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Salto de Roldán: todo lo que debes saber de uno de los enclaves más espectaculares de la Sierra de Guara

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Cuando se recorre la autovía A-23 rumbo al Pirineo se ve fácilmente uno de los enclaves más espectaculares de la Sierra de Guara.

Nos referimos al hermoso Salto de Roldán. Un lugar fantástico para hacer senderismo, descubrir una naturaleza impresionante, aprender algo de historia y por supuesto sumergirse en un ambiente de leyenda.

Texto: Armando Cerra – Fotos: Comarca Hoya de Huesca

Nos calzamos las botas y nos vamos para allá. ¿Nos sigues?

Incluso antes de llegar a Huesca ciudad ya se descubre a sus espaldas el imponente perfil de dos moles rocosas, una llamada Peña de San Miguel y otra Amán, y entre las dos conforman el Salto de Roldán. Y su presencia va ganando en volumen conforme pasamos la capital oscense y nos acercamos a la localidad de Nueno. Lugar en el que se abandona la autovía con dirección al pueblo de Sabayés. Desde aquí hay que dejarse llevar por la señalización para alcanzar el parking en el que comienza la excursión a pie.

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Pero antes de empezar a andar, respondamos la pregunta que le surge a cualquiera que escucha el nombre del Salto de Roldán por primera vez: ¿por qué se llama así? Pues bien, la respuesta para ello tiene una base histórica y por supuesto mucho de fantasía.

Es un hecho verídico que las tropas del francés Carlomagno atravesaron la cordillera de los Pirineos en el siglo VIII para enfrentarse a los musulmanes e impedir que siguieran su avance hacia Francia. De hecho conquista Pamplona y sitiaron Sarakusta. Pero aquí los musulmanes resistieron el ataque. De manera que Carlomagno en vistas de una retirada dejó como jefe de su ejército a Roldán, quién aguantó todo lo que pudo, pero al final tuvo que salir huyendo del valle del Ebro.

Hasta aquí la base histórica del relato y ahora comienza la fábula. Se cuenta que los soldados de Sarakusta salieron a la caza y captura de Roldán. Lo persiguieron a caballo hasta Huesca y más allá. De hecho, Roldán se adentró en la Sierra de Guara y alcanzó la parte más alta de la Peña de Amán. Hasta ahí le siguieron sus enemigos y ya estaban convencidos de que iban a capturar al caballero francés.

Sin embargo, Roldán hizo una maniobra inesperada. Picó espuelas a su caballo, le hizo galopar a toda velocidad para dar un salto imposible hasta la Peña de San Miguel. El pobre jaco murió tras la proeza, no resistió el esfuerzo, ni el aterrizaje. De hecho, hay quien dice que se ven las huellas de sus cascos en el sitio preciso donde tomó tierra. El caso es que Roldán tuvo que seguir su huida a pie a Francia. Aunque como bien saben en Ordesa jamás llegó a pisar su tierra, murió antes, tan solo le dio tiempo a lanzar su espada contra las montañas y abrir la famosa Brecha de Roldán, desde la que ver su país con su último aliento.

Es obvio que toda esta parte es pura leyenda. Ni un golpe de espada abre una brecha en Ordesa, ni nadie es capaz de dar un salto entre las Peñas de Amán y de San Miguel, que también se llaman Peña de Men y de Sen, respectivamente. Pero es que Roldán es uno de esos personajes míticos de enormes dimensiones, en los que siempre se funde la realidad con la ficción.

Para los franceses es algo así como nuestro Cid el Campeador, de hecho, mientras en la literatura española medieval destaca el Cantar del Mío Cid, en la gala existe la Chanson de Rolland (Cantar del Roldán). De modo que en Aragón podemos presumir que estos dos héroes de leyenda anduvieron por estas tierras y sus aventuras fueron recogidas en dos de los libros más importantes de la Edad Media a nivel europeo.

No obstante, cuando hoy visitamos el paraje del Salto de Roldán, lo cierto es que el relato legendario no es más que un añadido más. Lo verdaderamente extraordinario son las vistas y la naturaleza que vive en este rincón, uno de los más agrestes, pero también más hermosos de la Comarca de la Hoya de Huesca.

Recorrerlo es un auténtico placer, no exento de esfuerzo físico, pero un placer al fin y al cabo. Lo podemos conocer mediante dos excursiones diferentes. Una más corta nos lleva hasta la parte alta de la Peña de San Miguel, situada a 1.124 metros de altura.

Se trata de una ascensión muy breve, de hecho desde el parking hasta la parte de arriba apenas hay una media hora o 40 minutos según nuestra forma física y habilidad. Y es que tras un primer tramo caminando y perfectamente señalizado, incluso se han hecho escalones en el terreno para facilitar el paso, se llega a la base de la roca. Así que hay que subir trepando mediante unas grapas. No hay que ser un experto montañero para superarlo, solo prestar atención.

Y merece la pena, porque cuando llegamos arriba las vistas de la Hoya de Huesca y más hacia el sur son impresionantes. Además de que al lado se ve el perfil aserrado del Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara donde se integra el parque. Y por si fuera poco, en la explanada superior se ven los restos de un fortín que aquí construyó el rey Sancho Ramírez, así como están los muros de la ermita de San Miguel. Y quien lo desee puede soñar con hallar las huellas del caballo de Roldán, pero ya avisamos que quizás no las encontrará.

Aunque la ascensión a la peña no es la única excursión que nos ofrece el Salto de Roldán. También hay un recorrido más largo dando una vuelta por la base del roquedo. Esto nos llevará más tiempo. Son como 4 horas de itinerario balizado. Es recomendable hacerlo en verano, ya que hay un punto en el que será necesario quitarse las botas para atravesar el río Flumen que discurre entre las peñas. Y si el calor aprieta, también en ese río es posible buscar una poza para darse un refrescante chapuzón y gozar de una perspectiva distinta del Salto de Roldán y del hermoso desfiladero que brincó el mítico caballero.

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