganarse a sus gobernados y a las élites que le debían apoyarle en sus inagotables empresas militares. De manera que decidió que el Rincón de Ademuz se adscribiría el Reino de Valencia para que rindiera ahí sus cuentas, mientras que el vecino municipio de Arcos de Salinas sería del Reino de Aragón.
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Eso a él, amo y señor de todas esas tierras, no le suponía demasiados quebraderos de cabeza. Pero aquella decisión se consolidó y nunca cambió. De hecho, perdura hasta la actualidad, cuando Ademuz y el resto de localidades que componen el Rincón pertenecen al provincia de Valencia, pese a que no haya contacto físico alguno, ya que en medio está la zona de Arcos de las Salinas.
Y ahora que ya sabemos la razón de esta cuestión de territorialidad, ya estamos preparados para arrancar el coche y acercarnos hasta este antojo histórico y geográfico. Para que os hagáis idea, desde Teruel hasta la localidad de Ademuz, capital del Rincón, hay unos 45 minutos de distancia. Un trayecto que, en gran parte, va en paralelo al río Turia. De hecho el cauce de ese río atraviesa de norte a sur el Rincón de Ademuz, y lo divide más o menos en dos partes. Aunque como curiosidad, debéis saber que allí a estas aguas las suelen conocer como el río Blanco.
Te vamos a contar otra curiosidad. En el Rincón de Ademuz se levanta el pico más alto de toda la Comunidad Valenciana. Es el Alto de las Barracas que se eleva hasta los 1.837 metros de altura. Y es que hay que tener en cuenta que toda la comarca es un paisaje serrano muy quebrado, dominado por los bosques de pinos y de sabinas. ¡Vaya que es ideal si os gusta el senderismo y la naturaleza! No obstante entre tanto bosque y serranía también hay poblaciones muy interesantes. Especialmente las cabeceras de los siete municipios que componen la comarca. La que nos da la bienvenida junto a las aguas del Turia es Torrebaja. Y luego se llega a Ademuz, la capital. Su casco urbano se apiña en la ladera del monte y ahí se esconde una joya del románico valenciano: la ermita de la Virgen de la Huerta.
Muy cerca están las poblaciones hermanas de Casas Altas y Casas Bajas, las cuales tal vez no tengan ningún monumento de primer orden, pero son en sí mismas un conjunto etnográfico muy interesante, ya que han sabido conservar y recuperar espacios tan emblemáticos como los molinos harineros o el viejo horno comunal. Un poco más al este queda el término de la Puebla de San Miguel, cuyo valor ecológico es innegable y por eso se ha protegido bajo la figura de Parque Natural. Al igual que en la parte occidental también es muy apreciado el paisaje del pueblo de Vallanca, sobre todo los parajes de la hoces del río Bohilgues, cuyas cascadas se van descubriendo gracias a uno de los caminos de la Red Comarcal de Senderos del Rincón de Ademuz.
Y para poner la guinda a esta escapada a la comarca valenciana más turolense nos queda por hablar de Castielfabib. Ahí se conservan las ruinas de su vieja fortaleza y una iglesia medieval que bien parece un castillo. Sin duda el mejor lugar para evocar la curiosa historia de cómo este hermoso rincón entre Teruel y Cuenca acabó perteneciendo a Valencia.
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