Los Infanticos del Pilar forman parte de una institución con varios siglos de historia donde diferentes niños se forman para cantar en un templo
Seguro que alguna vez has escuchado las voces de este coro infantil mientras paseabas por el centro de Zaragoza
Texto de Armando Cerra – Imágenes de la página web de los Infanticos del Pilar
Paseando por la plaza del Pilar a diversas horas de la mañana y del comienzo de la noche, ¿quién no se ha sorprendido escuchando las voces de un coro infantil que resuenan en toda la plaza y el entorno? Muchos zaragozanos estáis perfectamente acostumbrados, pero para aquellos que lo oyen por primera vez, resulta una experiencia de lo más curiosa.
Se trata de los cánticos del coro de Infanticos del Pilar. Así se les conoce popularmente, pero en realidad son los Infantes de la Escolanía del Pilar. Ahora viene otra pregunta, ¿qué es una escolanía?
Seguramente ya te imaginas que es un término relacionado con una escuela, si bien las escolanías en concreto se tratan de coros de niños que se forman para cantar en un determinado templo, al mismo tiempo que reciben formación en otras materias, además de la musical y religiosa. Estas escolanías se hicieron bastante populares en el final de la Edad Media, cuando también alcanzaron su esplendor las capillas de música dentro de las catedrales.
Hubo muchas escolanías repartidas por Europa y también en España, pero hoy quedan solo unas pocas. Pero una de ellas es la Escolanía de los Infantes del Pilar. Una institución con varios siglos de historia y donde se han formado los niños que participan en los cánticos de las dos catedrales de la ciudad, es decir, la Seo de San Salvador y la Basílica de Nuestra Señora del Pilar.
Son los 25 niños de esa escolanía los que cantan cada mañana en la misa de 9 y también a las 20 horas con los tonos de la Salve. Si bien, lo que se oye en el exterior es una grabación de las jaculatorias de la Virgen. Además, estos niños de entre 6 y 12 años de edad tienen otras actuaciones muy importantes a lo largo del año, coincidiendo con festividades tradicionales. Así como cumplen funciones de monaguillo en las ceremonias de los dos grandes templos del Cabildo Metropolitano de Zaragoza.
No obstante, tienen otra labor tremendamente popular. Y es acompañar y ayudar a los niños que entran a la Basílica del Pilar para hacer el tradicional paso ante el manto de la Virgen.
Todos estos cometidos entran dentro del ámbito eclesiástico y ritual de la iglesia, pero además la escolanía tiene su labor educativa. Esos 25 niños están en el periodo de la educación primaria, y reciben tal formación de manera gratuita en el centro educativo vecino a la Basílica. Tras asistir a la misa de 9, comienza su jornada lectiva. Pero eso sí, al ser un grupo tan reducido y ser muy pocos alumnos por curso, reciben casi una atención personalizada por parte del profesorado.
Por cierto, además todos estos niños están becados por el Cabildo. Es decir, reciben una educación gratuita durante el periodo de primaria. Y una vez que concluyen esos cursos, deben abandonar la escolanía para seguir su formación en otros centros. Mientras que se suman otros infantes de seis años al grupo, hasta volver a sumar 25.
Sus asignaturas son como las de cualquier otro niño de su edad, pero a eso se añade la parte religiosa y un destacado apartado musical. Al fin y al cabo, la Escolanía del Pilar se origina como coro infantil y, por lo tanto, esta cuestión es clave en su formación y en su desempeño. Por eso también son alumnos de la Escuela de Música de Santa María, donde no solo reciben clases de canto, sino también formación instrumental.
Se tiene constancia que la institución de los Infanticos ya estaba perfectamente organizada en el siglo XVII. Aunque la tradición ya venía de más atrás. Basta con recordar por ejemplo a Santo Dominguito del Val, un niño cantor de la Seo que vivió en el siglo XIII. E incluso en otros momentos del Medievo se redactaron documentos de nobles que mencionan a los Infantes del coro de La Seo en su testamento.
Hoy en día es una institución con ese enorme peso histórico, pero hay cosas que han cambiado. Por ejemplo, los pequeños ya no tienen que estar internados. De hecho, tras cumplir con el rito de cantar la Salve cada día, vuelven a su casa a dormir. Si bien, cuentan en el centro con dormitorios para los momentos en los que se hace necesario pasar ahí la noche.
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