Los vínculos entre Zaragoza y Soria son muchos y de enorme calidad. Somos provincias vecinas, ¡ni más ni menos que compartimos el Moncayo!
Además, ¿cuántos sorianos viven en Zaragoza? Muchos. Todos conocemos ejemplos. Y seguro que nos han dicho infinidad de veces que hagamos un viaje a Soria. ¿Les has hecho caso? Merece la pena. Hoy, también nosotros te vamos a recomendar hacer una escapada a Soria capital.
Apenas dos horas de carretera y unos 160 kilómetros separan las dos ciudades. Una distancia más que accesible. Y por si fuera poco, el tamaño de Soria hace que se disfruten con calma de todos sus atractivos en un finde, incluso puede ser una buena opción para una excursión en el día cuando empiecen a alargar las horas de sol.
No obstante, pese a las reducidas dimensiones de la ciudad, os recomendamos llevar buen calzado para recorrerla íntegramente caminando. Dejad el coche, cerca del centro, por ejemplo en el entorno del parque de la Alameda de Cervantes y disponeros a disfrutar de la urbe que ha inspirado a poetas como Bécquer, Antonio Machado o Gerardo Diego.
¿Qué ver en Soria? Comencemos desde las cercanías de la citada Alameda de Cervantes. A su lado, está el Museo Numantino, que obviamente hace mención al famoso yacimiento de Numancia que está a las afueras de la ciudad. Es opcional su visita, pero nosotros directamente nos vamos a encaminar hacia las calles del casco histórico soriano.
Tomemos la calle por la que transita todo el mundo, Collado. Es peatonal y la auténtica arteria de la ciudad. Por ella nos van a aparecer diversos bares, así que aprovechad para echar un ojo a sus barras porque en algún momento tendréis que entrar a tomar algo y paladear uno de los manjares locales: los torreznos.
También el paseo por la calle Collado muestra los comercios de toda la vida en Soria. Y hablando de establecimientos con solera. Aquí os aguarda el Círculo de la Amistad Numancia. Un casino decimonónico y un ateneo cultural que nos propone un viaje a otra época. ¡No os lo perdáis, porque es de los lugares donde mejor se respira la esencia soriana!
Igualmente, desde la calle Collado podéis aventuraros por las callejas y plazas a derecha e izquierda. Siempre os mostrarán lugares cargados de historia y arte. Una buena muestra son las iglesias de San Juan de Rabanera y la de Santo Domingo. La primera junto al edificio de la Diputación y la segunda inconfundible por su fachada románica repleta de esculturas de primerísima calidad. Por cierto, muy cerca de ahí se encuentra el Instituto Antonio Machado, cuyo nombre rinde tributo a su profesor más ilustre.
Sin duda, la mencionada iglesia de Santo Domingo es uno de los principales monumentos que hay que ver en Soria. Pero hay más y todos muy cerca. En el centro. Por ejemplo el imponente Palacio de los Condes de Gomara con toda su esplendoroso arquitectura renacentista. Y desde ahí acercaros a la Plaza Mayor, otro conjunto monumental de lo más fotogénico.
En esta plaza, además de diversas terrazas y negocios donde venden la afamada mantequilla soriana, también hay que contemplar el gran Ayuntamiento que es la Casa de los 12 Linajes. Junto a ella está el Palacio de la Audiencia reconvertido en activo centro cultural. Y por si fuera poco en la plaza también está la Torre de Doña Urraca, el templo románico de Nuestra Señora de la Mayor y la Fuente de los Leones.
En definitiva que es un lugar para pasar un buen rato y recuperar fuerzas, porque todavía nos falta por ver los más singular y espectacular de Soria. Y para eso hay que salir a las afueras. Nuestro destino es el cauce del río Duero, el tercer gran río de España, después del Tajo y nuestro Ebro.
De camino allí se puede ver la Concatedral de San Pedro, la cual podría ser una parada obligada para los amantes del arte. Pero en realidad, lo más interesante está un poco más allá, nada más cruzar el puente sobre el río. Ahí nos aguarda el claustro del antiguo monasterio de San Juan de Duero. Una maravilla patrimonial que suele aparecer, como nuestro Monasterio de San Juan de la Peña, entre las joyas que nos ha legado la Edad Media española.
Desde aquí seguimos por la orilla del Duero y encaminamos nuestros pasos hasta otro monasterio. El de San Polo, en este caso de tiempos de los templarios. Lo cual siempre le aporta magia y misterio, algo que bien supo relatar Bécquer en sus leyendas sobre el lugar. No os perdáis atravesar el arco de este monasterio y seguir andando por la ribera, porque este recorrido es otra de las agradables sorpresas de la ciudad castellana.
Nuestro destino es la ermita de San Saturio, medio construcción medio cueva. Es el monumento más querido por los locales, y una caminata absolutamente imprescindible para los visitantes. Desde ahí podemos volver sobre nuestros pasos. O bien, cruzar por una pasarela peatonal hacia la otra orilla para ascender hasta el Parque del Castillo. Un fabuloso mirador sobre todo el entorno, sobre todo cuando atardece. Un emplazamiento perfecto para sacar las últimas fotos de esta breve pero intensa escapada a Soria.