Una increíble escapada al Delta del Ebro - Enjoy Zaragoza
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A menos de tres horas en coche: la magia del Ebro en su desembocadura

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Paisajes increíbles, gran variedad de fauna o muchas actividades para praticar deporte os esperan en la desembocadura del Ebro

El Delta del Ebro, a menos de 3 horas en coche desde Zaragoza, cuenta con muchos encantos para una escapada ideal

Texto e imágenes de Armando Cerra

A Zaragoza se le llama muchas veces la ciudad del Ebro, algo más que comprensible al crear río y ciudad una de las vistas urbanas más impresionantes de todo su recorrido. Pero como ya os hemos contado en otras ocasiones al hablar del Camino Jacobeo del Ebro o del Camino Natural GR-99 este río, a lo largo de su casi 1000 km. de itinerario tiene enclaves realmente preciosos.

Hoy queremos invitaros a descubrir su último tramo, su desembocadura en el Mediterráneo. Es decir, os proponemos una escapada hasta el Delta del Ebro en la provincia de Tarragona, en Cataluña. Un viaje desde Zaragoza que cuesta menos de 3 horas por carretera, una distancia perfecta para ir un finde, e incluso más días, ya que allí no solo os espera ver como se fusionan río y mar. También os aguarda un paisaje muy sugerente, buena gastronomía, una rica fauna que contemplar y fotografiar, y otras actividades de las que os hablamos a continuación.

Lo primero que debéis saber es que vais a visitar un espacio protegido: el Parque Natural del Delta del Ebro. Algo que se debe a los peculiares paisajes y la vida que genera el río en su último trecho. Hasta aquí llega con unas dimensiones intimidantes, y además sus aguas van cargadas con una gran cantidad de sedimentos acumulados durante todo el recorrido. Por eso tienen un potencial de fertilidad excepcional, además de una gran fuerza escultora capaz de dar forma a estos parajes absolutamente llanos.

Esa llanura y el aporte de materiales es lo que ha configurado el delta durante milenios y le da esa peculiar forma de punta de lanza que vemos en los mapas. Es decir, el delta siempre está avanzando. Aunque en los últimos años, debido al cambio climático y las sequías esa tendencia natural se está invirtiendo.

El caso es que el hombre ha sabido aprovechar la riqueza de esas aguas para generar un gran conglomerado de campos de cultivo, sobre todo arrozales, de lo cual os hablaremos unos párrafos más abajo. Pero no solo los lugareños gozan de la fecundidad de esas tierras ribereñas. También esas zonas son perfectas para las aves. Algunas migratorias y otras estables durante todo el año.

Cuando hagáis vuestra escapada al Delta del Ebro no os olvidéis un par de prismáticos, porque gracias a ellos podréis distinguir infinidad de aves, algunas tan espectaculares como los abundantes flamencos. Aunque la variedad de fauna no se acaba con las aves. En el propio río hay un sinfín de peces, entre los que destaca por renombre y por tamaño, el gran siluro, que también está presente por ejemplo en nuestro Mar de Aragón.

Del mismo modo en el río y en los humedales que genera a su paso viven las anguilas o los cangrejos, así como el vecino Mediterráneo es zona de pesca para diversos mariscos o pescados como la lubina. Todos ellos son ingredientes básicos en la gastronomía del Delta del Ebro, sobre todo si se unen a su producto estrella: el arroz cultivado hasta dos veces al año gracias a las ricas aguas del Ebro.

Sentarse a tomar un buen arroz es indispensable en esta escapada a tierras de Tarragona. Hay infinidad de lugares donde degustarlo. Por ejemplo en los pueblos que parecen vigilar el delta, L’Ampolla al norte y San Carlos de la Rápita al sur. O también es posible saborearlo en el núcleo del Deltebre, epicentro de todo este territorio. 

De hecho en Deltebre comienza una de las actividades más habituales: embarcar para descender navegando los últimos kilómetros del río, llegando hasta la misma desembocadura del Ebro. ¡Una experiencia más que recomendable, ya que os dará una perspectiva completamente distinta tanto del cauce como de su entorno! Y mucho mejor si vuestro peculiar crucero fluvial coincide con las horas del atardecer. Con el ocaso se surge la magia de unos efectos lumínicos fantásticos sobre estos parajes naturales.

Y no podemos hablaros del Delta del Ebro sin hablar de sus playas. A un lado y al otro del río os aguardan algunas estupendas. No solo las urbanas de San Carlos de la Rápita o L’Ampolla. También otras fantásticas, posiblemente más, como la de Riumar, la de la Marquesa o el singularísimo Trabucador, que es una kilométrica franja de arena bañada a un lado por la bahía de San Carlos y al otro por la amplitud del Mediterráneo. 

Delta del Ebro

En esta playa, y también en Riumar, cuyo nombre ya os da pistas que se encuentra en vecindad a la desembocadura, no solo se trata de tomar el sol y bañarse. En realidad, son dos templos para los amantes del kitesurf. Un deporte del que también sabemos mucho aquí, gracias a las magníficas condiciones de viento que hay en el embalse de La Loteta, de lo cual ya os hemos hablado otras veces.

En definitiva, que son innegables los muchos vínculos que hay entre Aragón y el Delta del Ebro. Así que si no lo conocéis, id preparando una escapada lo antes posible. ¡Seguro que os encantará y repetiréis!

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