Perteneciente a la DO Campo de Borja, Bodegas Alto Moncayo ha puesto la Garnacha en el mapa, salvaguardando los viñedos más antiguos de la zona
Los vinos de Aragón son uno de los grandes símbolos de nuestra región. Desde hace décadas, las bodegas de Aragón están haciendo las cosas muy bien, prueba de ello son los múltiples reconocimientos obtenidos en los concursos y certámenes vinícolas, aunque las más jóvenes no se quedan atrás. Uno de estos casos es el de Bodegas Alto Moncayo, cuya historia de amor con el vino comienza en 2002, pero de una forma muy exitosa. Y es que han puesto la Garnacha en el mapa, salvaguardando los viñedos más antiguos del Campo de Borja.
Actualmente, se encuentra inmersa en un proceso de crecimiento controlado, pero sin perder la filosofía de pequeña bodega boutique de altísima calidad con vinos con una fuerte y marcada personalidad. Pero para entender el éxito que han cosechado durante estos años, hay que regresar al pasado.
En sus inicios, el proyecto estaba compuesto únicamente por dos vinos, el Alto Moncayo y el Aquilón. Pero en el año 2003, tras una vendimia muy complicada, nació el Veratón como un producto más fresco y ligero, con una crianza en madera más corta (16 meses). Como afirman desde la bodega, “un vino que pudiéramos decir fuese para todos los públicos”.
Locos por el Vino
Otro de los grandes acontecimientos para la bodega fue la creación del proyecto Locos por el Vino. Un proyecto que pretendía mostrar al mundo que se pueden elaborar vinos distintos procedentes de los viñedos más jóvenes plantados a partir del año 2013. Primero fue el Gruñón, un vino creado junto con Chris Ringland, considerado como uno de los mejores elaboradores de Shiraz del mundo. El resultado fue un vino sorprendente, una verdadera explosión de fruta con una elaboración muy especial, basada en una fermentación muy lenta de la Shiraz, que en combinación con la garnacha autóctona, crea un vino único y muy distintivo.
Para completar la gama, el último año han sacado otros dos nuevos vinos. Por un lado, el Zismero, un vino joven de garnacha, y, por otro, el Barambán, un Garnacha/Tempranillo con 6 meses de madera con estructura y equilibrio; un vino muy accesible que sorprende a todos.
Pese a que para la elaboración de todos los vinos interviene todo el equipo técnico de la bodega, las generaciones más jóvenes han traído un soplo de aire fresco en la elaboración de los vinos, con propuestas juveniles, frescas y con menos aportación de madera. De esta forma, reivindican la idea de que se pueden hacer grandes vinos con las garnachas más jóvenes, pero manteniendo la tipicidad de la DO Campo de Borja.
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