La Selva de Oza es una de las joyas del Parque Natural de los Valles Occidentales, con una excursión circular de unos 3 kilómetros y sin grandes desniveles
En plena comarca de la Jacetania, este espacio alcanza unos tonos ocres con una fotogenia desbordante de belleza y romanticismo
Texto de Armando Cerra – Imágenes de la página web de la Selva de Oza
Se acerca el otoño, o sea que van bajando las temperaturas y se acortan las horas de luz, cada día un poquito. Eso para algunos quizás os resulte triste, pero en cambio para otros resulta que estamos llegando a su estación del año preferida. Sobre todo para aquellos que os encanta disfrutar de la naturaleza de Aragón y estáis esperando que llegue el finde para hacer una excursión senderista. Las opciones para gozar de los paisajes otoñales en las tres provincias aragonesas son abundantes. Pero hoy os queremos hablar de una de las más espectaculares: la excursión a la Selva de Oza, en el Valle de Hecho.
Esta excursión es bonita incluso antes de empezar a caminar. Ya la carretera hasta llegar allí es sencillamente impactante. Primero porque se atraviesa el núcleo histórico del Valle de Hecho. Luego porque se alcanza la población de Siresa, donde está el Monasterio de San Pedro de Siresa del que ya os hemos hablado en alguna ocasión, ya que se trata de una de las cunas del reino aragonés. Después porque la carretera atraviesa unos paisajes boscosos de lo más atractivos. Y por último, porque antes de llegar hay que vivir la aventura de atravesar la Boca del Infierno.
Ese es el tramo final de carretera. Son unos cuantos kilómetros por una garganta de rocas escarpadas que tienen al fondo del barranco el cauce del río Aragón Subordán. Un paisaje estremecedor con el que alucinarán todos los que vayan en el coche, salvo quien conduzca, ya que la carretera es peligrosa. No solo tiene una caída vertiginosa. Además es muy estrecha y hay que estar atento para compartir cortésmente el asfalto con los coches que vienen de frente. Así que mucha paciencia, precaución y educación al volante. Sería una lástima tener un disgusto antes de llegar a la entrada de la Selva de Oza.
Este paraje es una de las joyas que posee el Parque Natural de los Valles Occidentales y lo cierto es que su goce está al alcance de toda la familia. Es una excursión circular muy corta y sin grandes desniveles, por lo que grandes y pequeños pueden realizarla sin problema alguno. ¿Cuánto dura? Lo que uno quiera. Aunque el recorrido apenas sean unos 3 kilómetros, lo cierto es que todo lo que hay ver en ese itinerario hace que se vayan haciendo un sinfín de paradas.
No es extraño que sea una de las maravillas naturales más visitadas de la Comarca de la Jacetania. Todavía más en los meses de otoño, cuando el hayedo que ocupa gran parte de la Selva de Oza alcanza unos tonos ocres con una fotogenia desbordante de belleza y romanticismo.
Esos colores de las hojas de las hayas, el blanquecino de sus troncos, el verde brillante de los musgos y los helechos, el tapiz de hojas caídas, así como los numerosos cursos de agua de la zona salpicados por rocas plagadas de líquenes, hacen que la Selva de Oza sea un escenario de cuento. Cuando alguien piensa en gnomos y hadas siempre las ubica en parajes tan preciosos como estos.
Ni que decir tiene que los amantes de la fotografía pueden pasar aquí horas, buscando los mil y un efectos de luz y color que proporciona el bosque. Ya solo por disfrutar de ese show de la naturaleza merece la pena esta excursión a la parte más alta del Valle de Hecho. Pero además tiene otros motivos de interés que no se deben pasar por alto.
Por ejemplo, contemplar las montañas que rodean el lugar y ver los pastos en los que el ganado apura al máximo los días de buen tiempo, antes de descender del valle. Que nadie se sorprenda al aparcar el coche, si tiene a su lado enormes vacas y caballos. Eso sí, hacedle una foto y dejad tranquilos a los animales. ¡No les molestéis para que no se asusten!
Otro encanto es ir identificando las especies que habitan en la Selva de Oza más allá de las hayas. Es muy rica tanto vegetales como en animales, e incluso en lo que respecta a la familia de los hongos. Los hay verdaderamente vistosos, pero no todos son comestibles. Así que nada de arrancar setas sin conocerlas, y mucho menos comérselas. De hecho, hay una norma que dice que cuanto más atractiva sea la seta, más venenosa es. ¡Mucha atención!
Y no acaban aquí los atractivos que os encontraréis durante el paseo por la Selva de Oza. Os sorprenderá saber que en este lugar tan hermoso pero a la vez tan húmedo y frío en invierno ya vivía el hombre prehistórico. En medio del bosque podéis encotrar restos megalíticos, perfectamente señalizados, como la Corona de los Muertos. Una formación de rocas que los arqueólogos piensan que eran la base para cabañas neolíticas con miles de años de antigüedad. ¡Espectacular!
No lo dudéis. Si os gusta salir al monte, este otoño preparad la excursión a la Selva de Oza, os encantará.