close

Vámonos de excursión por el valle de Bujaruelo

La excursión por el valle de Bujaruelo trata de una ruta circular de 4 kilómetros de baja dificultad, ideal para hacer en familia

Esta excursión nos lleva por uno de los rincones más hermosos de las montañas pirenaicas, el cual se puede empezar desde el refugio y camping de Bujaruelo

Texto de Armando Cerra – Imagen principal del Camping de Bujaruelo

Os proponemos un paseo en familia por uno de los rincones más hermosos de las montañas pirenaicas. ¡No solo del Pirineo de Huesca, sino de toda la cordillera! Nos referimos al valle de Bujaruelo, vecino al portentoso Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido

Así que calzaros las botas, pillad un chubasquero que en la montaña nunca se sabe y echad a la mochila el móvil con batería recargada, algo de comer, agua, la crema solar y una gorra para evitar insolaciones. ¡Vamos de excursión al valle de Bujaruelo!

Para empezar os contamos cómo llegar hasta allí. Tendréis que ir hasta Torla y atravesar todo el núcleo como si fuerais a hacer una visita a Ordesa. Pero no vamos a llegar hasta el parque nacional. Tres kilómetros más delante de Torla encontraréis el Puente de los Navarros y ahí hay que girar a la izquierda. A partir de ahí os esperan poco más de 6 kilómetros de pista que alterna el firme hormigonado y el de tierra. Una travesía para hacerla con calma, cuidando los amortiguadores del coche para finalmente alcanzar la explanada donde está el refugio y el camping de Bujaruelo, del que ya os hemos hablado aquí. En fin, apagad el motor y empezad a disfrutar de la montaña caminando.

Bujaruelo es un buen punto de partida para hacer diversas excursiones que os lleven a la Cascada de Otal o hasta el refugio de Ordiso. No obstante, nosotros hemos elegido una ruta circular perfectamente realizable por toda la familia, por grandes y pequeños. O practicable para hacer en cuadrilla de amigos, por mucho que alguno de vosotros no esté en plenitud física. Y es que la ruta circular de Bujaruelo no llega a los 4 kilómetros de recorrido y su dificultad es baja.

Eso sí, siempre hay que llevar un buen calzado y ropa adecuada. Y tal y como hemos dicho no dudéis en llevar al mismo tiempo protección solar y algún impermeable. La meteorología en la montaña puede cambiar muy rápidamente. Hay que ser precavido y gozar con seguridad de estos preciosos paisajes.

Una vez dadas todas esas recomendaciones, empieza el disfrute. Debéis saber que este valle siempre fue zona de paso para pastores, peregrinos o contrabandistas. Y por ello hay varios elementos interesantes al comienzo de la ruta. El primero son los restos de la ermita románica de San Nicolás. Y junto a ella se eleva el emblemático Puente de San Nicolás de Bujaruelo sobre el río Ara. ¡Una maravilla medieval originada en el siglo XIII!

Cruzadlo y empezad a remontar el río. Por cierto, estad atentos y deleitaros con el paisaje. Así no solo descubriréis la flora y fauna típica del Pirineo, también muy cerca del puente os sorprenderéis al ver el agujero de un viejo búnker de la Guerra Civil.

En definitiva, vais a remontar el cauce de un río y por tanto iréis ascendiendo por la senda, pero será un camino muy suave y de lo más ameno, tanto por las vistas generales del valle como por los mil y un detalles de interés.

Sin daros cuenta llegaréis hasta un pequeño barranco, perfectamente salvable gracias a una pasarela metálica y algún que otro tronco. Es la pasarela del Sandaruelo, uno de los arroyos que van aportando agua al río Ara en su parte más alta y hermosa. Un río que por cierto es el único de los cauces de cierto tamaño que todavía se mantienen salvajes desde su nacimiento en el Pirineo hasta su desembocadura en el Cinca a la altura de la bella localidad de Aínsa. Y con salvaje nos referimos a que no tiene presa o embalse alguno que regule su caudal. Eso sí, hubo un intento de represamiento hace años a la altura de Jánovas. Una historia que ya os contamos aquí.

Después de cruzar la pasarela nos espera una amplia pradera, en la que no os sorprenda que haya ganado paciendo, sobre todo vacas con terneros. ¡Mucha atención con asustar a los animales! ¡Mamá vaca defenderá con furia a su cría si os siente como una amenaza!

Y tras atravesar esa pradera, que por cierto se llama de Laña Larga, ya tenemos de nuevo a la vista el río Ara y otro puente, ahora el de Oncins. Es un puente de hormigón, feo, pero útil para cruzarlo y cambiar de orilla, ya que comienza el regreso por la ribera contraria del río, variando así la perspectiva y las posibilidades de hacer fotos estupendas del recorrido.

Yendo con tranquilidad, en más o menos media hora estaréis en el punto de inicio del recorrido. Así que tras este agradable paseo, bajad a la base del puente románico de San Nicolás, descalzaros y refrescar de lo lindo los pies en esas aguas transparentes. Es una de las sensaciones más agradables que os llevaréis de este día de excursión por uno de los sitios más bonitos del Pirineo de Huesca.

Escapadas por la provincia de Huesca

    Leave a Response