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Nos damos un paseo por el parque de la Sedetania

El Parque de la Sedetania es una de las áreas verdes más nueva y contemporánea de Zaragoza

La Bombarda acoge un parque con amplias zonas verdes, espacio para patinar y zonas de juegos

Texto e imágenes: Armando Cerra

Una gran ciudad como Zaragoza necesita espacios verdes, islas de vegetación sin tráfico y con más de calma que en el trajín del asfalto y los centros comerciales. Por fortuna hay parques, más o menos grandes y más o menos bonitos, repartidos por los barrios de toda la ciudad. Hoy queremos hablaros del Parque de la Sedetania.

¿Dónde está el Parque de la Sedetania? A continuación te descubrimos eso y mucho más.

Ahora que llega el buen tiempo y se alargan los días, es un buen momento para pasar más horas al aire libre. Y para conseguirlo, no hace falta pensar en largas excursiones. Sin salir de la ciudad también podemos darnos unos buenos baños de sol y de aire fresco. Podemos acudir a las riberas del Ebro o a las orillas del Canal Imperial, y también podemos disfrutar de los parques municipales.

8 de ellos conforman una interesante Ruta de los Parques. Son el Parque José Antonio Labordeta, el de Las Delicias, el Castillo Palomar, el Tío Jorge, el Pignatelli, La Aljafería, el Parque Bruil y el Parque de la Sedetania. De algunos de ellos ya os hemos contado cosillas en otras ocasiones. Y de otros lo haremos próximamente. Pero hoy nos toca hablar de Parque de la Sedetania.

Empecemos por el principio. ¿Dónde está el Parque de la Sedetania? En el barrio de la Bombarda, a un paso de varias de las principales arterias del tráfico rodado en Zaragoza, como son la Vía Hispanidad, la avenida Navarra y la avenida de Madrid.

De hecho, seguro que muchos lo habéis visto, incluso sin haberlo pisado. Si circuláis por la Vía Hispanidad y os preguntáis que es esa escultura de hierro negro que parece la proa de un barco, pues lo que estáis mirando es parte de este singular parque urbano.

Y eso no es más que la punta de lanza, el gran icono de esta zona verde, ya que el Parque de la Sedetania en toda su extensión tiene una superficie de hasta 45.000 metros cuadrados. Una amplitud más que destacable de césped y arbolado a base de pinos, olivos, chopos o cipreses. Una mancha verde en una zona muy populosa, tanto que el parque parece adentrarse en los patios de entrada de varios de los edificios que lo rodean. Y esa es una de las grandes diferencias de este parque, urbano al 100% e integrado en la vida de los vecinos de la Bombarda.

Para todos ellos se dispone de zonas de juegos, algunas para los peques y otras para los de edad más avanzada, así como hay espacio para patinar y hasta para extender los juegos de mesa. Un parque accesible para todo el mundo, algo que le ha valido más de un reconocimiento urbanístico desde su apertura, premiando así su amplitud de miras y la idea de eliminación de barreras que lo inspira.

Por cierto, a estas alturas tal vez te estés preguntando qué significado tiene su nombre. Pues bien, la Sedetania era la denominación de toda esta zona del valle del Ebro en los tiempos íberos. Es decir, cuando Salduie era la población originaria que más tarde tomarían los romanos y fundarían los romanos.

Y es muy curiosa esa denominación tan antigua para un parque que irradia modernidad en su equipamiento. Basta con fijarse en sus singulares pérgolas y bancos metálicos, de un cuidado diseño contemporáneo. Algo que también se puede aplicar a algunos de los enclaves más carismáticos del parque, como es su lago, en el que convergen las canalizaciones acuáticas que recorren toda la superficie.

Sobre las aguas de este pequeño estanque se levanta una especie de pabellón, que visto desde cierta distancia lo mismo se puede relacionar con un quiosco, un carrusel o una nave espacial. No tiene un aspecto típico, algo que siempre crea controversia y debate.

No obstante, de todos los elementos que articulan el recorrido por este parque de la Bombarda lo más emblemático ya lo hemos nombrado. Se trata de la escultura férrea con forma de proa de un gran velero, incluso la propia vela ondulante se distingue al observar la obra desde lejos. Pero lo más sorprendente se descubre conforme nos acercamos. Es entonces cuando se aprecia que esa proa de barco tiene incisas distintas figuras que recuerdan el arte precolombino y enigmáticos jeroglíficos. Y ya en el culmen de la mezcla llega la representación perfectamente reconocible de la Virgen del Pilar, situada en la parte más alta del tajamar del supuesto barco.

La obra, como todo lo que se expone públicamente, tendrá sus defensores y detractores. Lógico. Lo que ya no es tan normal es que toda la base de la escultura sea constantemente usada para hacer pintadas. Ese es uno de los problemas habituales del Parque de la Sedetania. Que, tal y como dicen los vecinos, tiene otros como la escasez de papeleras. Aún así, es una de las áreas verdes más nueva y también más contemporánea con las que cuenta Zaragoza. Por ello merece la pena conocerla.

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