Parque del Tío Jorge, un parque con mucha historia - Enjoy Zaragoza
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Parque del Tío Jorge, un parque con mucha historia

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Descubre con nosotros por qué se le llama el parque del Tío Jorge

Se trata de una de las zonas verdes más grande y con mayor popularidad de Zaragoza

Texto e imágenes de Armando Cerra

El parque del Tío Jorge, además de uno de los más grandes con sus más de 15 hectáreas de extensión, también es uno de los más populares. En especial porque lleva varias décadas convirtiéndose en el escenario ciudadano de la Cincomarzada. No obstante tal vez alguno solo lo conozcáis en esa fecha en la que bulle el gentío y la animación. Por eso os invitamos a descubrirlo en cualquier otro momento del año, cuando se respira mucha más calma y se puede disfrutar tranquilamente de todos sus encantos.

¿Nos sigues? Nos vamos a la margen izquierda, al barrio del Arrabal.

Esa ubicación en el Arrabal es importante por varios motivos. En primer lugar, porque la construcción del parque supuso la remodelación verde que se hizo en la antiguas Balsas de Ebro Viejo, una acumulación de agua y barro que tenía varios usos en la Zaragoza del pasado. Y luego porque su denominación se relaciona con uno de los vecinos más célebres del barrio: Jorge Ibor y Casamayor, conocido popularmente como el Tío Jorge.

Este fue uno de los personajes protagonistas del Primer Sitio de Zaragoza, el que tuvo lugar en agosto de 1808. En principio, Jorge era un sencillo labriego sin estudios, pero con un carisma y arrojo desmesurado. Tanto que encabezó el levantamiento popular que se dio a consecuencia de la coronación de José de Bonaparte, el hermano aficionado al vino que Napoleón quiso que fuera monarca en España.

Eso y la vecindad amenazante de las tropas francesas a la ciudad sulfuró de tal manera al Tío Jorge y otros zaragozanos que decidieron levantarse en armas, deponer al nombrado Capitán General e ir a buscar a Palafox que estaba refugiado en el palacio familiar de la finca de La Alfranca, junto a los galachos del Ebro que hoy en día son un espacio natural protegido.

Se trajeron al futuro general para que encabezara la defensa de Zaragoza y el hecho es que la valentía del Tío Jorge y de otros vecinos logró impedir que la capital maña cayera en ese verano en manos de los franceses. Palafox debió quedar impresionado con el valor de este agricultor reconvertido en capitán de la Compañía de Escopeteros del Arrabal, tanto que formó parte de su guardia personal en varios combates.

Sin embargo, aquella relación no duró mucho, ya que la epidemia de tifus que asoló Zaragoza en el otoño de 1808 se llevó por delante la vida del Tío Jorge, quién murió a la edad de 53 años.

Casualmente, en el centenario de su fallecimiento, en 1908, se pensó en crear un parque en el área de las Balsas de Ebro Viejo. Aunque para ser justos hay que decir que aquello se quedó en un proyecto que parecía que nunca se iba a materializar. De hecho, hubo que esperar 60 años para que se acabara. El Parque del Tío Jorge se inauguró en junio de 1968 y desde entonces el corazón del mismo es la escultura que homenajea a este personaje histórico.

Se trata de un monumento conmemorativo realizado por Ángel Orensanz de quien ya os hemos hablado en alguna otra ocasión por sus obras artísticas repartidas por la ciudad, en lugares como el Paseo de la Constitución o frente al edificio de la CHE en el Paseo Sagasta.

En este caso, el artista de origen oscense afincado en Nueva York, planteó un monumento con dos aspectos muy diferentes. Por un lado, la figura de tono naturalista del héroe de los Sitios, armado, vestido con el traje tradicional y portando un arma, dispuesto a la pelea. Mientras que a sus espaldas el artista recreó un monolito de metal y hormigón con diversos símbolos que aluden a los orígenes humildes del labriego y a su carácter.

No obstante, hay que decir que, repartidas por el parque, ha habido otras esculturas merecedoras de atención. Fueron creadas en 2002, cuando se talaron grandes árboles del parque. De manera que esa madera de enormes dimensiones la aprovecharon varios alumnos de la Escuela de Arte de Zaragoza para tallar ahí sus peculiares visiones de un Abrazo o del Hombre del Bosque, entre otras. El paso del tiempo y el vandalismo han hecho mella en algunas de estas figuras e incluso otras se han perdido.

Además de eso, el paseo por el Parque del Tío Jorge tiene otro de sus puntos álgidos en una laguna artificial, con su propio puente e islote, que suponen un recuerdo a las viejas balsas que hubo en la zona. Y que según desde donde se mire permite descubrir al fondo las torres del Pilar.

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En definitiva, acercaros a dar una vuelta por este lugar y sorprenderos con su variedad de palmeras que le dan un gratificante toque exótico. Sentaros en un banco a relajaros. Id con los peques a su zona de juegos infantiles. Acudid a sus pistas a practicar algo de deporte en sus porterías de fútbol o en las canastas de baloncesto. Entrad a la biblioteca y el centro cívico. O si lo preferís, mientras cae la tarde, tomad un café o algo de picar en la terraza del Jardín de Jorge.

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