En cualquier ranking de los pueblos más bonitos de España aparece Alquézar.
Y lo hace con absoluto merecimiento porque el atractivo de la villa de Alquézar es innegable y por muchas veces que se visite esta localidad de la comarca del Somontano de Barbastro jamás deja de sorprender.
Texto de Armando Cerra
Nosotros hemos hablado aquí más de una de vez de ella. Pero hoy lo vamos a hacer de nuevo, para contaros todos los encantos que ahí os esperan. ¡Qué son muchos! Y paso os daremos algún consejo para disfrutarlos a tope.
El primer consejo es referente al aparcamiento. Seguid las indicaciones y no tratéis de meteros con vuestro coche hasta el interior del casco urbano. Es mejor y más cívico dejar el vehículo en las plazas de aparcamiento repartidas por la zona alta de la localidad. Además, una vez que os bajéis del coche ya empezaréis a alucinar con la vista, ya que desde aquí hay una de las panorámicas más emblemáticas del conjunto. Acercaros al Mirador del Viento y os será imposible no hacer la foto más típica de Alquézar.
A partir de ahí ya solo os queda callejear por un empedrado y unas casonas de sabor medieval. Desde hace muchos años, los vecinos se han preocupado de embellecer su pueblo y recuperar los rincones más dañados por el paso del tiempo. Y el resultado es simplemente espectacular. Fachadas de piedra, arcos de entrada a las casas, portalones de madera, callizos uniendo las viviendas en las alturas, exvotos y amuletos protectores en las casas…
Ver esta publicación en Instagram
No es extraño que la villa de Alquézar esté declarada como Conjunto Histórico-Artístico. Su encanto radica en el conglomerado armónico de urbanismo, construcciones, tradiciones y naturaleza. Es difícil que algo destaque y aún así posee elementos con un protagonismo especial.
Uno de ellos es el corazón del núcleo, la plaza Rafael Ayerbe. Es otro de los iconos de Alquézar con sus inconfundibles soportales. Es difícil que un rincón tan pequeño y sin ningún monumento de renombre sea tan especial, pero aún así esta plaza es sin duda alguna, una de las más bonitas que fotografiaréis en la provincia de Huesca y en todo Aragón.
Y si esa plaza tiene todo el encanto de lo popular y la arquitectura tradicional, el arte y la historia con mayúsculas lo pone la construcción más portentosa de Alquézar. Se trata de su Colegiata de Santa María, situada en la parte más alta de la localidad.
Ver esta publicación en Instagram
Contemplarla desde lejos o desde las calles que quedan en su base ya es digno de mención, pero desde luego que nadie se pierda la visita a su interior. Y mucho mejor si se hace mediante una visita guiada para descubrir todos sus secretos. Por ejemplo, que este templo en realidad tuvo un origen como castillo musulmán, de ahí las torres defensivas o incluso el propio nombre de Alquézar, que rápidamente nos recuerda a la palabra de origen árabe “alcázar”.
Además gracias a las visitas guiadas conoceréis en profundidad todo el encanto del claustro de la Colegiata, con su repertorio de capiteles labrados. Así como os sorprenderéis ante el Cristo de Lecina, una escultura románica en madera del siglo XII cuyos brazos son articulados para un mejor transporte. Una obra de arte que parece milagroso que haya llegado hasta nuestros días.
Una vez visitada la Colegiata os recomendamos acercaros a cualquiera de los dos miradores que hay en su base. A un lado el Mirador de O Vicón y al otro el del Barranco de la Fuente. En el primero tendréis una perspectiva de lo más sugerente del río Vero. Y en el otro veréis con vuestros ojos la riqueza prehistórica que suponen las muchas pinturas rupestres repartidas por la Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara y que a su vez forman parte del patrimonio del Parque Natural del Río Vero.
Ver esta publicación en Instagram
En definitiva, que desde ambos miradores uno de los protagonistas es ese río tan famoso. Y ese es nuestro próximo destino. Y es que desde el núcleo de Alquézar podéis emprender el camino que os llevará hasta el Puente de Villacantal, el final para todos los barranquistas que descienden dando brincos por el tramo alto del Vero. O bien, si lo preferís también se puede bajar hasta el río para comenzar la ruta de las pasarelas de Alquézar.
Este camino es altamente recomendable. Es una pequeña aventura controlada, aunque si se sufre de vértigo hay algún tramo que os puede sobrecoger. No obstante, la recompensa es evidente: unas sensaciones y unas panorámicas espectaculares. Y como remate se llega al Mirador del Vero, donde de nuevo se goza con una visión de Alquézar digna de fotografía. Aunque en realidad cuando vayáis a este rincón del Somontano estamos seguros que haréis infinidad de fotos. ¿Las compartís con nosotros y el resto de seguidores de Enjoy?