close

Paseo de la Independencia: realizamos un recorrido por su historia

El Paseo de la Independencia de Zaragoza es, junto a la plaza del Pilar, uno de los principales espacios públicos de la ciudad

Su origen se remonta a hace más de dos siglos cuando los franceses construyeron esta gran avenida a la que llamaron Paseo Imperial

Texto de Armando Cerra

Cuando en Zaragoza hablamos de “el paseo” no hace falta decir cuál. Todos sabemos que es el paseo de la Independencia, el cual junto a la plaza del Pilar es, sin duda alguna, el gran espacio público de la ciudad. De hecho es un habitual en nuestras páginas por la gran cantidad de eventos que aquí tienen lugar: desde los Mexicráneos que lo adornaron para recordar los conciertos del Vive Latino hasta la celebración del Día del Libro, precisamente el 23 de abril, día de Aragón.

Son muchos los actos y acontecimientos que aquí se celebran, y que se han celebrado: manifestaciones, conciertos, exposiciones, desfiles… Y eso solo en sus últimos años, porque estamos hablando de una calle que, sin ser del casco antiguo, podemos decir que tiene más de dos siglos de antigüedad.

Paradójicamente, el que hoy llamamos Paseo de la Independencia se empezó a fraguar durante los años que Zaragoza estuvo ocupada por las tropas napoleónicas, las cuales se hicieron dueñas de la ciudad tras los sangrientos Sitios. Fue el gobierno francés quien decidió hacia el año 1811 abrir una gran avenida hacia la que entonces era la plaza de San Francisco, y que hoy se llama plaza de España. En otra ocasión os contaremos a que se debe ese cambio de nombre. Pero hoy nos ocupa el paseo de la Independencia, que originalmente los franceses llamaron Paseo Imperial.

Antes de eso, esta zona eran las afueras de Zaragoza, y todo el área estaba ocupada por casas de campo, humildes viviendas y huertas. Lógicamente cuando se empezó con aquel proyecto, todo aquello fue derruido para hacer una especie de rue Rivoli parisina, pero al estilo maño. Es innegable que nuestro paseo de la Independencia tiene cierto aire francés, pero aún lo tendría más si los galos no hubieran sido expulsados en 1812. O sea, solo un año después de haber iniciado las obras.

Así que el proyecto que había ideado el arquitecto Joaquín Asensio siguiendo las directrices francesas quedó paralizado temporalmente. Hubo que esperar hasta 1815 para que se retomara, y esta vez con la dirección de otro arquitecto: Martín de Garay. Y también con otro nombre. Ahora este proyecto urbanístico pasó a llamarse Salón de Santa Engracia, obviamente por la cercana presencia de ese templo.

Pero una obra de tales características todavía estaba lejos de concluirse. Tardaron varias décadas y varios jefes de proyecto, entre ellos Tiburcio del Caso. Así que hasta los años 60 del siglo XIX no estuvo terminado el deseado bulevar, donde había un paseo central, los pasos laterales y por supuesto los emblemáticos porches. Una vía imponente y que pronto comenzó a ser la más comercial y dinámica de la urbe. Aquí se acumularon los teatros, los cafés y las tiendas de moda.

Y por cierto, hasta los inicios del pasado siglo XX no se renombró, ahora sí, como paseo de la Independencia. Fue tal la importancia que cobró durante todo ese siglo, que incluso se pensó en prolongarlo hasta la plaza del Pilar. Un proyecto urbanístico del que ya os hemos hablado alguna vez y que hubiera acabado con el Tubo, así como con gran parte del casco viejo. Por suerte se desechó la idea en 1968.

Si el siglo XIX fue la época de su construcción y el XX los años de su gran desarrollo social y económico, hay que decir que el XXI le ha proporcionado importantes cambios. Uno de ellos fue ganar espacio de aceras laterales. Unas obras que también iban a incorporar la creación de un parking subterráneo, pero al entrar la maquinaria y levantar el pavimento, justo ahí apareció un gran yacimiento de época musulmana

Evidentemente aquello paralizó el proyecto y se tuvo que pensar una solución para salvaguardar aquellos restos, que permanecen hoy en el subsuelo. Para haceros una idea de cómo son estos vestigios de la antigua Sarakusta musulmana, hay un gran monolito en el paseo con una maqueta recreando la apariencia de ese tesoro arqueológico.

Y todavía ha habido un cambio más reciente. Algo que muchos recordáis. Es su transformación para acoger el trazado del tranvía por la parte central. Donde antaño hubo un paseo peatonal y luego fueron carriles para los coches, ahora son las vías de tranvía y por ahí circulan diariamente miles de personas. Al igual que también son miles de zaragozanos y visitantes los que recorren a diario el paseo de la Independencia. Muchos de ellos lo usan como zona de paso, yendo de camino a algún otro lugar, pero también muchos otros lo recorren por placer. 

Tal y como decíamos al principio, el paseo de la Independencia, o sea, ir desde plaza de España y hasta plaza de Aragón, o viceversa, es sin duda alguna es el paseo por excelencia en Zaragoza.

También te puede interesar: