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El pasado y futuro del viejo Pabellón de Aragón en la Expo 92

El edificio CREA reabrirá como espacio principal de Campus FP digital Aragón.o

Se trata de un proyecto para adecuar la Formación Profesional a la demanda laboral del siglo XXI  poniendo en marcha ciclos de desarrollo sobre aplicaciones web, Big Data, IA, ciberseguridad y robótica industrial

Texto: Armando Cerra

El Edificio CREA durante años ha sido la sede de la CEOE Aragón y en breve reabrirá como espacio principal de Campus de FP digital Aragón.0. Un magnífico ejemplo de cómo los edificios están mucho más vivos de lo que creemos. Incluso no tiene porque ser inmuebles y pueden viajar de un lugar a otro. Eso ocurrió con esta construcción que en origen fue el Pabellón de Aragón en la Exposición Universal de Sevilla’92. ¿Conoces su historia? Aquí te la contamos.

Tal vez a algunos de los atravesáis a diario el puente de la Almozara entre el Actur y la plaza de Europa os parezca que ese extraño edificio de formas geométricas y aspecto futurista de la avenida Ranillas siempre ha estado ahí. Pero nada más lejos de la realidad. Lo cierto es que el edifico CREA es un gigantesco mecano de piezas metálicas, alabastro y vidrio que se concibió para levantarse muy lejos del Ebro. De hecho se erigió a un paso de otro de los grandes ríos de la península, junto al Guadalquivir. Ahí fue el Pabellón de Aragón durante los 6 meses que duró la Expo Sevilla de 1992.

Al igual que ocurrió en la Expo Zaragoza 2008, también en la sevillana había un apartado importante para los pabellones de las distintas comunidades autónomas, que en aquel caso se ubicaban en torno a un lago. Pues bien, ahí se levantó el pabellón aragonés diseñado por José Manuel Pérez Latorre, el mismo arquitecto zaragozano que años después transformó por completo el Museo Pablo Serrano para convertirlo en el IAACC.

Paradójicamente, desde el comienzo el arquitecto tuvo que concebir el inmueble como si fuera un mueble desmontable. La razón es que estaba previsto devolverlo a tierras aragonesas cuando la Expo de Sevilla echara la persiana. Pero eso no impidió un diseño atrevido, dominado por los muros de alabastro extraído de las canteras de la Ribera Baja del Ebro. Un material tradicional y contemporáneo al mismo tiempo, con el encanto de proporcionar un singular efecto lumínico a los interiores del pabellón.

En total se trataba de un amplio espacio de más de 2.000 metros cuadrados, combinando los ámbitos de exposición y los servicios para almacenes, oficinas o cocina. Sin duda, lo más espectacular del conjunto era la gran bóveda central decorada por José Manuel Broto. En definitiva, se trataba de una moderna presentación de Aragón al mundo.

No obstante, como ya hemos avanzado aquello tenía una fecha de caducidad concreta y muy señalada. Ni más ni menos que el 12 de octubre de 1992. A partir de ese día, se debía desmontar la estructura, embalarla y transportarla hasta tierras aragonesas, para decidir qué hacer con aquel gigantesco puzle.

Sin embargo, llegado el momento se vio que el gasto de toda esa operación era desmesurado. El Pabellón de Aragón ya había costado la nada despreciable cantidad de 2.200 millones de pesetas (unos 13 millones de euros). Pero se vio innecesario costear su desmontaje y traslado.

Por fortuna, entonces en Sevilla se plantearon crear el Parque de los Descubrimientos en la isla de la Cartuja, aprovechando algunas instalaciones de la Expo. Esto permitió llegar a un acuerdo para vender el Pabellón de Aragón por tan solo 1 peseta. Era desprenderse de algo que no se quería. Mientras que en Sevilla soñaban con transformarlo en Museo de Ciencias Naturales.

Pero en todas partes hay proyectos que fracasan, y ese museo nunca se materializó. Y mientras tanto, el Parque de los Descubrimientos se reconvirtió en Isla Mágica, y ahí ya no tenía cabida el viejo pabellón expositivo. Fue entonces cuando la CREA decidió salvarlo de la demolición. Así que lo compró, de nuevo por una peseta, pero con el compromiso de su desmontaje. Era el año 1998 y entonces sí que había un proyecto en firme para el edificio, convertirlo en la sede de la confederación empresarial de Aragón.

Gracias a eso se reconstruyó en su actual emplazamiento. Evidentemente haciendo todas las reformas necesarias para su nuevo uso como espacio icónico de la Confederación de Empresarios de Aragón. Por ejemplo, de las cuatro plantas iniciales se pasó a seis, así como con los años se ha tenido que adecuar a diversas demandas y sobre todo a las nuevas tecnologías.

Y ahora todavía va a dar un paso más allá en ese sentido. CEOE Aragón ha decidido hacer un intercambio con el gobierno autonómico, permutando su edificio por otro espacio más céntrico de igual valor. De modo que el viejo pabellón expositivo va a ser objeto de una nueva transformación. Su futuro inmediato es ser la sede del Campus Digital Aragón.0.

Un proyecto apasionante para adecuar la Formación Profesional a la demanda laboral del siglo XXI. ¿Qué significa eso? Que desde el próximo curso 2022-23 se van a poner en marcha ciclos de desarrollo sobre aplicaciones web, Big Data, IA, ciberseguridad o automatización y robótica industrial. Y todo ello se va a gestionar desde este pabellón viajero que sin duda va a entrar en una nueva fase. ¿Quién sabe si la última?

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