Hermanos Bayeu, pintores de Zaragoza y de la corte madrileña - Enjoy Zaragoza
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Hermanos Bayeu, pintores de Zaragoza y de la corte madrileña

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Los hermanos Bayeu representan a una generación de artistas aragoneses del siglo XVIII, aunque quedaron opacados por la figura de Goya

Una de las curiosidades de esta familia es que Francisco de Goya era su cuñado. ¿Lo sabías?

Texto de Armando Cerra

Los hermanos Bayeu representan una generación fantástica de artistas aragoneses del siglo XVIII, si bien su fama y prestigio ha quedado ensombrecida por un gigante como Francisco de Goya que, por cierto, era su cuñado. Pero hoy vamos a detenernos un poquito en la vida y obra de estos tres hermanos: Francisco, Ramón y Manuel Bayeu.

El mayor de los Bayeu fue Francisco, nacido en Zaragoza en 1734. Aquí recibió su primera formación como artista y también hizo sus primeras obras, casi todas ellas de carácter religioso para diversas iglesias tanto de la ciudad como de localidades próximas, por ejemplo en Pedrola o Aldehuela de Liestos. Al igual que hay que recordar su trabajo en el Pilar, donde de hecho trabajaron los tres hermanos y también Goya, que acabaría casándose con Josefa Bayeu.

El talento de Francisco Bayeu era incuestionable y su estilo muy del gusto de la época, por eso fue llamado a Madrid para realizar obras de relumbrón. Ahí hizo cartones para los tapices de la Real Fábrica de Santa Bárbara, institución que llegó a dirigir con el tiempo. Al igual que fue profesor y director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Pero además realizó numerosas pinturas en los palacios de la monarquía española. Sus murales al fresco todavía se conservan en techos y paredes del Palacio Real de Madrid, así como en el Palacio del Pardo o en los Reales Sitios de la Granja de San Ildefonso y de Aranjuez. En ellos destacó su maestría para pintar alegorías de inspiración mitológica. Unos temas que compaginó con sus trabajos religiosos en templos como el Convento de la Encarnación de Madrid o la Catedral de Toledo

Y como artista vinculado con la corte y la realeza, mucha obra suya se integró en las colecciones reales y hoy en día forma parte del patrimonio del Museo del Prado

En definitiva, fue un artista muy prestigioso en su tiempo e incluso fue un apoyo clave para que Goya se estableciera en Madrid en sus inicios. Al igual que siempre apoyó a sus otros hermanos hasta que falleció en la capital española en 1795.

Curiosamente murió más tarde que el pequeño de los hermanos, Ramón Bayeu nacido en Zaragoza en 1744 y muerto en Aranjuez en 1793. Como su hermano mayor realizó numerosos cartones para la Real Fábrica de Tapices y también pintó diversos frescos religiosos, incluidos los de la Basílica del Pilar

Tal vez su talento era mayor y también su libertad a la hora de afrontar los encargos. Por eso tuvo una relación más fácil y colaborativa con su cuñado Francisco de Goya. De hecho, se sabe que colaboraron en diversos encargos como las pinturas para la iglesia de la Asunción en Valdemoro o las que hicieron para el Real Monasterio de San Joaquín y Santa Ana en Valladolid

Si bien su gran legado fueron obras de menor formato y también los grabados que realizó. Un conjunto pictórico más que interesante que también están muy bien representado en los fondos del madrileño Museo del Prado.

La vida de Francisco y de Ramón está muy bien documentada, tanto en Zaragoza como en Madrid, donde pasaron muchos años. Sin embargo, la biografía de Manuel Bayeu es mucho más misteriosa. Por ejemplo, se sabe que nació en Zaragoza en 1740, pero no se conoce a ciencia cierta ni el lugar ni la fecha de su fallecimiento. Aunque los historiadores piensan que pudo morir en 1809, durante el segundo de los Sitios de Zaragoza.

El caso es que Manuel Bayeu compaginó su faceta de artista con la vida religiosa. Con 20 años ingresó en la Cartuja de las Fuentes en los Monegros. Y a partir de entonces toda su vida estuvo ligada a la orden cartujana y obviamente su pintura tuvo un carácter religioso decorando diversos templos y monasterios. 

En Zaragoza es visible su obra en las iglesias de San Fernando y en San Gil. Al igual que trabajó para otros espacios religiosos como el Monasterio de Santa María de Sijena o la iglesia de San Pedro Arbués en Lalueza. Si bien su gran obra fueron los murales de la cartuja monegrina donde residió gran parte de su vida. Aunque durante una época se le destinó a Mallorca, concretamente a la cartuja de Valldemossa. Al igual que también pintó en la cartuja catalana de Scala Dei.

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