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Pueblos medievales en el Béarn: cinco rincones que puedes visitar en el día desde Pau

Imagen: Oficina de Turismo de Béarn des gaves

Descubre un recorrido por cinco pueblos medievales en el Béarn que se encuentran a menos de una hora en coche desde Pau

Hace tan solo unas semanas, hicimos una escapada a Pau, un viaje habitual en Enjoy Zaragoza para descubrir sus encantos turísticos, gastronómicos y culturales a poco más de tres horas en coche desde Zaragoza. Aunque siempre solemos enseñaros los atractivos de esta ciudad francesa, lugar donde nos alojamos, en esta ocasión nos centramos en los pueblos medievales en el Bearn.

Situada al otro lado de los Pirineos, esta región francesa cuenta con múltiples lugares que merece la pena visitar y que se encuentran a un paso de Pau. Por ello, vamos a hacer una recopilación de los pueblos medievales del Bearn que tienes que visitar sí o sí desde Pau en tu próxima escapada por el sur de Francia.

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Oloron Sainte Marie

Hermanada con Jaca, se trata de una villa pequeña, con una población de unos 10.000 habitantes, que se encuentra a 40 minutos de Pau. Oloron Sainte Marie se encuentra repartido por tres barrios históricos. El más alto es el barrio de la Catedral, y más cercanos a los cauces fluviales de los ríos Ossau y Aspe están los barrios de Santa Cruz y de Notre Dame.

Precisamente en el barrio de la Catedral es donde se encuentra el principal templo de Oloron desde el punto de vista histórico y artístico. De hecho, la iglesia forma parte del Patrimonio de la Humanidad y por aquí han pasado los peregrinos jacobeos desde los tiempos de románico.

Además, los más lamineros tenéis una parada obligada en Oloron Sainte Marie. Nos referimos a la fábrica de chocolate de Lindt, que cuenta también con una tienda donde puedes comprar este manjar y llevarte un espectacular recuerdo.

Morlanne

También a unos 40 minutos de Pau, Morlanne es un pintoresco pueblo medieval, conocido por su rica historia y su entorno natural encantador. Este pueblo francés ofrece una combinación única de arquitectura medieval y paisajes verdes. Entre sus atractivos destacan una antigua iglesia gótica, calles empedradas y casas tradicionales de entramado de madera. Morlanne es un destino ideal para quienes buscan disfrutar de la tranquilidad rural francesa y explorar la cultura local cerca de Pau. ¡Digno de cuento de hadas!

Sin duda, la joya de la corona de este lugar es el castillo de Morlanne, una impresionante fortaleza medieval construida en el siglo XIV que se diseñó como lugar de defensa para conflictos bélicos. El castillo destaca por sus robustas murallas de piedra y su imponente torre del homenaje. Con el paso de los siglos, el castillo ha sido restaurado y conserva gran parte de su estructura original, ofreciendo a los visitantes una fascinante visión de la arquitectura y la vida medieval.

Nosotros hicimos la visita guiada al castillo de Morlanne, la cual es posible escucharla en castellano, en la que te muestran cómo fueron las habitaciones con algunos muebles y cuadros, así como la historia de quienes lo restauraron. Rodeado de jardines bien cuidados, el Castillo de Morlanne es un importante sitio histórico y un atractivo turístico de la región que abre en horario de 10:00 a 12:30 y de 14:00 a 18:30 horas.

Salies-de-Béarn

A 55 minutos en coche de Pau, la ciudad francesa de Salies-de-Béarn debe su renombre a la sal, que ha escrito el curso de su historia; de hecho, es conocida como la “ciudad de la sal”. Y es que cuenta con un inagotable manantial de agua salada que proporciona salud y bienestar y que pertenece todavía a cerca de 500 salisianos denominados Part-Prenants.

Para recorrer esta ciudad, debemos tener en cuenta que se divide en dos barrios. Por un lado, en el más antiguo, puedes encontrar históricas casas típicas de los siglos XVII y XVIII, repartidas por callejuelas estrechas y floridas, entre las que también se encuentra el Museo de la Sal y de las Tradiciones Bearnesas. Por otro lado, el barrio termal cuenta con un aspecto muy distinto, ya que nos permite viajar a la Belle Epoque a través de sus baños de estilo mozárabe, el quiosco de la música y el espectacular Hotel du Parc, que aloja el Casino de Salies.

Recorrer sus calles es sinónimo de pasear por una ciudad con casi 600 años de historia, que abarcan desde la leyenda de la fuente del jabalí hasta el barrio termal.

Sauveterre-de-Béarn

La ciudad medieval de Sauveterre-de-Béarn se sitúa muy cerca de nuestra anterior parada, a tan solo 12 minutos, y a una hora desde Pau. Pero la propuesta es totalmente diferente, ya que nos sumergimos en uno de los paisajes más hermosos de Francia. Para que entendáis su magnitud, el académico Léon Bérard calificó este rincón como la “Perla del Béarn”.

Por tanto, os podéis imaginar que la visita es prácticamente obligatoria debido a su cercanía a Pau. Además, cabe destacar que se trata de una tierra labrada por leyendas, una tierra de misterios que te invita al descubrimiento, a recorrer sus calles y conocer todo tipo de historias.

Antiguo campo atrincherado, poderosamente defendido por sus viejos muros de piedra, Sauveterre-de-Béarn ha contribuido a mantener la soberanía de la región durante siglos. Desde los siglos X y XI, se ha convertido en un lugar de paso para los peregrinos.

Te recomendamos empezar el recorrido desde la plaza del Ayuntamiento, donde puedes encontrar la iglesia de San André, construida a finales del siglo XII con una mezcla de estilos arquitectónicos. Continuando hacia el suroeste, podemos encontrar múltiples lugares históricos: la torre Monréal, el fortificado puente de la Légende, el hospital de peregrinos o la puerta de Lester. Pero una de sus peculiaridades es que puedes acercarte caminando hasta la isla de la Glère a través de una pasarela. Allí encontrarás una zona natural rodeada de una flora espectacular.

Navarrenx

También es sinónimo de una larga y rica historia la ciudad de Navarrenxsituada a 50 minutos desde Pau. Esta tranquila y fortificada ciudad se convirtió oficialmente en una fortaleza defensiva en 1316 gracias a la concesión de Marguerite de Moncade. Además, unos siglos más tarde, en el siglo XVI, Henri II d’Albret decidió fortificar la ciudad para proteger la región.

De esta manera, un ingeniero militar italiano, Fabricio Siciliano, erigió en Navarrenx la primera plaza fortificada en Francia de modelo italiano, que se puso a prueba por las tropas francesas de Charles IX. Por tanto, dar un paseo por esta ciudad es sinónimo de recorrer la historia del sur de Francia.

Una vez conocida su historia, es más fácil entender que los grandes atractivos de este rincón son militares: los Cuarteles de Saint-Antoine y la antigua entrada a la ciudad, que todavía puede visitarse, el semi-bastión de la Campana, la Poudrière, único almacén de pólvora del pueblo que fue construido en 1580, los bastiones de Contraminas y del Mont Livet, la Fuente Militar o el Arsenal, que actualmente alberga el Centro de Interpretación. Pero no son las únicas opciones. También puedes visitar la iglesia de Saint Germain, terminada en 1562, o la Casa de Jeanne d’Albret.

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