María de Rada, toda una contadora de historias en diferentes medios, cuenta con una de las voces más míticas de la ciudad, la del Tranvía de Zaragoza
Seguro que todos los zaragozanos, en alguna ocasión, os habéis fijado en una voz tan característica que nos dice: “Próxima parada: Plaza San Francisco”. Pues bien, la voz que se esconde detrás de cada una de las paradas del Tranvía de Zaragoza es María de Rada. Mitad aragonesa, mitad navarra, y aunque no le gustan las etiquetas, se trata de una contadora de historias en diferentes medios.
Y es que su faceta artística es muy extensa: locutora, reportera, actriz, guionista, cómica y formadora. Por ello, convertida en un “todoterreno” de la comunicación, no nos sorprende verla sobre un escenario teatral, delante de las cámaras de televisión o tras una de las voces zaragozanas más míticas. Hemos aprovechado para hablar con María de Rada y descubrir su recorrido profesional, anécdotas sobre esta curiosidad del transporte público zaragozano y sus próximos retos.
P. Observando tu página web, vemos que efectivamente eres locutora, reportera, actriz, guionista, cómica y formadora. ¿Cuál de todas estas te define más? ¿Cómo te presentarías tú misma?
No me gusta definirme ni encasillarme, y es algo contra lo que llevo peleando mucho tiempo. La gente intenta definirnos y encasillarnos todo el rato y yo estoy convencida firmemente de que, en general, todos tenemos muchos talentos y hemos venido a este mundo a brillar con todo lo que hacemos bien o con todo lo que podemos aportar.
A lo largo de mi vida, he trabajado en muchísimos sitios y he hecho muchas cosas, simplemente soy una mente inquieta y realmente a lo que me he dedicado siempre es a contar historias. Cuando he trabajado en la televisión, cuando escribo teatro, cuando he dirigido un documental, cuando trabajo en la radio, cuando interpreto o locuto, siempre cuento historias: delante, detrás de cámara, encima de un escenario, debajo, como presentadora… Si tengo que definirme, diría que soy contadora de historias en diferentes medios.
P. Bueno, y entonces, ¿cuál es tu historia favorita de contar?
Bueno, me encanta contar historias, que aporten algo al mundo. Me gusta pensar que he tomado muchas decisiones en mi vida muy difíciles a nivel profesional. He dejado de trabajar en programas de televisión que no me interesaban, pero donde me pagaban muy bien, he renunciado a sueldos altos precisamente porque a mí me interesan las historias. Al final, lo importante es plantearte muy bien qué tipo de historias quieres contar y para qué, que quieres tu aportar al mundo.
Me interesan las historias que hacen reflexionar y pensar, además de hacer reír, o historias que sean inspiradoras y mejoren el mundo. Las historias más sencillas y las de la gente autentica y de verdad son las que más me gustan. Por otro lado, en teatro tiendo mucho a la comedia, ya que, incluso en mis propios dramas, intento siempre encontrar atisbos de risa. Trato de contar anécdotas graciosas de mi vida, cosas muy patéticas con un fondo de humanidad y humor, supongo.
P. Muchos zaragozanos te conocen sin conocerte y te escuchan cada día, ya que eres “la voz del tranvía”. ¿Podrías contarnos alguna anécdota relacionada con esto? ¿Alguien que te haya parado o te haya reconocido?
Tengo mil anécdotas. Algunas las cuento en mis monólogos, pero, por ejemplo, no sé, una vez mi hermano mandó callar a la gente en el tranvía en las Fiestas del Pilar porque iba a hablar su hermana, imagínate, con la mitad de la gente borracha.
Otro día, una amiga se subió al tranvía y empezó a hacer una ecuesta, gritando si alguien creía que yo era la voz del tranvía. Lo peor es que la gente votaba y opinaba. Otra cosa que me pasa mucho es que la gente, en cuanto se entera, quiere que les haga una parada (risas). No sé, si hubiera cobrado un euro por cada vez que la gente me ha pedido esto, estaría forrada.
P. ¿Cuál es tu parada favorita del Tranvía de Zaragoza?
Ay, no sé, quizá la de Plaza San Franscico, cerca de mis amigas de toda la vida, de mis padres, del colegio donde estudié… Es como que es un poco mi barrio, cerca del Parque Grande, que es el parque, sin duda, de mi vida.
P. Tu recorrido profesional es muy amplio. De entre todos los proyectos en los que has estado involucrada, ¿cuál ha sido para ti tu mayor reto?
Pues supongo que los proyectos que he montado como emprendedora, mis propios proyectos, porque siempre son más difíciles. En Madrid monté una compañía que se llamaba Feas Company, escribí mi primera comedia, Todoterapia, y fue como mi primer proyecto emprendedor por mi cuenta. He escrito varias obras de teatro más, algunas también las interpreto, y con algunas me estoy recorriendo muchos pueblos de Aragón y Navarra, cosa que me encanta.
Y ahora, con mi productora, El Patio de las Pinzas, abrimos la parte de teatro con contenido más social y estrenamos “Un verano invencible” en el Teatro del Mercado en febrero, del 1 al 4 de febrero. Al final, cuando trabajas para ti misma, es mucho más difícil que trabajar para una televisión o medio de comunicación, pero con la gratificación de estar contando las historias que crees que debes contar.
P. ¿Cómo ha influenciado la ciudad de Zaragoza en tu carrera?
Empecé a trabajar en Aragón TV de reportera y redactora cuando tenía 24 años, lo que me llevo a trabajar después en Cuatro, La Sexta, EITB, Canal Extremadura… Zaragoza es una ciudad perfecta para dar los primeros pasos y fue como mi primer trabajo profesional, que me dio el empuje y reconocimiento para todo lo demás, así que estoy muy agradecida.
Hay algo en Zaragoza que tenemos muy nuestro, que no encuentro en otras ciudades, y es que somos muy acogedores y gente de verdad, auténtica y divertida. Creo que los maños tenemos ese punto de locura divertida que nos da el cierzo. Y la rasmia, sin la rasmia no somos nada, y de eso creo que tengo un poquico.
P. Sabemos que tienes distintos proyectos entre manos. ¿Podrías adelantarnos alguno?
Es muy inminente el estreno teatral de mi obra, Un verano invencible, en el Teatro del Mercado (del 1 al 4 de febrero). Además, el 17 de febrero actúo en Utebo con Empoderrada, que no es poco, porque hay mucha gente de Zaragoza que no ha podido venir a verla todavía. Luego seguiré mi recorrido por los pueblos de Aragón y Navarra y algún proyectillo que tengo entre manos, pero que todavía no se puede contar.
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