Santa Brisa apuesta por respetar la receta original de la margarita, que ya se sirve en México, Miami o Los Ángeles… y ahora también en Europa
Quién dijo que una margarita embotellada podía saber a verdad. Es el caso de Santa Brisa, un proyecto que nace en Tequila, Jalisco, y que se expande desde México y Estados Unidos hasta Europa con una premisa clara: respetar la receta original de la margarita.
El proyecto lo impulsa Miguel Oehling, zaragozano afincado en Los Ángeles, que, tras vender su startup en Ciudad de México, decidió emprender de nuevo. Esta vez, no en el mundo tech, sino en el del sabor, ya que quiso crear la margarita perfecta. Y fue hasta el origen para conseguirlo.
Junto a un equipo de mixólogos de primer nivel, diseñó la fórmula usando tequila 100% agave de cocción lenta (autoclave), jugo real de lima, licor de naranja natural y jarabe de agave. Todo elaborado y ensamblado en la cuna del tequila, en Tequila, México, con materia prima selecta y un compromiso claro con el equilibrio y la calidad.
Santa Brisa ya se sirve en México, Miami, Los Ángeles… ¡y ahora también en Europa! Y aunque es una marca mexicana de raíz, tiene un pequeño vínculo con Zaragoza: una parte del proceso de mezcla y embotellado para el mercado europeo se realiza con apoyo de colaboradores locales.
El resultado es un cóctel embotellado que no necesita florituras. Tiene el aroma, la textura y el carácter de una margarita bien hecha. Se sirve directamente, sin shaker ni barrita de azúcares. Ideal para apertivos, sobremesas o coctelerías que no quieren renunciar a la calidad.
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