Descubre qué ver en la capital de Rumanía en tu escapada desde Zaragoza: catedrales, iglesias, plazas… ¡y mucho más!
El vuelo desde Zaragoza a Bucarest, con dos posibilidades por semana, cuenta con una duración de unas 3 horas y 20 minutos
Texto de Armando Cerra
La aerolínea Wizz Air lleva ya varios años asentada en el aeropuerto de Zaragoza. De hecho, conecta desde hace tiempo la capital aragonesa con dos destinos de Rumanía. De uno de ellos, Cluj Napoca y la región de Transilvania ya os hablamos hace unos meses. Y hoy nos toca hablar de su otro vuelo desde Zaragoza a Bucarest, la capital de Rumanía.
Esta conexión se realiza mediante dos vuelos semanales, los cuales tienen una duración de unas tres horas y 20 minutos. Un tiempo más que asumible para conocer una ciudad que tal vez no sea la más renombrada de Europa, pero que posee suficientes atractivos como para plantearse hacer una escapada desde Zaragoza. Aquí te vamos a contar qué ver en Bucarest.
Para empezar tenemos que decirte que pese a ser una ciudad muy extensa, con una población cercana a los dos millones de habitantes, se trata de un destino muy accesible para visitarlo caminando, ya que la gran mayoría de atractivos se encuentran en la ciudad antigua o en sus inmediaciones. En definitiva, cuando tomes el vuelo de Zaragoza a Bucarest, llévate buen calzado porque gran parte del encanto de este viaje consiste en callejear y dejarse sorprender.
Y siempre que se callejea es aconsejable tener un punto de referencia. En el caso de la capital rumana, éste perfectamente puede ser la plaza Unirii, siempre dinámica y perfectamente conectada con el resto del centro urbano. A partir de ahí ya te podrás dirigir a los lugares que sí o sí hay que ver en Bucarest.
Uno de ellos es la Catedral Patriarcal, es decir, la sede del patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rumana. Un espacio que sorprende por su espiritualidad dominada por la luz de las velas y los mosaicos. Un templo impactante gracias a su atmósfera de recogimiento. Algo que por cierto también se aprecia en las muchas iglesias del centro, algunas de tanta importancia artística como la cercana iglesia del Monasterio Stravopelos. Otro sitio que hay que ver en Bucarest.
Evidentemente el patrimonio monumental de la ciudad no solo consiste en iglesias. Hay mucho más. Desde la Sinagoga Coral del siglo XIX, la mayor del país, hasta el hotel Hanul Iu Manuc que nació como posada en 1808 y que todavía se mantiene como acogedor alojamiento y restaurante para los viajeros.
Y hablando de restaurantes. Caminando por el centro no os faltará oferta. Aunque quizás os falten referencias sobre su gastronomía. Aquí os vamos a dar alguna pista sobre lo mejor que podéis comer en Bucarest. Por ejemplo no os perdáis las mici, o sea unas albóndigas de carne muy especiada y picante. También os recomendamos el típico estofado con polenta llamado tochitura cu mamaliguta. Y si hace frío, entrará muy bien la ciorba que es una contundente sopa a base de salvado fermentado que puede llevar desde verduras hasta callos. Y de postre un cazonac a base de huevos, harina, azúcar, leche y cacao.
Pero después de recuperar fuerzas, sigamos la visita por Bucarest que todavía hay mucho que ver. Por ejemplo, es necesario recorrer la calle de la Victoria donde está el atractivo Palacio Cantacuzino o el Ateneo Rumano, que es el edificio neoclásico que acoge a la Orquesta Filarmónica de Rumanía. Y muy cerca de ahí está el Pasaje Macca-Vilacrosse, un pasaje comercial cubierto que guarda todo el encanto de la ciudad del siglo XIX. Una de las zonas de Bucarest que son como un viaje a otra época.
Algo similar ocurre al estar frente al Parlamento. Una de las construcciones más grandes de todo el planeta con más de tres mil habitaciones y unos 330.000 metros cuadrados de superficie. Si bien su visión nos propone un viaje virtual a otro tiempo, ya que se trata de una delirante construcción de la época comunista que todavía hoy domina la gran plaza de la Revolución. Si bien ahora le toca compartir protagonismo como el Museo de Arte de Rumanía, el Palacio Real, una iglesia ortodoxa y sobre todo el Memorial del Renacimiento que recuerda a los ciudadanos que se enfrentaron al régimen dictatorial de los Ceaucescu en 1989.
En definitiva que la historia más lejana y más cercana va surgiendo conforme se recorren las calles de Bucarest y aparecen ante nuestros ojos estos lugares y otros muchos interesantes. Por ejemplo, los amantes de los libros que no se pierdan entrar a la bellísima Librería Carturesti Carusel del siglo XIX. Los que busquen un momento de relax que se acerquen hasta el parque Herastrau, el más grande de la ciudad y que acoge el Museo Satului que permite descubrir más de las tradiciones rumanas. Y además a un paso de ese parque está el famoso Arco del Triunfo de Bucarest que tanto se ha comparado con el de París.
Ya os podéis imaginar que hay mucho que ver en Bucarest y eso requiere un esfuerzo. De manera que os recomendamos que sobre todo disfrutéis de la experiencia y os lo toméis con calma. Y para eso lo mejor es que hagáis una visita a Therme Bucharest, uno de los balnearios termales más grandes del continente. Un lugar que os dejará en las mejores condiciones antes de volver a tomar el vuelo a Zaragoza.