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Restaurante Morrofino: el espacio gastronómico place to be del norte de Zaragoza

restaurante Morrofino

Morrofino va un paso más allá y presenta creaciones propias que prometen conquistar los paladares más exigentes de los zaragozanos

Tras abrir sus puertas en verano, el nuevo restaurante del Grupo Tándem, Morrofino, en el corazón del Actur, se ha convertido en el place to be del norte de la ciudad, con un remix de propuestas para sentirse en casa y adentrarse en nuevas propuestas que no dejarán indiferente a nadie.

La historia de Morrofino surge de una búsqueda incansable por crear un espacio único y con alma propia, que a la vez haga sentir a los comensales como en casa. Para lograrlo, se ha tomado lo mejor de cada uno de los restaurantes del Grupo Tándem: un poco de Marengo, un toque de La Bocca y Nómada, una pizca de Nativo y un guiño a La Milonga, trasladándolo al corazón del Actur, una zona que siempre ha sido ha estado en las metas de sus propietarios Kike Júlvez y Carlos Vallejo.

 

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Versos con sabor a Morrofino con El Momo

El reconocido rapero y poeta urbano El Momo desveló un mural poético que ya adorna permanentemente una de las paredes del local. Pero este no es un mural cualquiera: el artista ha compuesto un acróstico con sus versos, donde las iniciales de cada línea forman la palabra MORROFINO”, un guiño lleno de ingenio y creatividad hacia el lugar que lo acoge.

Estos son sus versos:

Mesas con encanto
Ocasión perfecta
Risas contra el llanto
Raíces selectas
Olores de otra vida
Felicidad directa
Imagen y comida
No hay mejor mezcla
Otra forma de sentirte cerca

El Momo comentaba emocionado que “más que un restaurante, morrofino es un sentimiento”. Además, añadía que, “a través de mis versos, quise reflejar la esencia de este lugar: un espacio donde la gente se encuentra, comparte y celebra la vida, y qué mejor manera de hacerlo que con un acróstico que esconde el alma del local”.

Filosofía y ofertas gastronómicas

Pero Morrofino no se queda ahí. Va un paso más allá y presenta creaciones propias que prometen conquistar los paladares más exigentes. Un ejemplo de ello es la Ensaladilla rusa con Txangurro, una reinterpretación del clásico con un toque marinero que la convierte en un auténtico manjar. O el Croissant ibérico, relleno de carrilleras al vino tinto y mayonesa de piparras, una combinación sorprendente y deliciosa que juega con texturas y sabores.

Y no podemos olvidar la Tortilla sibarita, elaborada con patatas, huevos camperos y “mucho morro”, como ellos mismos la definen. Un imprescindible de la carta que refleja la esencia de Morrofino: tradición con un punto canalla.

El homenaje a grandes figuras de la gastronomía también tiene cabida en Morrofino. Encontramos un guiño a Carlos Ceperuelo con su famoso Candolio, un plato que refleja la maestría del chef aragonés. Y para los amantes de la casquería, una propuesta atrevida: la Cabeza de cochinito, una humilde interpretación del plato estrella de Javi Estévez, chef madrileño con raíces aragonesas que ha revolucionado el mundo de la casquería.

Un pedacito de cada casa en el Actur

En Morrofino, la memoria gustativa se despierta con guiños a los restaurantes hermanos del Grupo Tándem. Desde Marengo, la Baturrata irrumpe con la frescura del tomate rosa, la cremosidad de la burrata y la intensidad de una auténtica longaniza. Los Huevos rotos trufados se presentan como una oda al producto, con la yema como salsa para unas patatas confitadas a baja temperatura y la potencia aromática de la trufa. Los arroces son seña e identidad de La Bocca y sus opciones mediterráneas presentes a través de diferentes elementos de la decoración. El modo ‘viajar’ se presta de Nómada, que trae su hamburguesa más vendida, con carne de vaca madurada, queso cheddar, bacon y cebolla confitada.

El alma de Nativo se siente en el secreto a la brasa, marinado con la precisión que caracteriza la cocina de local de Romareda ofreciendo una carne jugosa y llena de sabor. Y así con algunos productos ya disfrutados en otras zonas ciudad y que ahora se concentran en un nuevo hall of fame diseñado para disfrutar.

Con capacidad para cerca de 100 comensales, Morrofino también ofrece una carta de vinos que es fiel a la tendencia del resto de locales: democrática y accesible, donde la garnacha de la provincia de Zaragoza vuelve a reinar junto con los blancos, top ventas en el grupo.

Más allá del plato

La decoración de Morrofino es un reflejo de su esencia, un espacio donde la tradición se encuentra con la modernidad. Se ha creado un ambiente acogedor y cálido con toques industriales y sencillos.

Materiales nobles como la madera y los azulejos evocan la artesanía tradicional, mientras que el textil en tonos verdes, beis y marrones aporta un aire mediterráneo y natural. La iluminación juega un papel fundamental, creando diferentes ambientes dentro del local.

La barra, punto neurálgico del restaurante, se ilumina de forma vibrante, invitando a la interacción, mientras que la sala trasera, más íntima y reservada, disfruta de una luz tenue y cálida, ideal para conversaciones pausadas.

El espacio se divide en dos zonas: una informal con mesas de medida italiana (ni altas ni bajas) y bajas que acompañan la barra, perfecta para una comida rápida o un tapeo distendido; y una sala trasera más privada y acogedora, pensada para disfrutar de una velada tranquila y especial. Detalles como las cortinas metálicas del escaparate y el logo grabado aportan un toque moderno y fresco al conjunto.

DIRECCIÓN: Calle de Pablo Casals, 2

HORARIO: De lunes a jueves de 9:00 a 00:00 horas, viernes y sábado de 9:00 a 1:00 horas y domingo de 12:00 a 17:00 horas

RESERVAS: Puedes reservar aquí

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