Palacio de la Maestranza, una joya renacentista desconocida
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Palacio de la Maestranza, una joya renacentista desconocida

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El Palacio de la Maestranza es una maravilla de la arquitectura renacentista que suele pasar desapercibida entre los propios aragoneses

Se trata de una joya renacentista que puede visitarse sábados y domingos a partir de las 11 horas

Texto de Armando Cerra – Imágenes de la Real Maestranza de Caballería de Zaragoza

El patrimonio de Zaragoza siempre ofrece nuevos lugares a los que ir. Hoy os queremos hablar de una joya que en muchas ocasiones es una gran desconocida para los propios maños. Nos estamos refiriendo al Palacio de la Real Maestranza, una maravilla de la arquitectura renacentista aragonesa. ¿La conoces? Ojalá que sí. Pero si no es así, no te preocupes ahora te la presentamos y te invitamos a que la descubras en persona.

Zaragoza durante el siglo XVI era una ciudad extraordinariamente próspera y en ella abundaban los acaudalados aristócratas y burgueses que se hacían construir señoriales palacios. Se estima que hubo hasta 200 elegantes casonas repartidas por lo que hoy en día es el casco viejo. La gran mayoría no han resistido el paso de los siglos, aunque hay maravillosos ejemplos como el Palacio de la Audiencia, el Palacio de los Torrero o la actual sede del Museo Goya de Ibercaja, entre otros.

De esos testigos de nuestra historia seguiremos hablando próximamente. Pero hoy nos queremos detener en uno de los más desconocidos y, sin embargo, uno de los que mejor guarda la esencia del Renacimiento en Zaragoza. Es el Palacio de la Real Maestranza de Caballería o Casa de Donlope. Una joya ante la que habéis pasado infinidad de veces yendo por la calle Dormer caminando entre la Seo y el sabroso taperío de la plaza Santa Marta. 

Al ir por ahí, os habrá llamado la atención su potente fachada de ladrillo, abierta por un gran arco en la planta calle, varios balcones y la típica galería de arquillos protegidos por un largo alero labrado en madera. Pues bien, no tenéis porque quedaros ante su fachada. También podéis visitar su interior.

Basta con que os acerquéis los sábados o domingos por la mañana a partir de las 11 y adquiráis ahí mismo la entrada para las visitas guiadas. Salvo en agosto y si hubiera actos de sus propietarios, la Real Maestranza de Caballería, se programan estas visitas guiadas, que desde luego os recomendamos encarecidamente. ¡Os va a encantar!

Este gran palacio lo mandó construir en la primera mitad del siglo XVI el jurista Miguel Donlope. Desde aquí el abogado preparaba sus pleitos, recibía a sus clientes y sobre todo se enteraba de lo más relevante que pasaba en la ciudad, dada la buenísima ubicación de su vivienda, y especialmente de su despacho, con vistas a la zona de la Seo.

Viendo las dimensiones del palacio es evidente que este Donlope alcanzó una riqueza considerable y se mandó construir una residencia donde no faltaba de nada. Por ejemplo, la impactante fachada da paso a un amplio zaguán y exquisito patio interno donde una escalera monumental une todos los pisos de la casona. 

Ese es el comienzo de las visitas guiadas y a partir de ahí se va ascendiendo al resto de plantas, además de que se descubren muchas singularidades y anécdotas de la época. Por ejemplo: ¿sabías que a los más pobres se les dejaba dormir a cubierto dentro de las viviendas? En concreto en este tipo de zaguanes, donde se habilitaba el llamado pitañar, que servía para que se tumbaran un poco en alto y resguardados de la humedad del suelo.

Como decimos la visita por el Palacio de la Maestranza es muy interesante y hasta deslumbrante. En especial en las plantas altas. En la primera de ellas es donde se encontraba el despacho de Donlope y el resto de estancias donde hacía vida la familia.

Y más arriba se encuentra la planta noble. En este caso, son estancias más transformadas respecto a sus orígenes, sobre todo respecto a su mobiliario y decoración. El motivo no es otro que los grandes salones se siguen empleando por parte de los miembros de la Real Maestranza de Caballería de Zaragoza. Esta institución adquirió el palacio en 1912 y fue ella la que ha hecho todo lo posible para mantenerlo en el mejor de sus estados. 

Lo cierto es que cualquier visitante, tras esta parte del recorrido, se sorprende con lo que está viendo. De hecho, no son pocos los zaragozanos que se preguntan cómo es que no habían estado antes aquí. Y eso que todavía no ha acabado la visita. Aún falta por reconocer las caballerizas del palacio, las cuales están a un paso de la catedral, con un patio a cielo abierto y unos pozos de agua abastecidos directamente por el nivel freático del Ebro.

¿Conocías el interior de este monumento tan especial? ¿A qué esperas? ¡No te lo pierdas! Aún así, sabemos que a veces nos da un poco de pereza hacer de turistas en nuestra propia ciudad. De manera que si tienes pronto la visita de algún familiar o amigo, aprovecha la ocasión y antes de iros de vermú el sábado o el domingo entrad a este señorial palacio originado en una de las épocas más florecientes de Zaragoza.

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