¿Qué tienen en común Zaragoza y Benejúzar, un pequeño pueblo de la provincia de Alicante? Ambas están unidas por su tradición y devoción a la Virgen del Pilar - Enjoy Zaragoza
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¿Qué tienen en común Zaragoza y Benejúzar, un pequeño pueblo de la provincia de Alicante? Ambas están unidas por su tradición y devoción a la Virgen del Pilar

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Esta localidad alicantina celebra las Fiestas del Pilar y la ofrenda y romería a la «Pilarica», que cada año congrega a miles de personas

Las Fiestas del Pilar se celebrarán este año en Zaragoza, y en un pequeño pueblo a 500 kilómetros de distancia. No es la primera vez de esta curiosa coincidencia, en realidad en esta localidad situada en la provincia de Alicante, muy próxima a Murcia, llevan rindiendo honor a la Virgen del Pilar desde hace 83 años. Cada 12 de octubre, los vecinos y vecinas de  Benejúzar y de la comarca la Vega Baja, además de devotos y visitantes de otros lugares, participan en la tradicional romería a su Santuario de Nuestra Señora del Pilar, en un día de festejos y convivencia popular.

Esta cita anual atrae a tantos visitantes que en 2010 fue declarada Fiesta de Interés Turístico Provincial. Ahora los Ayuntamientos de ambas localidades han querido reconocer y estrechar los lazos culturales que unen a los dos municipios, y han protagonizado un encuentro institucional en la capital aragonesa encaminado a la firma de un convenio de colaboración para la promoción turística.

La vicealcaldesa, Sara Fernández, consejera de Cultura y Proyección Exterior, ha recibido a la alcaldesa de Benejúzar, Rosa García, y a su concejal de Turismo, Manuel Parra, en el Ayuntamiento de Zaragoza, donde han acordado promocionar sus tradiciones y festejos. Un encuentro que ha sido el primero con carácter institucional que celebran los dos municipios pese a compartir desde hace décadas una parte importante de su cultura. Para celebrar la ocasión, la alcaldesa de Benejúzar ha hecho entrega al Ayuntamiento de una réplica del escudo en piedra del Municipio, «el pañuelico de la pilarica», como llaman allí al tradicional cachirulo, y un ejemplar del libro que cuenta esta particular historia publicado con motivo del 75 aniversario, entre otros obsequios.

LAS FIESTAS DEL PILAR

La razón de que a más de 500 kilómetros de distancia de la capital aragonesa haya este fervor a la Virgen del Pilar se remonta a la Guerra civil española. José Bernabé, José Ortuño, Francisco López, Manuel Lozano y Vicente Lozano, presos en la cárcel de Alicante, se encomendaron a la Virgen del Pilar, prometiendo que si salían con vida de aquel trance, traerían su imagen a Benejúzar para rendirle culto devotamente.

En la primavera de 1939, una vez terminada la contienda, los presos salieron con vida de la cárcel y comunicaron su promesa al párroco de la villa, Don Jerónimo Márquez. Juntos encargaron una imagen de la Virgen al escultor valenciano Enrique Bellido, quien realizó una hermosa talla de madera policromada de un metro y setenta centímetros y unas andas que costaron, respectivamente, 914 y 700 pesetas, que sufragaron entre todos los excautivos. En la noche del 11 al 12 de octubre de 1939 se llevó la imagen de la Virgen al campo en una camioneta y, tras hacerse angosto el camino, se continuó a pie cargando las andas hasta la finca «Las Morenas».

Al alba, un numeroso grupo de benejucenses y algunas personas de los vecinos pueblos de Almoradí y Algorfa salieron al encuentro de la Virgen a pie, a caballo y en carros adornados con guirnaldas de papel y hojalata en lo que fue la primera romería de una tradición mantenida en el tiempo y que en 2022 sumará los 83 años. En 1941 decidieron construir una pequeña ermita de apenas cuatro metros cuadrados con un improvisado altar, que fue ampliada años después hasta convertirse en el santuario que se conoce hoy, presidido por una Virgen del Pilar por cuyo manto también pasan los niños y niñas de Benejúzar acompañados de los monaguillos, al igual que se hace en la Basílica del Pilar.

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