El Alma Mater Museum está plagado de obras de grandes artistas como Francisco de Goya o Rafael y de nombres de monarcas como los Reyes Católicos
A pesar de ser el último de los grandes museos que abrió en Zaragoza, presenta una colección con una temática muy antigua
Texto de Armando Cerra – Imágenes del Alma Mater Museum
El Alma Mater Museum es el último de los grandes museos que se abrieron en Zaragoza. Y de eso hace más de 10 años. ¿Todavía no lo has visitado? Tal vez sí, pero por si hay algún despistado aquí os vamos a hablar un poquito de él y de lo que os espera en su interior.
No obstante, aunque se trate de un museo relativamente nuevo, la verdad es que su temática es muy antigua. E incluso al edificio donde se levanta lo contemplan varios siglos de historia. Centurias en las que aparecen los nombres de importantes obispos y arzobispos, ya que al fin y al cabo se trata de Palacio Arzobispal. Pero, además de eso, también su historia está plagada de nombres de monarcas como los Reyes Católicos, de artistas como Rafael o Goya, e incluso de Papas, algunos tan lejanos en el tiempo como el Papa Luna y otro mucho más próximo, como Juan Pablo II que se alojó aquí durante su estancia en la ciudad.
La visita al Alma Mater Museum es tanto el recorrido por el arte religioso que ha generado el cabildo zaragozano con el paso de los años como por un edificio histórico y monumental que tanto tiene que contar. De hecho, sus orígenes se remontan a prácticamente a la conquista cristiana de Sarakusta por parte de Alfonso I el Batallador. Ya que a la inmediata ocupación de la urbe, se nombró un obispo y este mandó construir aquí una torre para que fuera su residencia. Una torre cercana a lo que iba a ser la Catedral de San Salvador.
Eso fue el origen, pero a partir de ahí, se fueron añadiendo más estancias, capillas, un palacio gótico y salones por los que circularon la monarquía aragonesa y la aristocracia eclesiástica de cada época. Ya solo por descubrir cómo fue creciendo el inmueble hasta ser el gran palacio que es hoy, merece la pena la vista. Una gran edificación cercada por la plaza de la Seo donde tiene su fachada más monumental y por el río, por donde se entra al museo. Mientras que sus laterales llegan a la calle Don Jaime y la plaza de San Bruno.
El montaje expositivo es de gran modernidad y se ha preocupado de mostrar cómo fue creciendo la edificación, integrando detalles como ventanales o artesonados en el discurso del museo. Pero además de ello, los amantes del arte, especialmente del arte sacro, tienen en el Alma Mater Museum una visita obligada. ¿Por qué? Porque van a contemplar algunas obras de primer nivel artístico, más allá de su contenido litúrgico.
Es cierto que muchos de los autores presentes en este conjunto de obras son especialmente conocidos y apreciados por los especialistas en arte medieval o renacentista. Tal es el caso de Juan de la Huerta o Franci Gomar, que también trabajó en el retablo mayor y el coro de la Seo, lo cual son palabras mayores dentro de la historia del arte aragonés.
Igualmente está presente la obra escultórica de otro nombre clave en el arte de los retablos en Aragón y España. Nos referimos a Damián Forment, creador del retablo mayor de la Basílica del Pilar o de la Catedral de Huesca. Un escultor magnífico que además contó con colaboradores de renombre como Gabriel Joli, quien también está presente en el catálogo de la colección permanente del Alma Mater Museum.
Pero también hay obras de maestros mucho más populares entre el gran público. Y una buena muestra de ello son dos tapices que diseñó ni más ni menos que el genial Rafael. Dos imágenes que el célebre artista florentino diseñó para el Papa León X y que debían decorar la Capilla Sixtina del Vaticano. Sin embargo, estas maravillas acabaron en el Palacio Arzobispal de Zaragoza.
Y, por supuesto, está representado el gran genio de Fuendetodos. Francisco de Goya retrató en 1800 al arzobispo Joaquín Company. Esta efigie hoy cuelga en el museo y lo hace muy cerca de otros cuadros de autores contemporáneos a Goya y muy ligados con su trayectoria vital y creativa, como son su maestro José Luzán y su cuñado Francisco Bayeu.
En definitiva, que el Alma Mater Museum no solo es una visita recomendable para fervientes creyentes. También los apasionados del arte y la historia de la ciudad deberían descubrirlo. Hasta es muy interesante para todos aquellos quieran sacar ideas para novedosos montajes audiovisuales, ya que es un museo que cuenta con diversas proyecciones galardonadas en certámenes internacionales, algunos tan prestigiosos como el de Cannes.
Os animamos a conocerlo. E incluso repetir la visita de vez en cuando ya que se programan regularmente exposiciones temporales, talleres didácticos y propuestas de actividades para determinados colectivos. Sin duda, una buena idea para la próxima Noche en Blanco de los museos que se celebrará el 25 de junio.
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