Pedro Aibar nos cuenta todos los detalles sobre el proyecto de Tr3smano y nos habla de las tendencias vinícolas actuales y las preferencias de los consumidores
El sector vinícola español está en un proceso de continuo cambio en función de lo que el nuevo consumidor pide. Una permanente evolución en el mercado donde coexisten diferentes tendencias de vinos y, cada vez, una polarización creciente. Además, un mercado más cosmopolita que se abre a la llegada de vinos de más países y regiones.
Una de las personas que mejor conoce el sector vinícola español es Pedro Aibar, director general de la Bodega Tr3smano, en la DO Ribera del Duero. Una trayectoria de 37 vendimias, millones de vinos embotellados y su paso por bodegas de Aragón, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Navarra o La Rioja lo avalan. Y lo hacen hasta tal punto de considerarse como uno de los directores técnicos más decisivos del panorama nacional.
P. ¿Cómo surgió el proyecto de Tr3smano?
Érase una vez un navarro, un mexicano y un aragonés… Se trata de un sueño de tres amigos con larga trayectoria en el mundo del vino que habíamos compartido en múltiples ocasiones. Detrás siempre de una buena copa de vino nos dijimos: «¿Por qué no hacemos algo juntos en Ribera del Duero? Pero tiene que ser algo especial dijimos». Y finalmente tomó forma en Tr3smano en Padilla de Duero, en mitad de la Milla de Oro de la Ribera del Duero.
P. ¿Tenías alguna vinculación con la Ribera del Duero antes de poner en marcha este proyecto?
Ninguna. Más allá de una muy buena relación con algunos de los mejores y más famosos enólogos y bodegueros de Ribera. Con ellos también compartía la ilusión de hacer cosas importantes para el vino español, pero en ninguno de los grandes proyectos que había trabajado me tocó elaborar vinos en Ribera del Duero.
P. Originario de Campo de Borja y tras pasar por diferentes bodegas aragonesas, ¿qué diferencias observas entre las diferentes regiones en las que has trabajado?
Cuanta más experiencias acumulas, mejor comprendes la influencia de las condiciones de una tierra y de un clima a la hora de esculpir un vino. En el caso concreto de Ribera del Duero, lo que más diferencia con la mayor parte de las zonas del Valle del Ebro es la influencia de la altitud sobre el nivel del mar.
Se aprecia también mucho las diferencias de un clima, que no tiene tanta influencia del Mediterráneo, como la que hay en el Valle del Ebro. Como dato que ilustra estos dos factores, el Tempranillo en Ribera brota unas dos semanas más tarde en Ribera que en Somontano, Borja o Rioja. Estas experiencias te hacen entender que en cada región existen elementos para poder hacer grandes vinos aprovechando el factor diferencial de cada una.
P. ¿Cuáles son las tendencias actuales en el sector vinícola?
El vino no es ajeno a la necesidad de evolucionar de acuerdo con lo que el nuevo consumidor nos pide. Al igual que ocurre con la gastronomía, hay una permanente evolución en el mercado. Creo que en el mercado coexisten, actualmente, una creciente demanda por los vinos de marcada “tipicidad y autenticidad local”. Vinos con una incesante innovación en tendencias de vinos con menos color, menos grado alcohólico y el uso de variedades de uva innovadoras. Existe una polarización creciente.
Tanto en una línea de vinos como en la otra, también vemos más interés por los vinos elaborados certificados por su bajo empleo de productos de síntesis, certificaciones medioambientales, orgánicos o veganos. Cada vez el mercado es más cosmopolita y abierto a la llegada de vinos de más regiones y países.
P. ¿Cómo se adapta un enólogo a las preferencias cambiantes de los consumidores en cuanto a vinos?
Las tendencias van evolucionando según lo que al consumidor le llega desde la opinión de los críticos, equipos de comunicación de bodegas y comercializadores. Además, de la información sobre el cambio climático y la influencia del vino en la salud y la esperanza de vida. O incluso de las batallas comerciales entre países productores.
Nuestro trabajo consiste en ser capaces de analizar y entender esas nuevas necesidades del mercado sin perder la identidad. Una vez analizadas, intentar incorporarlas en nuestros vinos a través de nuestra base técnica. Si hoy probásemos un vino de Borja, Rioja, Ribera o Somontano de hace 40 años y lo comparásemos con los de hoy, seguramente nos sorprenderíamos muchísimo.
P. ¿Cuál es tu experiencia más memorable como enólogo?
Es difícil, después de 37 vendimias y bastantes millones de botellas embotelladas, elegir una sola experiencia. Sería injusto reducirlos a una sola botella o elaboración. Creo que lo mejor de este trabajo es ilusionarte con la próxima vendimia, confiando en que todavía vas a poder hacer algo para mejorar lo ya conseguido. Nunca perder la ilusión.
P. ¿Cuáles son las expectativas/objetivos de la Bodega Tr3smano para este 2023?
Lo principal es conseguir aumentar el reconocimiento de la marca cada vez en más mercados. Y sin duda, que Tr3smano sea conocido en Zaragoza, es uno de mis principales objetivos para este 2023.
