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La olla exprés y otros inventos aragoneses para cocinar

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La olla exprés, la placa de inducción o el huevo frito congelado son algunos de los inventos aragoneses para cocinar que se han creado a lo largo de la historia

Aragón es la comunidad autónoma española donde se cuenta un mayor número de patentes registradas por cada habitante

Texto: Armando Cerra 

Te vamos a dar un dato que quizás te sorprenda: Aragón es la comunidad autónoma española donde se cuenta un mayor número de patentes registradas por cada habitante. Así como suena. O dicho de otro, aquí en Aragón se idean, se crean, se diseñan y se innova muchísimo más de lo que nos pueda parecer. 

Sin ningún tipo de falsa modestia podemos presumir de ser tierra de inventores. Y cuando se habla de los inventos aragoneses los hay para todos los gustos y para todos los ámbitos de la sociedad. Algunos son de enorme complejidad y de aplicación en tecnologías muy punteras, y otros son tan comunes y geniales como la fregona. ¡Sí, la fregona se inventó aquí!

No obstante, ya sabéis que en Enjoy Zaragoza somos fanáticos de la gastronomía y de todo lo que la rodea. Así que os hemos hecho una selección con inventos aragoneses estrechamente ligados con el mundo de la cocina. De manera que la próxima vez que vayáis a hacer un guiso, quizás lo hagáis con un utensilio o una tecnología que ha inventado uno de tus vecinos.

Si optáis por usar la olla exprés. ¿Os imaginabais que la primera se hizo aquí, en Zaragoza, allá por el año 1919? Es decir, es un invento que surgió hace más de 100 años y que todavía sigue siendo de uso cotidiano, aquí y en todo el mundo. 

La patentó el industrial zaragozano José Álix Martínez quién lo describió así a la hora de patentarla: “Una olla para toda clase de guisos que se denominará “Olla Exprés” pudiendo construirse de cuantas formas y tamaños se desee”. Para empezar hizo un primer ejemplar de dos litros de capacidad, pero luego en su empresa metalúrgica se fabricaron a tamaños mayores y perfeccionados. 

Hoy en día aquel invento es de dominio público, ya que la patente original duró 20 años. Si bien, a lo largo del tiempo los propios ingenieros y capataces de la empresa de Alix fueron ideando nuevas mejoras que también patentaron. 

Por cierto, en 1922 muy cerca de Zaragoza, en Huesca, hubo un militar llamado Tomás Peiré Cabaleiro que patentó algo muy similar: «Un sistema de ollas o marmitas a cierre hermético, para cocción de alimentos, extracción de jugos, preparación de gelatinas y otros usos domésticos o industriales». Una modificación o adaptación de uso más militar y con muchas similitudes con la primera olla exprés del mundo.

Parece claro que desde Aragón estábamos empeñados en inventar nuevos artilugios y útiles que sirvieran para cocinar más rápido y así revolucionar el mundo gastronómico. Y semejante objetivo parece que se ha mantenido en el tiempo. Así lo corrobora otro invento aragonés muy cocinillas. Nos referimos a la placa de inducción.

A la gran mayoría de los hogares ha tardado algo más en llegar, pero la verdad es que las placas de inducción existen desde que en 1990 se desarrollaron en la Universidad de Zaragoza. Y es de justicia mencionar a los profesores que participaron en su creación: Mariano Sanz, Armando Roy y Tomás Pollán. Que además contaron con la colaboración y apoyo de la empresa BSH.

No hay que extrañarse con esa participación de la empresa fabricante de electrodomésticos, al fin y al cabo el grupo BSH, del que forma parte Balay, está catalogado como la primera empresa innovadora en Europa de su sector. Comprobadlo vosotros mismos con este dato: A lo largo de los años, su estrecha unión con la Universidad de Zaragoza se ha materializado en unas 300 invenciones patentadas.

Cambiamos completamente el tercio y vamos a cerrar el pódium de invenciones aragonesas relacionadas con el mundo de la gastronomía con algo que os va a sorprender: el huevo frito congelado. Es algo que en nuestro día a día es impensable e incluso inútil, dado el poco tiempo que nos cuesta hacernos unos buenos huevos fritos en aceite de oliva, por supuesto con D.O.P del Bajo Aragón o de la Sierra del Moncayo, y acompañados de Jamón de Teruel. La combinación es fabulosa, fácil y rápida de hacer, además de exquisita. 

Pero imaginaros ciertos establecimientos donde se sirven bocatas y bocatas, burguers y burguers a lo largo del día. No es tan fácil hacer los huevos fritos uno a uno, y cualquier ayuda a la eficiencia es bienvenida. En eso ha trabajado durante años Javier Yzuel, del pueblo oscense de Sariñena, hasta que dio con la fórmula perfecta para hacer y congelar huevos fritos sin que perdieran su sabor.

En fin, esperamos que os haya parecido interesante este brevísimo repaso a algunas invenciones aragonesas. Y posiblemente más adelante os contemos otros muchas creaciones made in Aragón. La lista es muy larga, desde hornos industriales láser hasta las jeringuillas desechables. Pruebas evidentes de que somos gente innovadora y creativa.

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Imagen principal: Portada de ‘360 fórmulas de cocina para guisar con olla exprés’ de 1924