Johan Ferrández de Heredia fue la mano derecha de algunos monarcas y papas y fue un gran promotor de actividades artísticas y literarias
Hace unas semanas os hablábamos de “40 ilustres de Aragón“, la nueva página web que ha elaborado el Gobierno de Aragón. Se trata de un sitio online que conmemora el 40 aniversario del Estatuto de Autonomía aragonés y, por ello, han dedicado cuarenta posts a los personajes más ilustres de nuestra comunidad autónoma. Por este motivo, vamos a hablaros sobre todos ellos basándonos en su información. Hoy será el turno de Johan Ferrández de Heredia.
Nuestro ilustre de hoy fue uno de los caudillos militares con mayor poder. Nacido en Munébrega en el año 1310, perteneció a una familia de la baja nobleza aragonesa. Desde muy joven, ingresó en la orden de San Juan del Hospital en la que se encontraban «monjes guerreros». Se trata de un grupo que habían hecho voto de castidad, pobreza y obediencia. Llegaron a Aragón para enfrentarse a los musulmanes donde controlaban varios territorios por el testamento de Alfonso I.
Una vez allí, Johan Ferrández de Heredia comenzó a ascender puestos dentro de la orden. Llegó hasta el más alto: castellán de Amposta. También se convirtió en la mano derecha del actual rey, Pedro IV, al que ayudó en numerosos conflictos bélicos: rebeliones internas en Aragón y Valencia, ocupar la isla de Mallorca y combatir a los castellanos.
A sus 41 años, fue enviado a Avignon, residencia de los papas, a defender sus intereses. De nuevo, se ganó la confianza de Inocencio VI y se le encomendó mediar en la Guerra de los Cien Años. A pesar de no lograr relajar las tensiones, le recompensó con nuevos cargos en la orden hospitalaria en Castilla y el sur de Francia.
Cuando Gregorio XI se convirtió en nuevo papa, su poder aumentó todavía más. De hecho, en 1377, se le nombró gran maestre de la orden del Hospital y su objetivo era enfrentarse a los turcos. En su expedición a Grecia, le capturaron y encarcelaron durante casi dos años. Tras pagar un rescate y esconderse en Rodas, terminó en Avignon. Y es que la muerte de su principal defensor supuso el Cisma de Occidente donde los cristianos se dividieron en dos bandos que apoyaban a un papa distinto: uno en Roma y otro en Avignon.
Johan Ferrández de Heredia se mantuvo fiel al de Avignon, que en ese momento era su compatriota Benedicto XIII, del que ya os hablamos. Compaginó su labor política con la promoción de actividades artísticas y literarias. Reunió a trabajadores para que tradujesen textos de la Antigüedad y patrocinó el trabajo pintores como Simone Martini. Dentro de su impulso cultural, la confección de obras históricas fue otro punto clave. Mandó redactar una Gran Crónica de España y una Crónica de los Conquistadores. Además, recreó la Guerra de Troya o realizó una edición del libro de Marco Polo.
Finalmente, murió en Avignon a los 86 años. Sus restos fueron trasladados al convento de Caspe y se depositaron en una tumba de mármol construida durante la Guerra Civil. A pesar del voto de pobreza y castidad que os hemos mencionado anteriormente, acumuló una inmensa fortuna y tuvo, al menos, cuatro hijos. Esto dio lugar a uno de los linajes más destacados de Aragón durante siglos.
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Imagen principal e información extraídas de la web de 40 ilustres de Aragón