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El Palacio de Illueca donde nació el Papa Luna

Hagamos una rápida encuesta. ¿Has visitado el Castillo Palacio de Illueca? ¿Has recorrido el Castillo de Peñíscola? ¿Has entrado al Castillo de los Papas en Avignon, Francia? ¿Conoces todos estos sitios?

Si a esta última pregunta respondes que sí, vas camino de convertirte en un auténtico experto en el Papa Luna. Pero si has visitado solo la fortaleza de Peñíscola, e incluso el palacio francés, pero no el monumento de Illueca, podríamos decir que tienes mucho delito, ya que te estás perdiendo lo que está más cerca de casa, que además es el lugar de nacimiento del célebre Papa.

Texto: Armando Cerra – Fotos: Turismo de Aragón

Su nombre oficial fue Benedicto XIII desde 1394, y hasta su muerte en Peñíscola se mantuvo en sus trece reivindicando la legalidad de su Papado, aunque cuando falleció en 1423 ya estaba despojado del título de Sumo Pontífice de la Cristiandad. Sin duda se trata de un episodio de intereses creados y conflictos personales que provocaron el periodo conocido como Cisma de Occidente, que en los libros de historia se considera uno de los momentos más convulsos y críticos para la institución eclesiástica.



Y tal capítulo histórico lo protagonizó Pedro Martínez de Luna y Pérez de Gotor, oriundo de la Comarca del Aranda. Nacido en 1328 en las estancias del Castillo Palacio de los Luna en Illueca. Por cierto, tras su fallecimiento, se decidió que sus restos mortales fueran trasladados a su localidad natal y a su palacio familiar. Y ahí permanecieron durante varios siglos, en concreto hasta inicios del siglo XVIII cuando en plena Guerra de Sucesión, el cadáver fue profanado y lanzado por una de las ventanas del palacio. 

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No se recuperó nada. Pero unos días más tarde, unos campesinos hallaron el cráneo del Papa Luna. No dudaron en entregarlo a sus descendientes, lo cuales optaron por conservarlo en su palacio de la vecina localidad de Sabiñán. Ahí se guardó mucho tiempo. Pero nada más empezar nuestro siglo, en el año 2000, el cráneo fue robado. Se tardó meses en recuperarlo, y tras unos años almacenado en el Museo de Zaragoza, recientemente ha regresado a Sabiñán.

Ni que decir tiene, que esa reliquia también la querrían tener en Illueca. Pero el hecho es que a día de hoy se encuentra en Sabiñán. De manera que quien lo desee puede aprovechar la excursión para visitar los dos lugares, que distan algo así como un cuarto de hora por carretera.

Pero volvamos a su lugar de nacimiento. El aspecto actual del Castillo Palacio de los Luna  es muy distinto a como sería cuando vino al mundo nuestro protagonista. Sería más castillo que palacio. Más austero y sencillo. En cambio el edificio que vemos hoy es fruto de muchas modificaciones y ampliaciones a lo largo de siglos.

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No hay que olvidar que estirpe de los Luna fue durante centurias un linaje tremendamente poderoso y con múltiples propiedades en toda la provincia y con títulos nobiliarios diversos como condes de Arjillo o condes de Morata. Eso nos da idea de que la construcción de Illueca siempre fue reformada siendo las últimas modas artísticas. Y si bien tiene una clara herencia medieval y mudéjar, propia de la época del Papa Luna, luego no dejaron de añadirse otros elementos de gusto renacentista o barroco.

Todo ello se descubre durante las visitas guiadas que se hacen al edificio. Unos recorridos en los que hay dos puntos que captan el mayor interés: el Salón del Protocolo y la habitación donde nació el Papa Luna.

El Salón del Protocolo también se llama Sala Dorada, y para comprender el porqué basta con girar la cabeza y ver como ese color domina el techo de madera que se conserva desde hace siglos. Ese techo o artesonado tremendamente decorado y con los escudos de la familia Luna bien visibles es una de las grandes joyas del conjunto. Y por si fuera poco, a su alrededor se despliega un hermoso friso realizado con yeserías elegantemente coloreadas. 

En cuanto a la alcoba del niño Pedro Martínez de Luna se halla en la segunda planta. Y se trata de una habitación relativamente pequeña, si bien nos podemos hacer idea de su encanto medieval gracias a los arcos de yeso que decoran sus paredes y el techo de madera que originalmente estaría decorado con pinturas.

Hay más lugares interesantes en el palacio, como su escalera monumental de estilo barroco, o la portada renacentista que se hizo para la capilla que albergaba los desaparecidos restos del Papa Luna. 



En definitiva, es una visita de lo más interesante. Tanto por lo que representa como por su valor artístico y material. Y por fortuna en la actualidad no es solo un monumento destinado a los recorridos turísticos. Tiene una vida y un uso continuado.

Sin ir más lejos, ahí se encuentra la sede oficial de la Comarca del Aranda. Y también, recientemente ha vuelto a abrir sus puertas la Hospedería del Castillo Palacio del Papa Luna. Un alojamiento de calidad integrado en la Red de Hospederías de Aragón. Buen lugar para comer y también para dormir, porque quién se animé pasará un entretenido fin de semana en la zona. No solo empapándose de la historia del célebre pontífice aragonés. También puede aprovechar para descubrir otros atractivos próximos como el Castillo de Mesones de Isuela, los paisajes de la conocida como “cara oculta del Moncayo” o el Museo del Calzado en Brea de Aragón que nos habla de esta industria tan importante para la economía comarcal.

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