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Estación Delicias: 20 años de historia en Zaragoza

La estación Delicias de Zaragoza se ha convertido en parte del patrimonio de la ciudad desde su inauguración en mayo del 2003

Cuenta con 10 andenes para los trenes y 40 dársenas para los autobuses, además de un parking subterráneo con capacidad para 1.800 vehículos

Texto e imágenes de Armando Cerra

Últimamente, la Estación Zaragoza-Delicias está apareciendo muy a menudo en Enjoy, ya que solemos recomendaros tomar alguno de esos trenes que parten desde aquí para recorrer muchos sitios de la geografía española. Algunos os pueden llevar hasta destinos relativamente cercanos como Tarragona y también a otros más lejanos como Sevilla o Granada. Así que después de tanto nombrar la estación, hemos pensado que estaría bien dedicarle un artículo en exclusiva a ella.

Más aún en estas fechas. Y es que la Estación Zaragoza-Delicias cumple ahora 20 años de historia. Ni más ni menos que han pasado dos décadas desde su inauguración en mayo del año 2003. Aunque hubo que esperar un meses más para la primera llegada de un tren AVE a la capital aragonesa. ¡Cómo pasa el tiempo!

Sin duda, sin la implantación de los trenes de alta velocidad difícilmente se hubiera construido una infraestructura como la actual. Pero por fortuna se concibió como algo más que la parada de trenes AVE. Se ideó como una estación intermodal en la que confluyen distintos tipos de trenes para pasajeros (siempre con pasajeros, nada de tráfico de mercancías). Al igual que acoge la estación de autobuses de Zaragoza. Una parte más que necesaria, ya que antes cada compañía de transporte de viajeros por carretera contaba con su propia estación. De manera que se encontraban diseminadas por diferentes puntos del casco urbano zaragozano.

Por lo tanto desde el principio se pensó que era necesario construir un edificio grande, muy grande. Y el resultado fueron unas dimensiones más que considerables que se reflejan en los siguientes datos. La superficie total de la estación alcanza los 188.000 m2, o sea, casi 19 hectáreas. Tal tamaño lo ocupa gracias a su forma romboidal que mide unos 400 metros de largo por 150 de ancho.

Además el inmueble se desarrolla en tres alturas distintas. Con un vestíbulo superior y tanto las vías del ferrocarril como las dársenas de los autocares en la planta de abajo. En total se disponen de 10 andenes para los trenes y 40 dársenas para los autobuses. A lo que se suma el espacio subterráneo de parking, con capacidad para 1.800 vehículos.

Y todo ello se protege por la peculiar e inconfundible cubierta metálica a base de juegos de triángulos, de luces y de sombras en el interior, y de pirámides alineadas desde la lejanía. Una cubierta que alcanza un peso de 5.500 toneladas. Una mole que acoge todo ese conjunto de andenes, dársenas, oficinas, negocios de servicios, taquillas varias, salas de espera, parking y hasta un hotel en uno de los laterales largos.

Sin duda, enorme. Más aún si se la compara con su predecesora. La vieja Estación de Delicias que está en el frente que comunica con la avenida de Navarra. Se trata de una pequeña construcción erigida en 1932 a base de ladrillo, tejas y paredes encaladas, homenajeando las formas tradicionales bajo el prisma del arquitecto racionalista Luis Gutiérrez Soto, de quién se pueden ver obras suyas por todo el país como los famosos Cines Callao de Madrid. Y también en Aragón, ya que la estación de Delicias tiene una réplica gemela en la Estación de Caminreal, en Teruel, con la que estaba unida por ferrocarril.

Y si nombramos al arquitecto de la original y más antigua también hemos de nombrar a los que proyectaron la actual Estación Zaragoza-Delicias. Fueron el equipo formado por Carlos Ferrater, José María Valero y Félix Arranz, quienes acabaron ganando el concurso de ideas al que se presentaron importantes despachos de arquitectura del panorama internacional.

Todos sabemos que hay polémicas que siempre han rodeado a su obra, pero lo que es incontestable es el que hecho de que esta infraestructura se ha convertido en clave para los zaragozanos y todos aquellos que nos visitan. Y no solo eso, es la primera imagen que se recibe de la ciudad, se desembarque en sus andenes y dársenas, o se llegué por carretera por el oeste. 

Ya es un hito del paisaje urbano, además del germen para toda una barriada destinada a ser el gran escaparate de la arquitectura contemporánea en Zaragoza. Por eso, la Estación de Delicias, con solo 20 años de vida, ya es parte del patrimonio de la ciudad

Millones de viajeros la han visitado en su corta vida. ¿Y tú?

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