El Gran Hotel es todo un referente en la ciudad de Zaragoza y durante décadas ha sido el alojamiento elegido por las más diversas celebridades culturales. De los más variados orígenes y ámbitos de trabajo.
Texto y fotos: Armando Cerra
El Gran Hotel de Zaragoza es todo un referente de la hostelería en la capital aragonesa. Es un mérito ganado durante su larga historia. Porque aunque su aspecto no lo aparenta, y menos aún desde la profunda renovación que se llevó a cabo para incorporarse a la marca NH Collection, lo cierto es que no tardara mucho en cumplir su primer centenario de vida. Sí. Estamos hablando de un hotel que abrió sus puertas en el lejano año 1929.
Fue el propio rey Alfonso XIII quien promovió su construcción para que la ciudad contara con un hotel a la altura de otras urbes europeas. Y para ello se le encargó el proyecto a un arquitecto madrileño que, unos pocos años antes, ya había trabajado con mucho éxito en Zaragoza. Ese arquitecto fue Antonio Rubio, quien además había proyectado una obra muy cerca del Gran Hotel y que también se mantiene en pie en la actualidad. Nos referimos al Edificio de Correos y Telégrafos en el Paseo de la Independencia.
Y si se comparan ambas construcciones, aunque solo se lleven tres años de distancia, inmediatamente se aprecia que poseen aspectos bien distintos. Mientras Correos es un homenaje a la arquitectura mudéjar, está claro que el Gran Hotel tiene un porte más monumental y señorial. No hay que olvidar el momento en el que se construyó, al final de los felices años 20, y ese espíritu se impregnó en la obra.
Todo se ideó con ese aroma elegante. En el exterior por supuesto, y todavía más en el interior en espacios como el emblemático lobby todavía mantiene su cúpula y sus apoyos sobre columnas. Algo que en su momento era un toque de modernidad y emparentaba el hotel zaragozano con otros establecimientos repartidos por Europa.
No es extraño que casi de inmediato se convirtiera en el mejor hotel de la ciudad, y el lugar al que acudía cualquier visitante insigne. Desde luego que por aquí pasaron todos los políticos y acaudalados empresarios que vinieron a la ciudad durante décadas. Y también fue el alojamiento elegido por las más diversas celebridades culturales. De los más variados orígenes y ámbitos de trabajo.
Aquí se alojó el literato y corresponsal Ernest Hemingway cada vez que visitaba la ciudad. Alguna de esas veces vino acompañado por su cuarta esposa, la también periodista Mary Welsh. Pero en otras ocasiones venía solo o en compañía de otras rutilantes estrellas. Por ejemplo, Ava Gardner, cuya bellísima presencia debió ser una imagen imborrable para todo el personal del Gran Hotel.
No obstante, ha habido más artistas de Hollywood en estas habitaciones. Sin ir más lejos, el Gran Hotel de Zaragoza hospedó a las grandes figuras del elenco de Salomón y la Reina de Saba. De manera que si por la mañana Tyrone Power, Yul Brynner o Gina Lollobrigida filmaban al sol en Valdespartera, por la noche se refugiaban en la comodidad de Gran Hotel y de los bares repartidos por los alrededores.
No acaba aquí la nómina de estrellas de relumbrón internacional. La lista entre actores y actrices, directores, cantantes, rockeros, deportistas… sería larguísima. Pero algunas han de destacar más de otras, y ese es el caso de Walt Disney quien visitó Zaragoza en 1957, y dejó constancia de ello en el libro de firmas del Gran Hotel, donde no solo plasmó su autógrafo, también legó un garabato con uno de sus famosos dibujos.
Y si la lista de personajes internacionales es extensa, en lo nacional es casi infinita. Durante décadas, todos los grandes artistas que han actuado en la ciudad se han hospedado ahí. Y no digamos los toreros. Por aquí han pasado todos los primeros espadas que han dado pases en el Coso de la Misericordia, y casi todos ellos han dejado testimonio gráfico de ello, como Manolete.
Y no solo eso. Otros personajes convirtieron al Gran Hotel de Zaragoza en un lugar muy importante en su vida. Por ejemplo, Carmen Sevilla y Augusto Algueró que protagonizaron lo que en su momento se calificó como la boda del siglo. Pues bien, en aquel acontecimiento, el establecimiento hotelero de la calle Joaquín Costa fue la base de sus operaciones.
Al igual que este fue el alojamiento del rey emérito, que siendo joven pasó un tiempo formándose en la Academia General Militar. Si bien en el cuartel solo pasaba los días, ya que contaba con su habitación en el Gran Hotel de Zaragoza para pasar las noches.
En definitiva, que como decíamos al principio es un referente de la hostelería aragonesa. Prácticamente un monumento en el centro de la ciudad. Un lugar que no solo pueden disfrutar los foráneos. También los locales tenemos la oportunidad de gozar de él. Por ejemplo yendo a su restaurante La Ontina para degustar sus peculiares propuestas de menús y tapas. Al igual que quizás tengamos la suerte de acudir a alguna celebración o boda en los elegantes salones del hotel, y así podremos verlo por dentro.
O aquí va otra posibilidad, ¿por qué no reservar una habitación en el NH Collection Gran Hotel? Una idea fabulosa para pasar un San Valentín diferente. Una fecha perfecta para alojarse en un hotel que tiene tanto y tanto que contar.
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