¿Pensando en una escapada otoñal al Pirineo? Pues aquí va un destino fantástico: el Valle de Hecho. Un municipio de la comarca de la Jacetania que lo tiene todo para satisfaceros.
Los paisajes son dignos de postal y los senderistas encuentran rutas para todos los gustos y niveles. Además las diferentes localidades de la zona tienen la más sabrosa mezcla de historia, tradiciones y gastronomía. ¡Sigue leyendo y te contamos más!
Texto: Armando Cerra – Fotografías: Web Oficial Valle de Hecho
Para los más despistados vamos a aclarar lo del Valle de Hecho, o Val d’Echo como se escribe en cheso, la lengua de la zona desde antaño. Pues bien el Valle de Hecho es un amplio municipio que forma parte del Parque Natural de los Valles Occidentales y donde se integran varias localidades. Obviamente está Hecho, pero también forman parte de ese ayuntamiento núcleos como Siresa, Embún y Urdués.
Cualquiera de esas cuatro localidades merece un paseo. Incluso las dos menos conocidas de Urdués y Embún. Por ejemplo, el conjunto de arquitectura tradicional de Urdués, su puente sobre el barranco Romaciete o su iglesia románica de San Martín son dignos de un tranquilo paseo. Y en cuanto a Embún, también se puede visitar aquí su parroquial con una atractiva fachada renacentista y los retablos del interior. Eso por no hablar del Museo del Palotiau o de sus exquisitos boliches, una legumbre que es un auténtico manjar.
Respecto a Siresa, ya os hemos hablado aquí de su monumento principal: el monasterio de San Pedro de Siresa. Una construcción medieval de enorme relieve artístico y también todo un hito en el surgimiento de los que sería el Reino de Aragón. En fin, que nadie se lo debería perder durante una estancia en el Valle de Hecho. E incluso se puede decir que él por sí solo es motivo del viaje.
Y para el final hemos dejado la principal localidad del municipio. Lógicamente nos referimos a Hecho, uno de los pueblos mejor conservados y más interesantes de toda la comarca jacetana, e incluso de todo el Pirineo oscense. El paseo por Hecho siempre es un deleite ya que los vecinos siempre pusieron afán en mantener las formas más tradicionales de su arquitectura. Algo que se manifiesta en cualquier fachada donde no faltan los grandes portones con exvotos y símbolos protectores para sus habitantes. O en sus tejados, donde las chimeneas troncocónicas se coronan con espantabrujas que impidan que el mal entre en el hogar.
Posiblemente la máxima expresión de la preocupación en Hecho por mantener sus tradiciones y su cultura ancestral sea el Museo Etnológico Casa Mazo. En esta antigua vivienda situada muy cerca a la Plaza Mayor se recrean las formas de vida a partir de los muchos útiles expuestos. El mejor lugar para descubrir la dura vida del pastor en las montañas, la forma de elaborar los famosos quesos chesos o como todavía se visten con orgullo los trajes tradicionales del valle.
No obstante, no todo en las calles de Hecho son tradiciones ancestrales. Aquí se encuentra uno de los primeros museos de escultura contemporánea al aire libre que hubo en España. Una conjunto artístico que se generó entre los años 1975 y 1984 por iniciativa del escultor francés Pedro Tramullas, y que desde entonces se ha convertido en otro de los reclamos de la localidad, que cuenta con una más que interesante colección de obras de autores tanto españoles como de otros llegados desde lejanos puntos del globo.
Es decir, las distintas localidades del Valle de Hecho son capaces de satisfacer el estómago y también el espíritu descubriendo la historia, el arte y las tradiciones de la zona. Pero por si fuera poco, luego están las montañas, la naturaleza, los bosques, los ríos y barrancos. Hay de todo un poco en este trocito del Pirineo aragonés.
Por ejemplo, una buena muestra de ello son los emblemáticos parajes de la Selva de Oza, situada unos kilómetros más allá de Hecho y Siresa, y a la que se llega por una estrecha carretera que se asoma con vértigo al Barranco del Infierno. La conducción ha de ser tranquila y lenta, además de amable con los vehículos que nos encontraremos a nuestro paso, ya que no siempre caben dos coches al mismo tiempo. O sea, que mucha atención. Por fortuna, luego uno se puede relajar y maravillar dando el paseo bajo el hayedo de Oza.
Llevad buena cámara de fotos, porque os encantará. Y más aún en estas fechas de otoño. Además tienen el encanto añadido de ocultar disperso por el bosque un conjunto megalítico extraordinario. Restos que atestiguan que aquí ya vivía el hombre prehistórico. Algo que se puede complementar con el paseo por el vecino valle de Guarrinza. Uno de esos lugares que le dejan a un perplejo por su encanto natural.
Y algo similar sentiréis si subís hasta Gabardito y su refugio. El ascenso se puede hacer caminando. O también en coche para luego emprender las rutas senderistas y montañeras que os lleven hasta picos como el de Agüerri o el Lenito. Sin duda esta parte del Pirineo de Huesca no es la más elevada, pero nadie puede dudar que el Valle de Hecho posee una belleza de lo más salvaje.