Terminamos nuestro repaso a los 18 espacios naturales de Aragón conociendo los humedales de nuestra comunidad autónoma
TEXTO: ARMANDO CERRA
Con los singulares humedales de La Alfranca, Gallocanta y Chiprana concluimos nuestro repaso a los 18 Espacios Naturales Protegidos de Aragón. En los días anteriores hemos disfrutado de los encantos del Parque Nacional de Ordesa, hemos subido a las montañas de nuestros parques naturales, nos hemos quedado boquiabiertos ante la belleza de los Monumentos Naturales repartidos por Huesca, Zaragoza y Teruel, o hemos descubierto los distintos Paisajes Protegidos.
Pues bien ahora ha llegado el momento de adentrarnos en unos espacios únicos, donde el agua es la gran protagonista y la razón de ser de unas formas de vida natural excepcionales. Comenzamos:
Reserva Natural de los Sotos y Galachos del Ebro
Este valioso espacio protegido está enormemente cerca del núcleo urbano de Zaragoza, a tan solo unos 15 kilómetros y su parte más conocida es la Finca de La Alfranca. Y sin duda a ella volveremos unas líneas más abajo, pero hay que decir que la Reserva Natural de los Sotos y Galachos de Ebro se extiende por una amplia superficie perteneciente a varios municipios. No solo a Zaragoza, también a Alfajarín, El Burgo de Ebro, Fuentes de Ebro, Nuez de Ebro, Osera, Pastriz, La Puebla de Alfindén y Villafranca de Ebro.
Es decir, se reparte a un lado del otro del río, ya que sus aguas son las grandes protagonistas, tanto porque riegan salvajes e impenetrables sotos ribereños como porque el cauce modificó su trazado para ir abandonaron meandros a su paso, que se han convertido en los populares galachos. Tanto sotos como galachos son fantásticos reductos para la vida animal de miles de aves. Algunas migratorias y otras establecidas de forma permanente en la zona.
Para afectar lo menos posible la vida de toda esa fauna, hay lugares de la Reserva Natural de los Sotos y Galachos del Ebro que son de acceso restringido y únicamente se puede llegar ahí mediante visitas guiadas. No obstante, lo que todo el mundo puede (y debe) conocer es el Espacio de La Alfranca. Allí nos esperan un conjunto monumental digno de descubrirse, además del Centro Internacional del Agua y el Medio Ambiente, y por supuesto no hay que perderse el bellísimo y singular Jardín de Rocas. ¡Imprescindible!
Reserva Natural de la Laguna de Gallocanta
Cambiamos de ambiente y viajamos a la Laguna de Gallocanta, cuyas aguas se reparten entre las comarcas de Campo de Daroca en la provincia de Zaragoza y la del Jiloca en Teruel. Allí en un altiplano se desarrolla la mayor laguna de agua salada endorreica que hay en todo el continente europeo. Ni más ni menos. Si bien, según la climatología la cantidad de agua va variando e incluso pueden darse momentos en los que se encuentra prácticamente seca.
Por ese aspecto cambiante, la Reserva Natural de la Laguna de Gallocanta merece atención durante todo el año. Siempre es un lugar perfecto para la alimentación de un sinfín de especies, además de ser un hábitat idóneo para el refugio y la reproducción de numerosas aves. No obstante, el máximo esplendor del lugar llega con los primeros fríos otoñales. Es entonces cuando se convierte en parada y fonda para las grullas que llegan desde el norte de Europa. Un espectáculo natural excepcional que se prolonga solo durante unos días. Y que de nuevo se repite a finales de la primavera cuando, estas aves señoriales regresan a latitudes más septentrionales para pasar el verano.
Reserva Natural de las Saladas de Chiprana
Y el tercero de los humedales que se incluye en la lista de los Espacios Naturales Protegidos de Aragón son las Saladas de Chiprana, en el término municipal zaragozano del mismo nombre que se integra en la comarca Bajo Aragón-Caspe. Estamos en un complejo lagunar de origen endorreico de carácter salino. Un ambiente único que merece la pena conocerse no solo por su gran riqueza de aves acuáticas. También es un humedal muy singular por su vegetación, perfectamente adaptada a las condiciones salinas de este territorio.
En total la Reserva Natural de las Saladas de Chiprana incluye hasta seis lagunas o cubetas distintas. Todas con aguas saladas permanentes y profundas, lo cual genera unas orillas muy singulares donde crecen plantas como las salicornias, las sosas, e incluso alguna excepcional en suelos continentales como la ruppia marítima. En definitiva, un humedal único al que hay que llevarse los prismáticos para comprobar cómo sus aguas son ideales para infinidad de aves acuáticas como las cigüeñuelas, los chorlitejos o las fochas.
Una joya de nuestros paisajes con la que acabamos este recorrido virtual por los tres humedales que integran la red de Espacios Naturales Protegidos de Aragón. Os recomendamos hacer un hueco en vuestras agendas y preparar una escapada a estos lugares de gran valor ecológico. Informaros de las mejores fechas para visitarlos, o mejor aún repetir la experiencia en distintos momentos del calendario, para ver como los ciclos naturales modifican su aspecto a lo largo del año. ¡Estamos convencidos de que no os defraudaran!