Borja, la población que da nombre a toda una comarca a los pies del Moncayo es algo más que el lugar donde se llevó a cabo la “restauración” artística más famosa de las últimas décadas: el Ecce Homo de Borja.
Texto: Armando Cerra – Fotos: Turismo de Aragón
¡Cómo pasa el tiempo! Fue en 2012 cuando el nombre de Borja resonó en todo el mundo. Las televisiones, las redes sociales, los periódicos, los medios de comunicación de los cinco continentes ubicaron esta población zaragozana en el mapa. Se produjo todo un boom de visitas a Borja. Aunque muchas de ellas se quedaron en lo anecdótico del Ecce Homo, también hubo viajeros que descubrieron un lugar muy interesante y con unos cuantos atractivos dignos de conocerse. Todos eso encantos siguen ahí, y si alguien todavía no los conoce, desde aquí le invitamos a descubrirlos.
Lo primero que hay que saber es que el famoso Santuario de la Misericordia donde se guarda la pintura restaurada se encuentra a unos cinco kilómetros del casco urbano de Borja. ¿Merece la pena acercarse? Por supuesto. En primer lugar por ver la obra que tanto dio que hablar. No se trata de juzgarla artísticamente, ni de burlarse del resultado. O sí. Siempre con respeto, cada uno puede pensar y decir lo que crea conveniente. Pero quizás lo más interesante del Ecce Homo de Borja sea reflexionar sobre el inmenso poder de las redes sociales y cómo lo más inesperado puede ser un fenómeno global.
Aunque la visita al Santuario es recomendable por más motivos. También para apreciar esta enorme edificación histórica. Y sobre todo para contemplar una amplia panorámica de la comarca, con sus campos de cultivo a los pies y el perfil inconfundible del Moncayo de fondo.
Así que una vez cumplida con la excursión al Santuario hay que volver a bajar y salvar las curvas de la carretera hasta dejar nuestro vehículo en Borja. Por cierto no está de más aprovechar ese trayecto para echarle un ojo al Castillo de la Zuda en lo alto de la población. Es cierto que su estado de conservación no es el mejor, ni mucho menos. Pero merece la pena descubrir este lugar desbordante de historia y de batallas, cuyas piedras ha sido derribadas por el paso de los siglos o por los propios vecinos quienes desde hace mucho tiempo lo utilizaron como estupenda cantera para sus construcciones.
Una vez en el centro de Borja, sin duda el edificio más carismático y hermoso es su Colegiata de Santa María. Un templo de grandes dimensiones construido a lo largo de varias centurias. De hecho se pueden ver restos de sus orígenes en el siglo XII y otras partes mucho más modernas que no se acabaron hasta el siglo XIX. Y entre ambos extremos hay elementos del Gótico, del Renacimiento y el Barroco.
La Colegiata de Borja no tiene pérdida. Basta con levantar la vista y buscar sus dos campanarios. Una de ellas es la Torre del Reloj, la más antigua y con evidentes formas mudéjares. Y a su lado está la Torre de las Campanas, levantada mucho después.
No acaba aquí el interés por la Colegiata de Santa María, también su interior es una visita de las que hay que hacer en Borja. Dentro nos aguarda una única nave flanqueada por diversas capillas como la de la Virgen de la Peana. Y al fondo nos aguarda el Retablo Mayor. Así como merece la pena echarle un vistazo a la vetusta cripta.
Es un templo de gran tamaño. Tanto que en su momento tuvo hasta un Hospital anexo, un espacio que en la actualidad se ha transformado en Museo de la Colegiata. Un museo de arte religioso donde además de pinturas góticas o esculturas policromadas ofrece la posibilidad de contemplar viejos instrumentos musicales.
De nuevo en el exterior, el paseo por Borja nos puede llevar a otros edificios religiosos interesantes. Por ejemplo la arquitectura barroca del Convento de la Concepción, en cuyo claustro pasaría horas y horas la mística y escritora María Jesús de Ágreda. También se pueden visitar las iglesias de San Pedro Mártir de Verona con su atractivo retablo o la de San Miguel convertida en museo arqueológico. Al igual que parte del convento de los Dominicos hoy es el Auditorio Municipal borjano.
Además el paseo nos llevará hasta la plaza del Mercado y la vecina judería de Borja. O descubriremos casonas como el Palacio de las Conchas, el de los Lázaro, la Casa Aguilar o el torreón de los Borja, entro otros elementos monumentales como la Puerta Real de San Francisco.
Esperamos que todo lo descrito hasta ahora os anime a hacer una excursión a Borja. Pero si todavía no lo hemos conseguido, tal vez os atraiga más en su vertiente de capital de la Ruta de la Garnacha. Todo un recorrido enoturístico por las bodegas y campos de la Denominación de Origen Campo de Borja.
La calidad de sus vinos está garantizada al ser una de las D.O.P de vino en Aragón. El mejor lugar para conocerlos es su museo, ubicado en un emplazamiento espectacular: el Monasterio de Veruela, a más o menos un cuarto de hora de Borja. Un monumento que lo tiene todo para merecerse una escapada y del cual os hablaremos próximamente.
Reebok lanza unas zapatillas inspiradas en el Ecce Homo de Borja