Una escapada a Alcañiz: te contamos qué ver en la capital del Bajo Aragón - Enjoy Zaragoza
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Una escapada a Alcañiz: te contamos qué ver en la capital del Bajo Aragón

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Alcañiz, la capital del Bajo Aragón, a un centenar de kilómetros de Zaragoza, es un buen lugar al que escaparse un día, un fin de semana o incluso se pueden estar más días

Si es así, podemos usar a la segunda ciudad turolense como base de operaciones para descubrir los encantos de sus alrededores



Texto: Armando Cerra – Fotos: Turismo de Aragón

Conforme nos acercamos a Alcañiz, la estampa de la ciudad bajoaragonesa es inconfundible con un parte baja verde bañada por el río Guadalope, los tonos ocres de su caserío desplegado por la ladera del cerro de Pui Pinos y en lo más alto de la loma aparece el viejo castillo medieval. Una fortaleza que hoy está convertida en Parador Nacional, lo cual es una muestra la pujanza turística de esta urbe cuya principal riqueza es su patrimonio histórico y artístico.



¿Queréis conocer los puntos clave que sí o sí hay que ver en Alcañiz? Pues aquí os los vamos a mostrar.

Castillo de los Calatravos

Ya lo hemos nombrado, así que podéis suponer que el Castillo de los Calatravos en la parte más alta de Alcañiz es una de las joyas de su patrimonio y un punto de visita obligada. Los orígenes de la construcción hay que buscarlos en la época de dominación musulmana, si bien su aspecto actual es fruto de lo que pasó ya en los siglos siguientes, bajo dominio cristiano.

El hecho es que el rey aragonés Alfonso II en un momento dado entregó Alcañiz a la Orden de Calatrava, cuyos integrantes, medio monjes y medio guerreros, le habían apoyado en sus conquistas hacia el sur. Fueron ellos los que se asentaron en el castillo, y se comportaron como auténticos dueños y señores de la población y sus vecinos.

Para plasmar su poderío ampliaron la fortaleza y el incorporaron una iglesia. Hoy en día todo se integra en el Parador Nacional de Turismo, y su aspecto ha variado bastante. Para comprobar esa evolución basta saber que el gran patio del Parador, antaño era el patio de armas del castillo. Merece la pena subir hasta ahí arriba y ver sus tesoros más valiosos. Por ejemplo las increíbles pinturas góticas que hay tanto en el atrio de la iglesia como en la planta noble de la Torre del Homenaje.

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La Plaza de España de Alcañiz

El gran epicentro urbano de los vecinos de Alcañiz y también de sus visitantes es la Plaza de España. Allí se acumulan tres edificios extraordinarios y con los cuales podemos dar un singular paseo por la historia del arte aragonés.

El más antiguo sería la Lonja con sus enormes arcadas. Una construcción gótica del siglo XV, que originalmente fue un hermoso mercado, de ahí esa fachada tan abierta como espectacular. Seguro que os suena a otras lonjas que hay en Italia, pero en este caso tiene un elemento distintivo de la arquitectura aragonesa. Nos referimos a la hilera de arquillos más pequeños que hay bajo el alero de la construcción.

Si nos fijamos hay otra galería similar en el edificio contiguo. Ese es el Ayuntamiento, y ya se trata de una construcción posterior, del Renacimiento. Surgió en el siglo XVI, cuando Alcañiz vivía su apogeo económico y hasta aquí llegaba la arquitectura de moda en toda Europa, o sea, el arte renacentista. De hecho todo el repertorio de columnas, capiteles, frontones, relieves, etc, se basa en las formas clásicas.

Y el tercer inmueble de la gran triada monumental de Alcañiz es su grandiosa iglesia de Santa María. En este caso, si nos plantamos ante su fachada vernos que todo tiene mucho ritmo e incluso hay partes algo recargadas. Eso se debe a que estamos ante una construcción plenamente barroca. No obstante, hay que decir que en su interior gran parte de la decoración y retablos originales se perdió durante la Guerra Civil. Y eso nos lleva a hablar de los siguientes lugares de visita imprescindible en nuestro recorrido por Alcañiz.

El Alcañiz subterráneo

Prácticamente todo el subsuelo del casco histórico alcañizano es un laberinto de pasadizos. En la Oficina de Turismo de la propia plaza de España organizan visitas guiadas por esta ciudad subterránea y nos maravillaremos del ingente trabajo que supuso su construcción, pese a que se trate de una roca arenisca relativamente blanda.

Tal vez de otra forma no hubiera sido posible que se excavaran lugares como la gran bodega que servía de almacén comunitario. O la famosa nevería, un congelador antiquísimo que servía para guardar la nieve comprimida y que resistiera ahí como hielo durante meses. Sorprende saber que esta gigantesca nevera se creó a finales del siglo XVIII. Merece la pena conocerla y de paso aprender lo básico que era el hielo antaño.

Y para acabar con el Alcañiz subterráneo también recomendamos visitar el refugio antiaéreo que se ha conservado. Hubo más, como cuarenta, y en ellos se resguardaba la población en los días de bombardeo. Aunque no siempre llegaban a tiempo, porque hubo días tan fatídicos como el 3 de marzo de 1938, cuando quinientos alcañizanos cayeron abatidos por las bombas que soltaron los aviones italianos sobre la población.

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El Alcañiz más señorial

De nuevo a pie de calle, hay de que darse un paseo y dejarse llevar. Se descubren  lugares como el Palacio Ardid, que ahora es la biblioteca pública. O se puede ver Casa Maynar transformada en sede de la Comarca del Bajo Aragón. También podemos caminar por las calles de la antigua judería, que de forma automática nos traslada virtualmente hasta finales de la Edad Media.

Por los alrededores

Es todo un deleite caminar por Alcañiz, pero la visita no acaba aquí. Hay otros puntos interesantes en el entorno. Por ejemplo, a los amantes del arte prehistórico les recompensará salvar la veintena de kilómetros que hay hasta el abrigo rupestre de Val del Charco del Agua Amarga. Una joya artística que forma parte del Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Yendo en otra dirección, hacia Zaragoza, se ve el monumento que recuerda que Alcañiz se integra en la Ruta del Tambor y el Bombo, cuyos festejos de Semana Santa también tienen la más alta distinción de la UNESCO.

Precisamente ese monumento está a orillas de La Estanca, un lago artificial que con el buen tiempo se convierte en un buen sitio para hacer algunos deportes náuticos, como remar en kayak. Aunque si vuestros gustos deportivos tiene más aroma a gasolina, no os olvidéis que a un paso de aquí está el circuito de Motorland, el gran escaparate que ha conseguido que el nombre de Alcañiz resuene en el mundo entero.

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