Castillo de Mesones de Isuela, una joya de la provincia de Zaragoza
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Castillo de Mesones de Isuela, una joya de la provincia de Zaragoza

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Conoce todo el arte y la historia del Castillo de Mesones de Isuela

Se trata de una fortaleza del siglo XIV que se levantó en lo alto de un cerro y cuenta con una superficie de 3.000 metros cuadrados

Texto: Armando Cerra – Imágenes: Turismo de Aragón

Aragón es tierra de castillos. La larga historia de la comunidad, su carácter fronterizo durante muchos siglos y un buen número de conflictos hizo que a lo largo y ancho de las tres provincias aragonesas se construyeran un sinfín de fortalezas. No todas han llegado hasta nuestros días, y mucho menos han alcanzado el siglo XXI en un buen estado de conservación. Sin embargo, hoy os queremos hablar de uno de los castillos más espectaculares de la comunidad autónoma.

Nos referimos al Castillo de Mesones de Isuela, una verdadera joya de la provincia de Zaragoza. Y además de unas dimensiones considerables, ya que se trata de una construcción que ocupa una superficie que ronda los 3.000 metros cuadrados. Una amplitud cercada por recias murallas y seis torreones cilíndricos que lo hacen inconfundible desde la lejanía.

Además, su silueta posee un aire inexpugnable, no solo debido a su ubicación en lo alto de un cerro y a su tamaño, también al estar construido íntegramente en piedra. Algo que llama más todavía la atención en esta comarca zaragozana del Aranda, donde predomina el ladrillo como material de construcción, tal y como se puede ver en otro de sus magníficos monumentos como es el Palacio del Papa Luna en Illueca.

Lo cierto es que esa presencia incontestable de la fortaleza se entiende a la perfección debido al contexto histórico en el que se levantó. Fue en el siglo XIV, periodo en el que los reinos de Aragón y de Castilla andaban enzarzados en la Guerra de los Dos Pedros, representados por Pedro I de Castilla y Pedro IV el Ceremonioso de Aragón.

Y aunque ambos firmaron la paz en 1367, las hostilidades podían brotar en cualquier momento, de manera que el Ceremonioso encargó a Lope Fernández de Luna la protección de la frontera, y sería él quien mandó construir la impactante fortaleza de Mesones de Isuela. Una función militar que supo combinar a la perfección con su cargo de Arzobispo de Zaragoza.

Pero este personaje quiso ir más allá, y no se conformó con levantar un bastión militar. Quiso hacer aquí una elegante residencia palaciega, en la que no faltara de nada. Tan ambicioso era el proyecto que cuando Lope Fernández de Luna falleció en 1382, la obra todavía no había terminado tras 12 años de trabajos.

A su muerte, se paralizó la construcción, dejando el castillo con la estructura similar a la que tiene ahora. Algo que le ha beneficiado mucho, ya que de esta manera nunca se usó para combatir ni tuvo un destructivo uso militar, ayudando esto a su conservación.

Os invitamos a visitarlo porque os va a sorprender. Para empezar por su volumen exterior y su imponente presencia en el valle del Isuela y sobre el pueblo de Mesones. Y todavía os gustará más al adentraros en él mediante las visitas guiadas que se programan al recinto histórico.

Gracias a esas visitas se pueden interpretar todos los restos y descubrir las trazas de un monumento que, si se hubiera acabado tal y como lo concibió el arzobispo, sería realmente impresionante tanto por su parte militar como por la residencial, las cuales ocupan superficies perfectamente diferenciadas dentro de las murallas.

Todavía se pueden distinguir los espacios que fueron patios o grandes estancias, como el salón principal o interior de las torres que pudieron ser habitables.  Mientras que el recinto de carácter militar tenía el necesario patio de armas, pero también recintos dedicados a los calabozos, las caballerizas o las cocinas para dar de comer a la tropa.

Y precisamente junto a todo ello, en el interior de otro de los torreones creó una cripta y una capilla para la oración. A día de hoy es el gran tesoro de Mesones de Isuela y una de las maravillas que ofrece el arte mudéjar en Aragón. Estamos hablando de la techumbre de madera que cubre la capilla. Una techumbre repleta de pinturas que por suerte fue restaurada hace unos años y ahora luce con todo su esplendor.

No hay que olvidar que el Arzobispo Lope Fernández de Luna fue el artífice la “parroquieta” de la Seo de Zaragoza y de la capilla de San Miguel dentro de la catedral. Y también dejó aquí su impronta promoviendo esta capilla con una techumbre única. Una maravilla que para cualquier amante del arte y de la historia de Aragón merece por sí sola esta excursión a Mesones de Isuela.

Una población que dista más o menos una hora de la capital de la provincia y que os va a sorprender. Y ya que os ponéis en marcha, aprovechad el día y conoced otros lugares de los que ya os hemos hablado aquí, desde el mencionado Palacio del Papa Luna en Illueca hasta las zonas de escalada de Morata de Jalón y Chodes. Sin olvidar que os podéis acercar hasta la espectacular cara oculta del Moncayo en los municipios de Calcena y Purujosa.

En definitiva, os animamos a subiros al coche e id a todos esos lugares. ¡Ya nos contaréis si merecía la pena visitar el Castillo de Mesones de Isuela y sus alrededores!

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