Córdoba, cuya parte histórica está declarada como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, tiene muchos atractivos para visitar desde Zaragoza
Texto de Armando Cerra
Seguimos repasando el abanico de destinos que nos ofrecen los trenes de alta velocidad que parten de la Estación Zaragoza-Delicias. Y hoy os invitamos a embarcar en cualquiera de los tres convoyes diarios AVE que llegan hasta la bellísima ciudad andaluza de Córdoba.
Tal vez hayáis estado allí y hayáis recorrido los más de 700 kilómetros de carretera que nos separan. Un viaje sin duda largo. Pues bien, en tren de alta velocidad ese desplazamiento se hace en más o menos tres horas y 20 minutos.
Un tiempo más que asumible y que compensa cuando se descubren las maravillas de una ciudad como Córdoba, cuya parte histórica está declarada como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. Y es que allí os aguarda un paseo por la historia y el arte de España de varios siglos, comenzando por la época romana.
Al igual que Zaragoza, la ciudad cordobesa tiene importantes vestigios de tiempos romanos. Y, sin duda, el más espectacular de todos ellos es el conocido como Puente Romano sobre las aguas del Guadalquivir. La foto más típica de la ciudad la sacaréis desde uno de los extremos del puente, donde está la Torre Calahorra, porque con una sola toma captaréis la imagen de sus icónicas arcadas, del anchísimo cauce del río y de la mezquita al fondo. La mezquita, el gran referente del patrimonio cordobés.
En realidad, hay que denominarla como Mezquita-Catedral de Córdoba, al ser un monumento que ha crecido y mutado con el paso de los siglos. Desde los tiempos del Califato cordobés a los posteriores siglos como templo cristiano, cuando se fueron añadiendo elementos propios de los estilos gótico, mudéjar, renacentista o barroco. Solo por esa conjunción de artes y periodos históricos debemos considerarlo un monumento extraordinario.
El viaje de Zaragoza a Córdoba merece la pena solo por entrar al Patio de los Naranjos y de ahí pasar a las arquerías de la sala de oración de la mezquita, donde llama la atención el elegante espacio reservado en exclusiva para los poderosos califas. Y tras ese baño en el pasado musulmán uno se admira de cómo el templo catedralicio católico se integra a las mil maravillas en el conjunto. ¡Imperdible!
A un paso de esta joya del patrimonio español se encuentra el Alcázar de los Reyes Cristianos. Al igual que en Zaragoza poseemos la Aljafería que alojó a las autoridades musulmanas y posteriormente fue la residencia de los monarcas aragoneses, lo mismo ocurre con este alcázar cordobés, el cual tuvo su origen en tiempos de los califas árabes quiénes le dotaron de esa atmósfera tan peculiar. Sin embargo, fueron los reyes cristianos los que construyeron gran parte de los salones que hoy podemos ver. Al fin y al cabo este fue una especie de campamento base para los Reyes Católicos mientras comandaban la conquista de la Granada nazarí.
El Puente Romano, la Mezquita-Catedral y el Alcázar de los Reyes Cristianos son los grandes monumentos de Córdoba. Pero hay más como el Palacio de Viana y sus fantásticos patios, o las ocho iglesias fernandinas mandadas construir por el rey Fernando III el Santo. Por no hablar de museos interesantes, como el dedicado al pintor Julio Romero de Torres, sí, el artista que pintó a la mujer morena, tal y como cantaba Manolo Escobar.
No obstante, nuestro consejo es que no hace falta visitar todo y en cambio sí que es muy necesario caminar. Empaparse de todo el embrujo de la ciudad. Sin quererlo os habéis de perder por la judería para llegar a sitios como la Calleja de las Flores, uno de los sitios más fotogénicos de Córdoba.
También hay que dejarse llevar hasta sitios como la plaza de la Corredera, donde no os faltarán bares y restaurantes para descansar mientras tomáis los platos más emblemáticos de la ciudad, desde los flamenquines al salmorejo local o las berenjenas fritas con miel. Una vez que recuperéis fuerzas volved a lanzaros a las calles y plazas de Córdoba. Y por favor no os perdáis la cuesta de Baílio y la entrada en la plaza de Capuchinos, con el impresionante Cristo de los Faroles en el centro. Al igual que es digna de foto, la plaza de Conde de Priego con el Monumento a Manolete y la iglesia de Santa Marina, uno de los templos fernandinos.
Y si todavía os parece poco semejante derroche de belleza y de historia, también podéis ampliar el viaje a Córdoba haciendo una excursión a Medina-Azahara. Este yacimiento arqueológico de tiempos musulmanes está 8 kilómetros y hay un sinfín de empresas que hacen esta actividad.
¿Qué os parece todo lo que tiene que ofrecer esta ciudad del norte de Andalucía? Es más que interesante, ¿no? Pues queda mucho más cerca de lo que crees gracias a los trenes AVE desde Zaragoza que salen, tanto en horario de mañana y como de tarde, hasta Córdoba. ¡Buen viaje!
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