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Descubrir nuestro pasado en el yacimiento íbero de Azaila

¿Estáis pensando en hacer una excursión por aquí cerca? Pues os invitamos a ir hasta Azaila, la primera localidad turolense que os vais a encontrar por la A-68 dirección Alcañiz

En total unos 60 kilómetros, o sea menos de una hora de viaje… Parece mentira, pero con tan corto desplazamiento podemos viajar en la historia muchos siglos atrás. ¡Hasta tiempos de los íberos, pobladores de Aragón mucho antes de que llegaran los romanos!

Texto: Armando Cerra – Fotos: Turismo de Aragón

El caso es que a escasa distancia del núcleo de Azaila, solo 1 kilómetro, se encuentra un yacimiento de considerable importancia para el patrimonio arqueológico aragonés y español, ya que tiene ciertos elementos que lo hacen excepcional. Como se desconoce el nombre que pudo tener esta población en origen, el yacimiento sencillamente se denomina Cabezo de Alcalá, dado que está ubicado en una colina.

Para visitarlo desde Zaragoza, basta con atravesar las calles de Azaila y a la salida de la población está el desvío a la derecha que nos lleva al yacimiento. Además antes de salir de la población también hay un centro de interpretación sobre la cultura ibérica y sobre los hallazgos encontrados en el Cabezo de Alcalá. Para disfrutar de esta exposición y también del yacimiento en profundidad hay que hacer las visitas guiadas y ponerse en contacto previamente con el centro de visitantes.

Merece la pena y os va a sorprender todo lo que os cuentan esas piedras y los guías especializados en el lugar. En realidad, lo que se visita es la vieja acrópolis de la ciudad íbera que con el paso del tiempo ocuparon los romanos. Ese es uno de los valores añadidos del Cabezo de Alcalá, ya que se puede ver cómo fue evolucionando la urbe con el paso del tiempo y como poco a poco todo se fue romanizando.

Los arqueólogos han encontrado objetos y restos propiamente íberos e incluso más antiguos por los alrededores. Y aquella primera cultura fue absorbida y transformada por los romanos, que latinizaron todo el territorio aragonés. En algunos casos fundando ciudades nuevas como nuestra Caesaraugusta y en otros fueron capaces de transformar las localidades ya existentes como la del Cabezo de Alcalá.

Una buena muestra de ello es descubrir el llamado “templo in antis” de este yacimiento. Es uno de los puntos más destacados de todo el recorrido por el yacimiento de Azaila. Una obra plenamente romana. A diferencia de los restos de murallas y fosos que protegían la acrópolis, ya que en estos vestigios que se ven partes más antiguas de tiempos de los íberos, asentados por aquí en el siglo V antes de Cristo. Así como se distinguen los cambios que fueron haciendo con el paso del tiempo los nuevos propietarios del  enclave, los romanos que se asentaron en la zona desde el siglo II antes de Cristo.

Fueron los romanos los que modificaron algo el urbanismo del Cabezo de Alcalá o los que crearon infraestructuras como las termas que todavía se ven en el yacimiento. No obstante, también fueron los romanos quienes acabaron con esta población.

Lo cierto es que la historia de las legiones romanas está plagada de episodios de guerra, a veces luchando entre sí. Eso ocurrió en el siglo I antes de Cristo cuando el general Quinto Sertorio se opuso en rebeldía a los grandes poderes de Roma como Sila o Pompeyo. El caso es que Sertorio supo hacerse con el favor de gran parte de las poblaciones de Hispania, incluyendo la que asentaba en el Cabezo de Alcalá.

Eso a la larga, cuando todo el poder de Roma acabó con aquella revuelta, resultó devastador para muchas urbes hispanas. Sin ir más lejos la de Azaila. Se sabe que el lugar estuvo asediado durante días. Y eso queda claro por un hallazgo excepcional que hicieron los arqueólogos. Se trata de la rampa de unos 100 metros de longitud que las legiones romanas construyeron con tierra y mortero para poder ascender hasta el Cabezo de Alcalá con una poderosa torre con ariete capaz de derribar el amurallamiento de la ciudad.

Esta es una muestra más de la maestría militar y también de ingeniería que poseyeron los latinos, algo de lo que tenemos muchos ejemplos en Aragón. Por ejemplo sin salir de Teruel se puede descubrir el acueducto entre Cella y Gea de Albarracín del que ya os hablamos en este artículo.

El caso es que cuando las legiones tomaron el Cabezo de Alcalá y acabaron con la revuelta, también destruyeron el lugar. Era el año 74 antes de Cristo, y esta ciudad nunca más volvió a ser habitada. Poco a poco el paso del tiempo la fue cubriendo de tierra y de olvido.

Por fortuna, los arqueólogos la redescubrieron y la excavaron en parte. Aunque no todo ha sido positivo al redescubrirla. Por ejemplo, durante la Guerra Civil el Cabezo de Alcalá se convirtió en un mirador privilegiado sobre esta zona del Bajo Aragón. Así que aquí se estableció un puesto militar, y eso supuso importantes daños para estas piedras milenarias.

Aún así, tras la contienda un insigne arqueólogo turolense impulsó la restauración del lugar. Nos referimos a Joan Cabré, cuyo nombre ya ha aparecido por aquí alguna vez, sobre todo al hablar de su pueblo natal: Calaceite, otro lugar que nunca nos cansamos de recomendar. En realidad, no nos cansamos de invitaros a descubrir sitios interesantes y sorprendentes de Teruel. ¡Una provincia que tanto tiene que ofrecer!

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