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A toda velocidad y sobre raíles: viajamos a Calatayud

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Calatayud combina patrimonio, gastronomía y turismo activo, deportivo y de naturaleza a tan solo una hora desde Zaragoza

La cuarta ciudad de Aragón es uno de los lugares mejor conectados de la comunidad, al ubicarse junto a la A-2 y contar con una media de 10 trenes diarios

Texto de Armando Cerra – Imágenes de Turismo de Aragón

Posiblemente la ciudad de Calatayud sea uno de los lugares mejor conectados de toda la comunidad autónoma aragonesa. Y la razón es muy sencilla, no solo está junto a la A-2 que es la carretera por excelencia del noreste de España. Pero es que además, Calatayud tiene su propia estación para los trenes de alta velocidad que viajan entre Barcelona y Madrid, e incluso para otros que viajan a destinos más lejanos de la península como Málaga, Sevilla o Ciudad Real.

En total la unión entre Zaragoza y Calatayud por medio de la alta velocidad ferroviaria tiene una media de 10 trenes diarios. Y los 69 kilómetros de recorrido entre la estación Zaragoza Delicias y la parada en la actual Bilbilis se salvan en apenas 25 minutos. Es decir que nadie tiene excusas para no preparar pronto una excursión a Calatayud, una ciudad que os sorprenderá si no la conocéis.

No os engañamos cuando os decimos que hay mucho que ver en Calatayud. Como avance os diremos que os espera Goya, así como obras incluidas en el Patrimonio de la Humanidad o una de mesoneras más célebres de España: la Dolores. También hay vestigios romanos que nos trasladan a sus orígenes o una judería que se cataloga entre las mejor conservadas de Aragón. En fin, que ya tardas en preparar una escapada a Calatayud.

Para empezar por el principio, vamos a dar una explicación al gentilicio de bilbilitanos. Un término que viene de Bilbilis, la ciudad romana situada todavía a la afueras del casco urbano de Calatayud. Un yacimiento que es una de las visitas inexcusables. Al igual que os podéis acercar hasta el cerro de Valdeherrera donde también se conservan vestigios celtíberos de una época anterior.

Pero una vez que retornéis al núcleo histórico prepararos para ver arte con mayúsculas. No hay otra forma de definir a la Colegiata de Santa María la Mayor, levantada donde antes hubo una mezquita y que todavía conserva un arte mudéjar que la UNESCO incluyó en la selecta lista del Patrimonio Cultural de la Humanidad. Esta iglesia se fundó tras la llegada del rey Alfonso I el Batallador. Un periodo importante en Calatayud, ya que en esa época también se iniciaron otras joyas de su patrimonio como la iglesia de San Pedro de los Francos o la de San Andrés, las cuales igualmente salvaguardan valiosos elementos de arte mudéjar.

Otro templo destacable que hay que ver en Calatayud es la iglesia de San Juan el Real. Un lugar vinculado con dos de los grandes nombres de la cultura aragonesa. El primero, Baltasar Gracián que estudió aquí y más tarde también fue profesor en su colegio jesuita. Y el segundo, un veinteañero Francisco de Goya, que realizó en sus techos unas prometedoras pinturas murales que le servirían para mostrar todo lo que estaba por venir en la carrera del sordo de Fuendetodos.

Además, hay otro tipo de espacio religioso digno de una visita a Calatayud. Es la ermita de la Consolación, la cual se originó como la Sinagoga Mayor. Y es que como hemos dicho en el núcleo bilbilitano todavía se puede caminar por las calles que fueron una histórica judería. En realidad ese pasear por Calatayud es uno de los grandes reclamos que tendréis en vuestra visita a la cuarta ciudad de Aragón.

Paseando se puede llegar a la Puerta de Terrer del siglo XVI que actualmente es la sede del Centro de Estudios Bilbilitanos. O también caminando uno contempla la Fuente de los Ocho Caños de espíritu y formas renacentistsa. O es posible descubrir las fachadas de diversos palacios como el del Barón de Warsage o el de Pujadas de Vezlope.

Y desde luego el paseo tarde o temprano ha de llegar a varias plazas como la del Justicia de Aragón o la del Fuerte. Por no mencionar la plaza más relevante de la ciudad: la Plaza del Mercado o de España con su inconfundible aspecto medieval y sus carismáticos soportales con algunos de los comercios más identificativos de Calatayud.

Pero hablando de establecimientos comerciales hay uno que destaca sobre el resto. Seguro que ya lo habéis adivinado nos referimos al Mesón de la Dolores. Una visita obligada en Calatayud ya que lo tiene todo. Por un lado no deja de ser un monumento como buen ejemplo de arquitectura civil de finales del siglo XV o inicios del XVI. Por otro lado está el recuerdo a la legendaria Dolores, protagonista de jotas, pelis y hasta óperas. Y por último, también está el atractivo de hospedarse ahí o sentarse a su mesa.

Al fin y al cabo, Calatayud es un fabuloso destino gastronómico tanto por su huerta como por sus carnes. Sin olvidar sus vinos de altura con Denominación de Origen. Vaya, que no sabemos a qué esperas para consultar los horarios del trenes de alta velocidad entre Zaragoza y Calatayud.

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