Conoce la historia del Parque Castillo Palomar, el cual se inauguró en 1971 y ha sufrido numerosos cambios hasta la actualidad
Un parque con gran variedad de árboles y rincones adecuados a los gustos de personas de cualquier rango de edad
Texto e imágenes de Armando Cerra
El Parque del Castillo Palomar es como un remanso verde dentro de una de las áreas más pobladas de toda la ciudad de Zaragoza. Ahí, en la confluencia de las Delicias, la Bombarda y el Monsalud se extiende un parque en diferentes alturas, con una gran variedad de árboles y también con rincones adecuados para todas las edades y gustos.
Hay lugar para que jueguen los peques, también bancos y zonas de actividades para los más mayores, así como es un recorrido perfecto para dar un paseo con la mascota. Y para tomar algo, que mejor que sentarse a la sombra de los pinos para disfrutar de la fresca en el Nusa Dua Terraza. Un parque para todos, incluso para los vándalos, cuya huella lamentablemente es mucho más visible de lo que debiera.
Posiblemente muchos de nuestros lectores lo conozcáis. Pero, ¿cuántos sabéis el motivo para que se llame Parque del Castillo Palomar? Seguro que la gente mayor, ¡qué también nos sigue!, lo saben. Y más aún si han vivido en el barrio de Las Delicias, ya que las personas de cierta edad han visto con sus propios ojos el castillo al que alude su nombre. Sí, tal y como estáis leyendo, aquí hubo un castillo.
Si bien tal denominación igual es un poco rimbombante. ¡Qué nadie se imagine una vieja fortaleza medieval tipo la de Loarre, la de Peracense u otros grandes monumentos de nuestra historia de los que os hemos hablado! La realidad es que el Castillo Palomar fue una pomposa finca de recreo de la que os vamos a contar su breve historia, que tan apenas llegó a los 100 años.
Para hablar de ella, tenemos que imaginarnos la Zaragoza de finales del siglo XIX, cuando esta área de la ciudad no solo eran las afueras, sino que hasta se catalogaba como término de Miralbueno. Fue por entonces cuando una gran finca de unas 16 hectáreas de superficie la compró la familia Palomar, que habían hecho amasado una fortuna con su negocio harinero.
Pero no se conformaron con adquirir todos esos fértiles campos rústicos. Además, Narciso Palomar, su propietario, decidió construirse aquí una auténtica mansión. No para vivir, sino para celebrar fiestas o pasar jornadas de descanso. De manera que proyectó una casa palaciega en forma de castillo que recordaba la arquitectura mudéjar. Algo muy del gusto de la época, cuando los arquitectos buscaban su inspiración en la arquitectura del pasado. Y de hecho, en Zaragoza tenemos distintos ejemplos de ello, como el Palacio de Larrinaga, en ese caso en el barrio de Montemolín.
De hecho, entre ambas construcciones se pueden establecer diversos paralelismos. Por ejemplo, también el Castillo Palomar tuvo cierto gafe. Sobre todo su propietario, que nunca lo llegó a ver acabado, y falleció antes. Lo cierto es que su “peculiar” castillo tuvo un uso muy reducido a lo largo de los años, y sus descendientes lo usaron muy puntualmente.
Entre otras cosas porque, a diferencia del Palacio del Larrinaga, en el Castillo Palomar sí que se escatimó en materiales y novedades. Fue una construcción más aparente que útil y cómoda. Tenía una fachada muy ostentosa, pero sus acabados interiores era más bien regulares y sus modernidades nulas. Por eso, desde mediados del siglo XX, empezó un periodo imparable de decadencia, hasta que llegó el abandono y el posterior expolio.
De esta forma, a finales de los años 60, gran parte de la finca pasó a ser propiedad del Ayuntamiento de Zaragoza, incluyendo la ruina del castillo. El objetivo no era otro que construir un parque, el actual.
Por supuesto, en el nuevo diseño se ordenaba la demolición de los restos del Castillo Palomar, una construcción sin demasiado interés artístico. Y en su solar ubicado en la parte alta del parque, se decidió crear una piscina. Todo eso se inauguró en el año 1971. No obstante, también han pasado más de 5 décadas de aquello, de manera que el parque ha ido cambiando desde entonces.
Un ejemplo es la citada piscina, la cual ya no existe, y en su lugar hay unas pistas deportivas para los vecinos. Lo que sí que se ha conservado en la estructura de terrazas del parque, la cual es parte de su atractivo, ya que se va a paseando a diversas alturas. Así como en 51 años han ido desarrollándose un buen número de árboles. Hay pinos, olivos, cipreses, cedros, arces o palmeras, además de otras plantas en forma de arbustos.
También el parque ha ganado en extensión. Con el paso del tiempo se incorporaron como zona verde los solares de la antigua fábrica Tudor. E incluso, muchos recordaréis el esqueleto de hormigón de un edificio que estaba entre el Parque Castillo Palomar y la avenida Navarra. Pues bien, tras mucho batallar por parte de los vecinos, se logró su derribo hace unos pocos años y la construcción de una moderna plataforma de paso entre el parque y la vecina Estación de Delicias.
Y esta es contada muy rápidamente la historia del Parque del Castillo Palomar. Ahora solo os queda conocerlo en primera persona, y mucho mejor si vais por la tarde para dar un paseo por su sombra y os refrescáis en la animada terraza que hoy está casi, casi, donde se levantó el viejo castillo.